Reseña: DOOM (2016) – Rediseñando el shooter moderno

El 2016 apareció una joya que logró rejuvenecer el shooter moderno. DOOM re-diseña el género, gracias a una agresividad única en sus tiroteos.

Escrito por J Martínez

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Los juegos en primera persona han recorrido un larguísimo camino antes de poder establecerse como el género que es hoy en día. Desde la incapacidad de otorgarnos una cámara decente al mismo tiempo que un buen control, hasta transformarse en, básicamente, el sistema por defecto de casi todos los títulos hoy en día. Dentro de estos, es evidente que los shooters (o simplemente juegos en los que tenemos armas), han tenido muchísimo que ver.

Aquí es donde entra DOOM (2016). Con un fuerte respeto por las primeras entradas de la franquicia, el título hace gala de un sistema de combate furioso, enérgico y veloz, innovando de sobremanera en un género que se estaba estancando en el realismo, la regeneración automática de vida y las coberturas. Pero, ¿cómo es que logra tirar por la borda todas estas convenciones, sin tornarse en un juego anticuado ni frustrante?

Sangre y guitarras afiladas

Técnicamente, DOOM es brillante. Visualmente, tanto en texturas como en diseño de niveles, tiene un aire a los viejos shooters en primera persona, como Quake o Unreal Tournament. Mientras que la música es una mezcla de Heavy Metal y sintetizadores que le quedan de maravilla al gameplay tan dinámico que propone. Vamos por partes.

El juego transcurrirá, mayormente, en 2 escenarios totalmente diferenciados entre sí. El primero es Marte, en una instalación en la que las cosas salieron mal. El segundo es el infierno, plagado de demonios y criaturas que matar. Si bien, visualmente se nota la diferencia entre estos, el diseño será bastante parecido, con una linealidad marcada que recompensa bastante la exploración.

Otro punto que destacar en sus visuales son los enemigos, quienes serán muy variados y estarán muy bien diseñados. Además, sus diseños son muy originales y dejan muy claro los puntos débiles (si es que existen).

Por otro lado, el OST de la obra es una experiencia por sí solo. Solo al iniciar, el menú nos da una una probada de lo que el juego tiene para mostrarnos; una canción casi ambiental, que deja soltar unas guitarras distorsionadas a lo lejos. Esto será así durante toda la campaña, con muchsíma ambientación a la hora de avanzar por los niveles, para trasnformarse en un synth metal muy potente a la hora de pegar tiros.

Mencionar también que los efectos de sonido aportan muchísimo. El feedback al recoger munición, vida o escudos es casi exclusivamente sonoro (y funciona muy bien), despedazar demonios o pegar un tiro con la escopeta es muy satisfactorio, dejándonos con ganas de seguir combatiendo y disparando.

El increíble sistema de combate

Pero el mayor logro del juego está en su sistema de combate. Como se dijo anteriormente, deja de lado las covnenciones que el género tenía establecidas, como las coberturas, la regeneración automática de salud (o escudos), incluso la recarga del arma es inexistente aquí. En DOOM vas a disparar y matar. Pues para sobrevivir tendrás que hacer justamente eso; disparar y matar.

Y es que estarás presionado a hacerlo si quieres mantenerte con vida. En una brillante decisión de diseño, los enemigos soltarán salud (además de escudos, si posees cierta habilidad) si es que logras hacerles una ejecución. Mientras que al matarlos con la motosierra, estos dejarán caer munición para todas tus armas. Además, los escenarios no dan sitios donde esconderse, y los enemigos aparecerán en prácticamente todas partes, por lo que estaremos obligados a movernos velozmente por todas partes para evitar que nos derroten.

Este agresivo loop de combate hace una excepcional mezcla con el movimiento del personaje. Como este es rapidísimo, nos permitirá esquivar todos los proyectiles que nos disparen si estamos atentos. Además, también hace una gran combinación con la motivada música del juego, generando un estado de motivación máxima a la hora de combatir. Esto lamentablemente se pierde a la hora de avanzar en la campaña…

El ritmo del combate es tremendo, sí, pero el ritmo de la campaña no lo es. Al terminar, queda la sensación de que el juego es excesivamente largo, extendiéndose más de lo que debería. Culpa de esto es que el sistema de combate es extremadamente bueno, lo que hace que todo lo demás se sienta inferior. Pero también es que apuesta por una exploración y un plataformeo que no necesitaba, ya que los escenarios, fuera de las arenas de combate, son muy lineales y poco inspirados.

Algo que sí hace bien (respecto a cosas que «tiene que tener un juego«), es ignorar, absolutamente, su historia. A pesar de que, por momentos, nos hace pausarnos a escuchar algunos diálogos que nos cuentan qué está sucediendo, esto solo ocurre un par de veces en la campaña. ¿Por qué esto es bueno? Pues porque, al igual que sucede con la exploración y plataformeo, el juego no la necesita.

Conclusión

DOOM es el shooter en primera persona con el mejor sistema de combate que ha salido en los últimos años. Con una agresividad única, muy en sinergia con su ambientación y música, el juego logra distanciarse un montón de lo común del género, innovando muchísimo en unas mecánicas que ya se estaban volviendo repetidas.

Y es que a pesar de que se vuelve monótono por incluír una exploración y plataformeo innecesario, al momento de combatir contra los demonios, se vuelve una de las mejores experiencias que puedes jugar. Con una ambientación opresiva, tiroteos dinámicos y decisiones que tiran por la borda lo establecido por los shooters de la época, DOOM es un juego que debes jugar si quieres reencantarte con el género.