Backstage, de Angie Ocampo: el lado oscuro de la fama

Un nuevo libro de Wattpad para nuestras estanterías: Backstage, de Angie Ocampo, una historia sobre fama, adicciones y amor.

Escrito por Ktlean

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Esta es la era Wattpad, sin duda. Basta mirar las vitrinas de las librerías y los catálogos de las editoriales para darse cuenta. O pasearse por las cuentas de Bookstagrammers, Booktokers y Booktubers o cualquier otro grupo de reseñadores en redes sociales. Las novelas de autores de Wattpad proliferan porque todo indica que son lo que la gente quiere leer.

Es lo que sucede con Angie Ocampo, autora colombiana que cuenta con millones de lecturas en la plataforma y dos libros publicados en físico: Indestructible, por Nova Casa Editorial, y la que nos convoca, Backstage, publicada por Planeta.

¿Qué historia nos cuenta Backstage? ¿Quiénes son Chelsea Cox e Isaac Statham? Esas son las preguntas que responderemos a continuación.

La historia

Chelsea Cox es una estrella de la música Pop. Más que eso, es una súper estrella. Conocida en todo el mundo, alabada por sus fans, seguida de cerca por la prensa y con una vida que, desde afuera, puede parecer idílica. Solo que no lo es, ni de cerca. Lo que la gente puede ver como un día a día lleno de lujo, belleza y fiestas, no es más que una prisión para Chelsea, que encuentra en el consumo de sustancias el único escape a su realidad.

Pero dicho consumo se ha convertido en una adicción que la está llevando a lugares aún más oscuros, como el suicidio.

No ayuda el hecho de que su madre solo la vea como una máquina para producir dinero, que su padre lleve años sin hablarle, que su hermano esté lejos, que su novio la maltrate y engañe y que toda la gente que la rodea sean sus empleados y no sus amigos. Quizás debido a eso, cuando conoce a Isaac Statham, un jugador de béisbol con tantos problemas como ella, siente una conexión inmediata, un interés que va más allá de la atracción física. Y es que Isaac parece ver mucho más de lo que Chelsea muestra en el escenario.

A pesar del interés de ambos, la vida se encargará de apartarlos, hasta que se reencuentren en el lugar más inesperado, donde los dos planean mejorar al fin.

Hablemos de adicciones y salud mental

Los lectores de hoy son más críticos que los de antes. O no, lo que pasa es que los lectores de hoy tienen más posibilidades de que su opinión se lea, se escuche e incluso se viralice. Todo esto gracias a las redes sociales que han permitido que cualquiera pueda emitir su opinión, sea negativa o positiva, sobre un libro, película, serie, manga, etc. Eso, junto a un mayor cuestionamiento de diversos comportamientos sociales e individuales, ha hecho que hablar de ciertos temas sea un terreno pedregoso para los creadores.

Y está bien. Esa exigencia de parte del lector o espectador nace de una necesidad por buenos referentes, por hablar de ciertos temas de manera sana, madura, respetuosa y a la vez sincera. Pero lo que se olvida a veces es que con ciertos temas el creador debe cruzar la línea de lo «políticamente correcto» e incluso abandonar esa zona, sobre todo si la ficción está contada desde la perspectiva de alguien que evidentemente no entiende qué es lo que está mal en su comportamiento.

Hace no mucho, con el estreno de la segunda temporada de Euphoria, muchos dijeron que la serie romantizaba el consumo de drogas porque el personaje de Rue (Zendaya) disfrutaba cuando estaba bajo los efectos de algún estupefaciente. Dicha crítica olvidaba todo el resto de escenas donde ese mismo personaje lo pasaba mal, como cuando tiene sobredosis o está en abstinencia, sin contar por supuesto con el efecto negativo que sus adicciones tiene sobre quienes la quieren, principalmente su madre y hermana.

Pero nos quedaremos con el discurso crítico frente a un personaje adicto que disfruta cuando consume para ilustrar el punto anterior, uniéndolo con Backstage.

La novela de Angie Ocampo tiene dos personajes adictos: Chelsea, a diversas sustancias, e Isaac, al alcohol. Ambos disfrutan de sus propias adicciones porque para ellos son un escape. Vemos a Chelsea en varias ocasiones no solo disfrutar mientras está drogada, sino ansiar consumir cuando no. Las sustancias que introduce a su cuerpo le permiten olvidar sus problemas, sentirse «mejor», volver a una zona de confort a la que se ha habituado después de largo tiempo consumiendo. Lo mismo sucede con Isaac y su afición a beber.

También vemos una negativa a reconocer dicha adicción, sobre todo en él. El beisbolista se considera a sí mismo un bebedor social o un bebedor funcional. Es solo cuando el alcohol le impide jugar bien y pone en riesgo su cercanía con Chloe, su hija, que de verdad entiende que está mal. Algo similar sucede con Chelsea, que debe terminar un par de veces en la clínica y sufrir un accidente grave para comenzar a comprender el alcance de lo que se está haciendo a sí misma.

Este viaje es lo que ayuda a dilucidar cuándo una obra que trata sobre las adicciones no está romantizando el consumo. No importa cuántas escenas de Chelsea o Isaac pasándolo bien mientras están drogados o bebidos nos muestren antes, lo esencial es que llega un punto en que dicho consumo problemático genera una crisis importante. Lo mismo que en el caso de Rue.

En ambos casos, Backstage y Euphoria, se agradece porque es claro que el público que se acercará a ellos será mayoritariamente juvenil. Y es importante que estos temas se hablen no mostrando solo a adictos cuya vida ya es un completo desastre, sino recordando que cualquiera puede caer en esto, ya sea una adolescente o dos famosos con dinero y vidas supuestamente perfectas.

Se agradece también el tratar directamente la terapia, los centros de rehabilitación y, a pesar que Backstage es un libro de romance, no caer del todo en ese discurso tan peligroso que dice que una pareja puede salvarte de tus problemas solo con su amor.

Por todo esto, Backstage es una novela no solo divertida y con una prosa en primera persona que permite conocer muy bien a los personajes; también es una obra que se permite hablar de temas complejos sin temor a mostrar sus distintas aristas.