Las joyas escondidas de DC/Vertigo

Recomendamos tres títulos poco conocidos del subsello Vertigo, que revolucionó a DC comics en los años noventa.

Escrito por Claudio Cubillos

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Los noventas fueron una época curiosa para los cómics. Luego de que el medio fuese reinventado a mediados de la década pasada con libros como Watchmen, The Dark Knight Returns o Maus, (además de múltiples publicaciones independientes como Love and Rockets, Tank Girl, Zolt!, y antologías como 2000 AD y Strange Days), la industria mainstream entró en un estado de volatilidad y eclecticismo nunca antes visto.

Por un lado se dio el ascenso de títulos como Youngblood, Gen13, Spawn, y muchos otros, en una larga lista de cómics sobre superhéroes rudos con hombreras, pistolas ridículamente grandes y mujeres con proporciones quizás demasiado irreales… pero también fue cuando series como Sandman, Hellblazer, Starman o Doom Patrol alcanzaron su cénit, y dejaron ver que en DC Comics no todo giraba en torno a Batman y Superman

El éxito de estas historietas, plus la excelente recepción de otras que llevaban un buen tiempo en marcha como Swamp Thing, Animal Man o Shade The Changing Man, llevó en 1993 a la creación del subsello Vertigo, donde se podrían publicar todos los cómics de corte más “alternativo”, que no se involucraran con el resto del universo DC (aunque esto no era regla). En la mayoría de los casos, no eran, en lo absoluto, sobre superhéroes, experimentando con una multitud de géneros, desde la fantasía oscura al slice-of-life diario, pasando por terror ocultista, dramas noir y sátiras religiosas.

Varios de estos títulos se volvieron clásicos que gozan de alta popularidad hasta el dia de hoy. Desde Preacher (Garth Ennis y Steve Dillon), 100 Bullets (Brian Azarello y Eduardo Risso), The Invisibles (Grant Morrison), Transmetropolitan (Warren Ellis y Darick Robertson) hasta Fables (Bill Willingham) o Y: The Last Man (Brian K. Vaughan y Pia Guerra), por mencionar solo algunos.

También hubo muchas otras “novelas gráficas” que pasaron bajo el radar, desafortunadamente, y que pese a su calidad, no han sido tan aplaudidas como otros cómics contemporáneos. En este artículo, recomendaremos tres historias auto-conclusivas que vale la pena chequear:

Girl de Peter Milligan y Duncan Fegredo

Era 1996 y Milligan acababa de concluir la serie que es considerada su magnum opus, Shade The Changing Man (1990-1996). En esta miniserie, publicada poco después del número #70 de dicho cómic, el autor britanico siguió con su mezcla entre lo cotidiano y lo surrealista, en una directa-pero-confusa narrativa contada a través de los ojos de Debbie Simone, una adolescente que se pierde continuamente en su propio mundo de fantasía.

Ella tiene los usuales problemas de identidad y adaptación que la gente de su edad suele tener. Pero su vida empieza a tomar un giro, para peor, cuando su padre fallece, y es acusada de estar involucrada en un asesinato. ¿La peor parte? Debbie no está segura de lo que ocurrió realmente, ya que su visión de la realidad continuamente se distorsiona. En medio de todos estos estos incidentes, ella decide dar sus primeros pasos en lo sexual y en el vandalismo

Milligan es acompañado por Duncan Fegredo (Kid Eternity, The Batman Chronicles, X-Statix), con quien ya había colaborado en 1993 en la excelsa miniserie Enigma, y al igual que en ese título, Fegredo mezcla muy bien algunos trazos detallados con otros más caricaturescos.

Muy recomendada para fans de cosas como Ghost World, Love and Rockets, Giant Days y similares.

Hell Eternal de Jamie Delano y Sean Phillips

Jamie Delano es considerado como uno de los escritores que definió a John Constantine. Habiendo escrito Hellblazer durante sus primeros tres años, deslumbrando con su mezcla de terror gótico y crimen urbano, para 1998, el autor (también britanico, ¿notan una tendencia aquí?) dejó de lado completamente lo sobrenatural y entregó en Hell Eternal, una historia, como uno puede deducir de su título, bastante brutal y oscura, que toca los temas del nazismo y la cultura de armas de fuego de manera muy directa.

La narradora de la historia es Annie, una joven “alternativa” de la escena del Reino Unido, que a través de varios flashbacks, nos cuenta cómo con su novia Sarah, se ven involucradas con un neo-nazi llamado David, quien las adoctrina y las convence de acompañarlo en un viaje a Estados Unidos para unirse a una hermandad aria. Lo que les sigue es un auténtico infierno en vida, con un trayecto de sangre y lágrimas que lleva a los tres a un feo final, y que sirve como “cuento de advertencia” sobre los peligros de dejarse influenciar mucho por tus pares.

Sean Phillips (Marvel Zombies, Criminal, Sleeper) aporta con su dibujo con muchas sombras y contrastes al que nos tiene acostumbrados, lo cual ayuda a la atmósfera tosca y grotesca del cómic. 

No es una lectura fácil, pero es de esas historia que ponen a la luz temas que hasta el día de hoy se sienten relevantes, y eso siempre va a hacer que un cómic se sienta interesante de leer. Creo que la frase que mejor describe a este cómic es lo que dice la contraportada: “Un trabajo de ficción, no basado, pero si inspirado en hechos reales”. Y es que a veces la vida real es más brutal que cualquier cuento de horror.

Kill Your Boyfriend de Grant Morrison y Philip Bond

Para 1995, Grant Morrison ya se estaba volviendo uno de los nombres mas reconocibles en los cómics. Sus etapas en Animal Man y Doom Patrol hace años que habían terminado, pero eran consideradas clásicos de culto (y hoy en dia casi son lectura obligatoria en el noveno arte). Además de sus contribuciones a Batman, y mientras seguía deslumbrando con The Invisibles, lanzó este one-shot.

Según el escocés, la historia de KYB es una modernización del mito de Dionisio, y cómo el hedonismo y los excesos pueden parecer profundos cuando realmente son motivaciones vacías. Todo parte cuando una colegiala aburrida de su vida conoce al típico “chico malo” (los protagonistas son anónimos por cierto, un buen detalle), quien la convence de deshacerse de las cosas que más la hacen enojar…empezando con su novio, un nerd que no la sabe satisfacer.

La emocion de su primer asesinato hace que nuestra pareja de nihilistas se embarquen en un viaje lleno de sexo, drogas y alcohol, pero cuando conocen a un grupo de hipsters, se dan cuenta que la mejor catarsis para ellos siempre sera la violencia. En el apartado visual, Bond hace gala de su estilo muy en la onda de los cómics indie de la epoca, recordando un tanto a Jamie Hewlett y Chris Bachalo, pero con un toque mas cartoonesco.

Con mucho humor negro y una buena sátira a la angustia adolescente, este cómic es frecuentemente comparado con las peliculas Natural Born Killers y The Doom Generation debido a varias similitudes tematicas, asi que es muy recomendable para quienes gusten de ese tipo de relatos.

Pero eso es solo la punta del iceberg, y el subsello Vertigo publicó, durante casi 30 años, muchas historias que desafiaron las concepciones de lo que el cómic americano puede o no puede hacer, y nos dejó cientos de títulos para leer una y otra vez.