Hellblade: Senua’s Sacrifice – Psicosis en la mitología nórdica

Ambientado en la cultura celta y la mitología nórdica, Hellblade Senua’s Sacrifice muestra la psicosis y cómo se sufre con esta enfermedad.

Escrito por J Martínez

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Es posible que los videojuegos sean la manera más efectiva de hacer que el espectador (en este caso, jugador) llegue a empatizar con un personaje. Es bastante obvio el porqué; no nos limitamos a observar lo que este hace, somos nosotr@s quienes hacen las acciones, quienes fallamos, quienes superamos las pruebas, y, cuando existen otros personajes bien construidos, quienes nos encariñamos con estos.

Por esto es que Hellblade: Senua’s Sacrifice es tan brutal al mostrar lo que busca mostrar; porque vivir con psicosis es así de brutal. Desarrollado por Ninja Theory, el juego nos hace parte de la historia de Senua, una guerrera picta, que debe viajar al inframundo para salvar el alma de su amado de los dominios de la diosa Hela. El giro llega en que Senua padece de psicosis, lo que ella ve como una maldición que la atormenta.

Senua y el entorno

Comentarios rápidos sobre lo típico

Es fácil analizar este juego desde un punto de vista mecánico, porque la verdad es que no hace nada extraordinario. Pero esto no termina de quitarle calidad.

El control es un poco tosco y lento, aunque esto se puede excusar en que Senua está la mitad del tiempo herida. Es molesto cuando tenemos que desplazarnos distancias largas, pero tampoco es que la protagonista sea extremadamente lenta. Lo que sí termina de excusarse es la tosquedad del combate que, aunque es simple y repetitivo, cumple con creces lo que quiere demostrar.

Estructuralmente, Hellblade Senua’s Sacrifice es un pasillo con poquísimas ramificaciones. El 95% del juego consiste en ir de A a B, resolviendo el puzzle de turno o derrotando a los enemigos que aparezcan en el camino. Pero fuera de sonar poco llamativo, la verdad es que alargar más el juego, con múltiples caminos y/o cosas que hacer, habría afectado la calidad de este.

Técnicamente, se ve bien. Ni más ni menos. Aunque tiene texturas buenas, en muchos momentos se ven las costuras del motor gráfico, además de los cortes en gastos (como que el menú sea feísimo) que se debieron hacer al ser una producción relativamente pequeña (indie triple A, le dicen).

Por último, el juego dura bastante poco. A mí me duró cerca de 9 horas, pero entreteniéndome mucho con el modo foto y buscando un par de “coleccionables” extras. Ahora, tampoco cuesta los 60 dólares que cuesta un triple A, pero no es que tenga el valor de un indie. Lo que sí, esas 8-9 horas puede que sean unas de las más intensas que puedes encontrar en el medio.

Un paso en la dirección correcta

A pesar de ser poco común, no es primera vez que un videojuego se aventura a tratar enfermedades mentales. Sin rebuscar demasiado, la saga Silent Hill hace un gran trabajo en mostrar la depresión, mientras que Dark Souls hace lo mismo de una manera menos directa. En los últimos tiempos, títulos más independientes como GRIS o Celeste han hecho lo suyo con temas como el duelo o la ansiedad.

Pero ninguno de estos es tan directo para mostrarlo como lo hace Hellblade: Senua’s Sacrifice. Su representación de la psicosis es brutal y real. Tan real, que Ninja Theory se apoyó en instituciones, científicos y personas que estudian y/o padecen esta enfermedad para representarla de forma correcta.

Para esto, es obligatorio jugar con audífonos. El título es, probablemente, el mejor ejemplo que se puede dar de un audio 3D bien utilizado, tanto en la localización de los sonidos como en la calidad de estos. ¿Por qué? Pues porque nuestra protagonista escucha voces en su cabeza. Es más, nosotros solo somos una más de ellas. Jugar con audífonos es esencial para escucharlas, ya que son parte fundamental de la historia de Senua.

Lo típico tiene un sentido

Es cierto que el juego, estructural y mecánicamente no tiene nada novedoso. Tampoco hace nada nuevo en el combate; hay un golpe fuerte, uno rápido, bloqueos, contraataque y tiempo bala. Poco más. Quizás su mayor novedad sea representar de gran forma la cultura celta y la mitología nórdica, aunque tampoco es que eso nunca se haya visto.

Pero cada uno de estos apartados tiene un sentido en la historia (y cabeza) de Senua. Su psicosis la hace ver cosas que no están ahí, escuchar voces que no debería escuchar, e imponerse retos que quizás no debería tomar.

Todos los “puzzles” del juego consisten en encontrar algún patrón (o figura) en el escenario, o atravesar puertas mágicas hasta que encontremos el camino correcto. Lo de las puertas mágicas la verdad es que tiene poco de puzzles, pero lo de los patrones es un más poco interesante, ya que estos nacen de la misma investigación que hizo el estudio.

La gente que padece de psicosis suele buscar y ver patrones y/o figuras en lugares en los que, realmente, no hay nada. Como cuando el mundo estaba obsesionado con los illuminatis y veíamos pirámides con ojos en todos lados. En el juego, Senua deberá encontrar runas en los elementos del escenario para abrir ciertas puertas, mostrando esta condición.

Al mismo tiempo, el combate, a pesar de pecar de simplista, es extremadamente tenso, cosa que ni juegos con grandes sistemas de combate logran. Claro, Hellblade hace un poco de trampa con la supuesta mecánica de permadeath, ya que al comienzo del juego te dicen que, si mueres muchas veces, se borrará tu partida permanentemente.

Pero no solo es esto lo que hace que el combate sea increíblemente tenso. Es la enfermedad de Senua. Es que esta maldición está agotándola cada vez más, es que las voces en la cabeza están, constantemente, recordándole que no debería estar ahí, que no es lo suficientemente fuerte y que, probablemente, fracase.

Comentarios finales y conclusiones

Hellblade Senua’s Sacrifice es un juego increíble, aunque es difícil decir que es uno de los mejores juegos de la historia, porque, como se dijo, estructuralmente es bastante típico.

Aunque no por eso deja de ser un juego sumamente importante. No por esto deja de ser una de las experiencias más intensas que puedes tener. Además, muestra de manera brutal (y, según se dice, real), lo que es vivir con psicosis, una enfermedad de la que probablemente sepas poco.

Y no es que no tenga cosas malas. Por ahí es difícil saber si todo lo que jugamos ocurre realmente o solo son cosas que ocurren en la cabeza de Senua (aunque el final lo deja bastante claro). Además, toma el riesgo de ludificar las enfermedades mentales, con el peligro de dar el −erróneo− mensaje de que la psicosis es divertida.

Pero la verdad es que, con un mínimo de esfuerzo (y quizás con algo de empatía), Hellblade Senua’s Sacrifice se puede transformar en una experiencia que te marque por siempre. Porque, pocos juegos te muestran cosas tan brutales, y de pocos te puedes llevar lecciones que te ayuden a entender a aquellos que es más difícil entender.