Cada vez que se estrena una película de superhéroes, el enfoque de las opiniones ya no recae en la narrativa, los personajes o incluso la historia. Por el contrario, se centra en las expectativas que se han creado sobre ella y si logra cumplirlas o simplemente las ignora. En los últimos tiempos, ha habido casos emblemáticos como «Doctor Strange: Multiverse of Madness» o «Ant-Man: Quantumania», donde el público y parte de la crítica especializada evaluaron la película no por sus propios méritos, sino por lo que se suponía que debían ser, especialmente en el caso de la película dirigida por Sam Raimi. Teniendo esto en cuenta, nos encontramos con el último estreno de superhéroes: «The Flash», una película que ha sido víctima de su propio marketing, que la anunció como una las mejores películas de superhéroes, una cinta que cambiaría el género y que se encargaría de darle inicio al nuevo universo cinematográfico de DC esta vez a cargo de James Gunn y Peter Safran, así creando expectativas inapropiadas en relación con lo que su director realmente tenía en mente.
Lo cierto es que «The Flash» es una película muy divertida, emocionante y profundamente emotiva, que nos cuenta la historia de un duelo que aún atormenta a nuestro protagonista, Barry Allen, y su lucha por cambiar el destino trágico de su familia.
Para lograr esto, la película se sitúa cronológicamente después de «Zack Snyder’s Justice League» (lo confirmamos a través de un pequeño diálogo) y narra el día previo a un evento importante en la vida de Barry. Durante el primer acto de la película, transcurren una serie de acontecimientos que llevan al héroe a decidir viajar al pasado, a pesar de las advertencias de Bruce Wayne (Ben Affleck), para regresar al fatídico día que lo cambió todo. Sin embargo, las repercusiones de una pequeña acción crean un efecto mariposa con consecuencias tan grandes que modifican todos los eventos que han tenido lugar desde «Man of Steel» en adelante. Para restaurar el canon original, Barry debe asegurarse de que su versión en esa línea temporal adquiera sus poderes y, también, contar con la ayuda de Batman, aunque descubre que no es el Batman que él conoce (Michael Keaton).
Así es como la película comienza a desenvolver su trama con un gran ritmo narrativo y esto es gracias a la dirección de un Andy Muschietti (Mamá) desatado, divertido y muy creativo en numerosas escenas de acción y comedia, que, aunque no siempre funcionan al 100%, sí lo hace en la gran mayoría de estas.
El guion, a cargo de Christina Hodson (Bumblebee), también cumple de gran forma con lo suyo, y se da el tiempo de explicar de manera ingeniosa las reglas de los viajes en el tiempo y cómo estos crean el multiverso, tomando como referencia a «Back to the Future». Sin embargo, si nos detenemos un momento, tal vez podamos encontrar una referencia mucho más cercana al estilo de esta película en otra cinta que toca fibras y tonos muy similares a «The Flash», como es «About Time«, una película más que recomendada.
Otro de los puntos altos los encontramos en sus protagonistas, como lo son Michael Keaton como Batman, a Sasha Calle como Supergirl (que pudo haber tenido mucho más tiempo en pantalla) y, sobre todo, a Ezra Miller haciendo una doble interpretación de Flash/Barry Allen ofreciendo una de las mejores actuaciones en el mundo de los superhéroes, mostrando su amplio rango actoral con dos personalidades muy marcadas, transitando desde lo más emocional hasta lo más lúdico.
«The Flash» no pretende ser una película perfecta y esta elección se hace evidente cuando está a punto de alcanzar su máximo potencial, pero decide no hacerlo. Esta decisión es comprensible y respetable, especialmente si tenemos en cuenta los cambios que han ocurrido dentro de la compañía, incluyendo la llegada de Peter Safran y James Gunn como nuevos líderes de DC Studios.
Pero si analizamos las decisiones tomadas, uno de los aspectos más criticados es el CGI, que a simple vista no cumple con los estándares que se esperarían de una película con el presupuesto de «The Flash». Sin embargo, el director mismo ha salido en defensa de este aspecto, argumentando que el CGI fue diseñado intencionalmente de esa manera, ya que busca representar cómo Flash percibe las cosas dentro de la Speed Force. Aunque esta explicación pueda ser válida, el hecho de que el director tenga que justificar este aspecto sugiere que la narrativa podría haber fallado, lo cual es un problema de dirección que afecta tanto los aspectos técnicos como narrativos de lo que podría haber sido una película impecable.
Entonces, ¿logra «The Flash» cumplir con las expectativas? La verdad es que eso será algo que cada persona deberá juzgar por sí misma. ¿La cantidad de cameos fue suficiente? ¿Es tan graciosa como se esperaba, o tal vez menos? ¿Cumple con la propuesta que previamente estableció Snyder? O esto no le importa. La película sí cumple con su propia propuesta, cerrando los hilos argumentales que inició. Y es que en una industria donde cada vez es más es difícil encontrar películas individuales de superhéroes que se rijan por sus propias reglas y presenten personajes con los que realmente empatizamos y comprendemos sus emociones porque están puestas en pantalla, «The Flash» merece ser aplaudida y nos deja satisfechos al salir de la sala de cine.
The Flash ya se encuentra disponible en los cines a lo largo del país