Conociendo el cómic peruano: Rupay, violencia política en el Perú 1980-1985

La obra de Cossio, Rossell y Villar propone tanto un formato como un uso poco habitual para la historieta: la crónica histórica.

Escrito por Orin

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Existe un epíteto para el cómic que, para quien suscribe, siempre ha sido ruidoso, problemático; a saber, el concepto de “novela gráfica”.

Esto porque tal epíteto –que muchas veces funciona como definición– tácitamente otorga a la novela un lugar primordial y privilegiado dentro de los soportes que tiene el relato para darse a conocer masivamente.

¿Qué se busca con llamar al cómic “novela gráfica”? Muchas veces su objetivo es “subirle el pelo” a la historieta, posicionarla al “excelso nivel” de la novela, acreditarla frente a otros formatos “adultos” –y con ello, a su vez, a las y los consumidores–.

Lo anterior es absurdo e innecesario. Como intentamos argumentar en otro artículo, el cómic pertenece antes al ámbito de la visualidad que al de la textualidad, y es desde ese registro –el visual– que se inscribe dentro de la narrativa. En esto seguimos al teórico de la historieta Thierry Groensteen:

[…] existe un género narrativo y muchas especies narrativas: novela, filme, obra de teatro, pero también historieta, fotonovela y, por qué no, ballet y ópera, sin perjuicio de las que nacerán mañana de los progresos de la tecnología […]. Naturalmente, cada especie narrativa le propone al público un modo de exposición al relato, y dispone de competencias propias.

Sistema de la historieta, NautaColecciones 2021, p. 18.

Esta aclaración conceptual no solo busca ayudar a ponderar correctamente al cómic, sino también, y quizás por sobre todo, persigue evitar que esta especie narrativa retroceda a una mera función ilustrativa respecto del relato textual.

La obra peruana Rupay. Violencia política en el Perú 1980-1985, en este sentido, está justo al borde del abismo de la ilustratividad.


Rupay y su curiosa utilización del dibujo

Publicada en 2016 por el sello Reservoir Books de Penguin Random House, la obra que nos convoca aborda alrededor de cinco años de violencia armada en Perú, protagonizados por los actos subversivos del Partido Comunista Sendero Luminoso y la represión efectuada por el gobierno.

Su objetivo es ofrecer una mirada retrospectiva sobre los hechos, un análisis crítico respecto de la historia reciente del país a partir de una serie de ensayos historiográficos antecedidos por la narración visual a través de viñetas de los principales hitos del conflicto político.

Es decir, cada capítulo de la obra está estructurado por dos a tres páginas en viñetas que ilustran los acontecimientos, apartado gráfico desarrollado por Jesús Cossio, y un texto de en promedio dos carillas, escrito por Alfredo Villar y Luis Rossell, que amplía y reflexiona sobre lo visto en imágenes.

Dadas estas características, Rupay debe considerarse como un documento que ensaya una perspectiva sobre la historia de violencia en Perú. Por tanto, la obra pretende ofrecer una mirada objetiva sobre los acontecimientos sin dejar, en lo posible, espacio para la ficción.

Lo anterior la vuelve un producto muy singular. Esperamos que alguna lectora o lector de esta nota pueda refutar esto, pero creemos difícil encontrar un trabajo semejante en Chile.

Es cierto, el cómic político existe en nuestro país –ejemplos recientes son Los años de Allende y Los fantasmas de Pinochet, por nombrar algunos–, pero desconocemos alguna publicación, casi de carácter académico, desarrollada al unísono con una historieta. (Insistimos, si alguien conoce alguna, háganoslo saber).

El cómic, ¿un medio para o un fin en sí mismo?

Si quisiéramos definir en pocas palabras el arte de Jesús Cossio plasmado aquí, diríamos que se caracteriza por una invariable regularidad. Desde la composición de la página, la distribución de las viñetas, la articulación entre figuras y fondo, hasta su narración visual, se mantienen incólume durante toda la obra.

Esto por supuesto le confiere homogeneidad a la publicación. Además, añade un recurso novedoso y pocas veces visto en este tipo de concepción tradicional de la historieta: de vez en cuando intercala fotografías documentales entre la serie de dibujos.

Sin embargo, la narración visual de Cossio carece en gran parte de autonomía. Las viñetas tienden constantemente a lo anecdótico, a ilustrar lo que luego será desarrollado por el texto. Y esto nos lleva a hacernos algunas preguntas: ¿Qué tan necesaria era la mixtura de lenguajes? ¿Pudieron la prosa y la narración visual secuencial haber cumplido el objetivo de manera independiente?

Con todo, Rupay. Violencia política en el Perú 1980-1985 es una obra interesante, un híbrido inusitado en el medio que asume la responsabilidad histórica de interpretar el pasado, y permite al cómic participar activamente de ese ímpetu.

Pero no dejamos de ver cierta contradicción en su fundamento. Un trabajo investigativo tan reflexivo y riguroso, ¿no debió proponer una mirada igualmente reflexiva y contemporánea respecto de la historieta? ¿Qué tanto se separa de la ilustratividad esta “novela gráfica”?