Reseña: Recientología

Ricardo Rojas, nos introduce a un mundo de fantasía y terror, con su primer libro bautizado Recientología, publicado por Ediciones Liz.

Escrito por Nathy V. Contreras

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Nacido el 2 de abril de 1991, Ricardo Rojas antepone su fecha de nacimiento, en caso de que alguien prefiera los horóscopos a las biografías. Así lo expresa directamente en su reciente obra publicada por Ediciones Liz.  El autor nos introduce a un mundo de fantasía y terror, con su primer libro bautizado Recientología.

Editado en medio de una pandemia, otorgando con ello cierto nivel de simbolismo al nacimiento del escrito, somos guiados por un sendero repleto de criaturas y fenómenos extraños, ocurridos muchas veces dentro de distintivos lugares de Santiago.

Oriundo de Talagante, Rojas disecciona la capital como un forastero inmerso en este laberinto asfaltado, entendiendo y golpeando de frente situaciones santiaguinas que muchos conocemos, pero pocos queremos ver o más bien, admitir.

Ricardo Rojas autor de Recientología ©edicionesliz

La ciudad de concreto es uno de los principales escenarios en que se desarrollan historias de seres indescriptibles y catástrofes de las que el humano es responsable. Mientras que la naturaleza, por otra parte, responde, defendiéndose con desesperados intentos ante el constante asedio humano. Tal como podemos interpretar, por ejemplo, en el cuento Las Tres Serpientes.

La Ciencia, La Vida y El Mito

Recientología se compone de 12 cuentos, que a su vez se dividen en tres fragmentos.

En “La Ciencia”, nos acercamos al mundo natural, a la observación. Un vistazo, tal vez, a la propia profesión de Rojas, quien es biólogo marino. En donde con suavidad navegamos en medio de un océano hechizado y voluble al siguiente paraje.

“La Vida”, se transforma en un complemento nostálgico y personal. Emociones, pérdidas, encuentros furtivos y cotidianos. En donde aparecemos como testigos en medio de una acción preexistente, algo así como mirar los recuerdos de otro a través de una cortina.

En “El Mito” llegamos a la urbe, inquietante, repleta de criaturas acechantes y elementos lovecraftianos, representados en variados relatos como Las gafas de Cristian Benni y La Ciudad Reptante.

La presentación en formato tradicional de Recientología ©edicionesliz

Cada una de estas historias son constantes recordatorios del poder natural, manifestado a través de animales y/o partes de ellos. Haciendo enfoque en una tierra dañada, enojada y mitológica. Así mismo, la ciudad es una cosa viva que devora cada cerro, río y rincón amable que pudiese traer un recuerdo parecido a casa. Desde el asfalto, hasta el complejo mundo subterráneo, otra maraña que debe ser desenredada muchas veces sin éxito por cualquier valiente que se atreva a bajar a las fauces del inframundo que dormita en la metrópoli.

La naturaleza por otra parte responde defendiéndose ante el constante asedio humano.
Tal como podemos interpretar en el cuento Las Tres Serpientes.

En Recientología existe una denuncia que se repite en varios capítulos. Habla de nuestra propia responsabilidad como seres humanos en el mundo, en la destrucción y caos que generamos en un equilibrio natural mancillado y roto por nuestra propia mano. Un posible vaticinio de un futuro (o presente) en el que, si no se presenta un cambio, lamentablemente cada ciudad de hierro engullirá cuanto espacio verde del planeta quede. A fin de cuentas, un claro reflejo de nuestros propios demonios urbanos.

Opinión personal

Si te gustan los cuentos y relatos cortos, Recientología es algo que no demoraras en devorar. Nota aparte, la presentación física del libro es bellísima, ya que la editorial trabaja con técnicas tradicionales de encuadernación.

En el camino puedes toparte con diferentes voces narrativas, algunas veces livianas y rápidas, otras casi a la antigua, dando un cierto sabor a libros leídos tiempo atrás. Lo que me hizo pensar que tal vez se quiso echar toda la carne a la parrilla, porque la energía de los relatos varía constantemente.

Hay relatos incómodamente sensoriales como Autofagia, en donde cada descripción perturba a medida que avanza. Algo tremendamente positivo, porque si logra afectarte a nivel sensorial es porque está bien escrito. Mi favorito personal: Las gafas de Cristian Benni, influencias lovecraftianas y descripciones espeluznantes a la orden. ¡Tremendo cuento! Una vez pase el tiempo como para olvidar los detalles, volveré a leerlo para disfrutarlo nuevamente.