The Punisher MAX: El castigo máximo

La brutalidad de Punisher MAX, concebida por el autor reconocido por sus sátiras contra los cómics de superhéroes, el irreverente Garth Ennis

Escrito por Diego Nicolás

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Cuando se creía que El Castigador no podía ser más brutal, llega Garth Ennis bajo el sello MAX a derrumbar esa creencia como una bola de demolición. El guionista irlandés reconocido por su ácido humor y que supo ganarse un puesto en los laureles del cómic americano con su afamado The Preacher. Ahora, otra de sus medallas resplandece cuando nos recuerda una vez más porque The Punisher es el antihéroe por excelencia de Marvel.

Con un total de sesenta cinco números en su publicación original y ahora en doce tomos traducidos al español, cortesía de Panni Comics en su formato de Marvel Saga, es que puedes verte sumergido en una serie de historias repletas de violencia desmedida, tragedia y venganza.

El terreno MAX

A principios de los 2000, la Casa de las ideas presentaba una nueva propuesta bajo su sello MAX, buscando deleitar a los lectores adultos con su contenido sin censura. Aquel espacio fue el idóneo para que Ennis emprendiera el desafío de reinventar al personaje otra vez, con la distinción a su anterior etapa en Marvel Knight, de crear un mundo privado del universo compartido, alejado de las capas, las mallas ajustadas y de todo lo políticamente correcto.

Una de las principales curiosidades de esta saga fue haber eliminado el clásico recurso del protagonista al cual no le pasan los años, ya que nos encontramos con un veterano Frank Castle, con casi tres décadas dedicadas a su cruzada personal, un casi anciano, pero nunca menos mortífero, con una inagotable sed de sangre.

Nacimiento

El punto de partida se encuentra en Nacimiento, título que nos traslada a la guerra de Vietnam. Una estadía en el averno para el joven Capitán Castle junto su pelotón, quien, siendo el único sobreviviente, parece haber desatado una maldición que lo acompañara por el resto de sus días.

Sin embargo, en el comienzo, este número no estaba incluido bajo el sello MAX, pero logró convertirse en el prólogo de lo que se estaba por venir: una herida en el lector que no pararía de sangrar hasta llegar al final de esta visceral epopeya.

Para el escritor, la causa para la existencia de The Punisher no se hallaba en el fatídico asesinato de su familia, motivo que ya conocíamos desde Year One, sino que este suceso solo cerró el círculo, dado que la gestación para El Castigador ocurría mediante las atrocidades presenciadas en la guerra de Vietnam. Guerra que sería la gran derrota para EE.UU. y donde los jóvenes que fueron enviados por el tío Sam jamás regresarían ni física ni mentalmente.

La narrativa de Ennis y el batallón de dibujantes

La desgarradora narrativa de Ennis y la pulcra pluma de todos los dibujantes que colaboraron en cada arco, concedieron la sincronía para generar una lúgubre atmósfera donde resuena el tráfico de drogas, el terrorismo, la esclavitud sexual y la conspiración política.

La mezcla entre el ingenio de cada artista dio vida a toda una variedad de sórdidos personajes, desde un capo mafioso que se atreve a profanar lo más sagrado para el bueno de Frank, hasta un genocida general ruso que no le importa traer de vuelta la guerra fría.

Y es que si bien la ya conocida personalidad antisocial de The Punisher sigue estando presente, dejando quizás poco desarrollo para el protagonista fuera de lo ya establecido, esa corona recae sobre el abanico de secundarios y antagonistas.

La historia, motivación y conflictos se van desatando de manera virtuosa con recursos como que el propio Frank nos presente y nos describa sus blancos, mientras ajusta la mira de su rifle. Entendiendo que Ennis no desaprovecha el momento para compartir sus extravagantes y atractivas creaciones, hábito inseparable de cada obra del autor, como el decadente vampiro Cassidy (The Preacher) o como el megalomaníaco de las barras y las estrellas, Homelander (The Boys). The Punisher MAX no es la excepción.

Si bien en esta ocasión el autor no tuvo a su costado a su viejo camarada, el fallecido Steve Dillon, sin embargo cada dibujante supo acoplarse de maravilla a este mundo de forajidos y despreciables villanos. Y sin olvidarse de imprimir su firma, donde se debe destacar el trabajo de los artistas Lewis Larosa y el argentino Leandro Fernández.  

Conclusión

Creo que para el implacable y retorcido mundo MAX, donde los héroes no existen o solo son aplastados cuando deciden no voltear la mirada (peligrosa similitud con la realidad), es que The Punisher se vuelve un bastión de cordura, una fuerza inquebrantable de la naturaleza para equilibrar de alguna manera la balanza ante la injusticia. Lo que parecer ser una de las intenciones de Ennis.

Si aún no le has dado una oportunidad a esta saga y te atraen las andanzas de los antihéroes o quieres conocer un poco más del personaje, ¿por qué no entregarse a la etapa definitiva de The Punisher? Sobre todo considerando la presente receta: violencia explícita, sexualidad desinhibida y carismáticos personajes, al tono acorde de una trama envolvente.