Nimona – La historia de un malo muy bueno y su secuaz cambiaformas

Noelle Stevenson es la mente detrás de Nimona, un cómic de fantasía donde el bien y el mal tienen forma de caballeros (y una niña).

Escrito por Fer

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Ya se habló en Comiqueros de Nimona, de Noelle Stevenson (quien hoy en día es más conocida como autora de She-Ra y las princesas del poder), novela gráfica iniciada como un webcómic el año 2012 y publicada como un libro único tres años más tarde, el 2015.

En Nimona, la magia y la aventura cobran tanta importancia como las conspiraciones políticas. Peligro, dragones, ciencia y simbolismo, todo esto y mucho más en una obra que merece una segunda revisión en la página.

La niña que es un monstruo

Lord Trabuco Negroni es el supervillano más temido del reino; Nimona es una cambiaformas que quiere trabajar con él, ayudarlo a matar su archienemigo (el héroe del reino, sir Ambrosio Pieldorada) y tomar el lugar del rey. Con la suma de la inteligencia del caballero malvado y sus propios poderes, serán una fuerza imparable.

O lo hubieran sido de no ser porque tienen serias diferencias éticas. Nimona se asume como villana y no tiene reparos en matar a cualquiera que se cruce por su camino, pero Negroni no deja de repetirle que no mate a nadie, ni elimine a Pieldorada, y que no, no le interesa ser el rey. Sin embargo, tener a una secuaz que puede cambiar de forma es una oferta imposible de rechazar.

Así inician una comédica travesía en la que si uno quiere ir al norte, la otra propondrá ir por el sur. Nimona relata las desventuras de este par contra Ambrosio Pieldorada y el Instituto, la organización que controla la seguridad del reino, al mismo tiempo que sumerge al lector en un reino donde las historias de caballería medieval huelen a ciencia ficción.

La trama se construye siempre sobre la idea de que el mundo está conformado por polos opuestos: buenos y malos, hechicería y ciencia, control y rebeldía. Cada personaje es un símbolo, pero no siempre de lo que aparenta, y el maniqueísmo es dejado atrás desde la página 1. Trabuco Negroni es un villano muy bueno, Ambrosio Pieldorada oculta más de lo que aparenta bajo su fachada heroica y Nimona… 

Nimona es Nimona, una criatura única a la que cosas como el bien y el mal no le interesan en lo más mínimo. La chica de pelo rosa llega a romper con este orden dicotómico, que, para el final de la novela gráfica, ya habrá desaparecido por completo. Nadie es completamente bueno ni totalmente malo, ni tampoco se puede llegar a mantener un control absoluto sin haberse rebelado antes.

Ni siquiera la niña y el monstruo permanecen igual para el final.

Un mundo bonito

Tanto en su mensaje como en el aspecto estético, “bonito” es la mejor manera de describir a Nimona. Es de esos cómics que dejan un calor en el corazón después de leerlo.

Noelle Stevenson es una artista que sabe cómo generar ternura. Se nota en She-Ra, se nota en Leñadoras (su otro cómic) y por supuesto que se nota en Nimona, donde la paleta de colores apagados y cálidos dan una sensación casi hogareña. También los dibujos son lindos, casi infantiles, sin detalles innecesarios y con mucho dinamismo.

Lo único malo de haber leído la novela gráfica en lugar del webcómic en su momento, es haberse perdido la evolución de Noelle. Todavía hay uno que otro detalle que permite imaginar un poco cómo habrá sido su crecimiento, como el cambio de ritmo entre los primeros capítulos y los últimos, o, especialmente, en el mundo.

La mezcla que se hace entre avances tecnológicos y fantasía clásica no parece importante al inicio, pero el cómo ambas son piedras fundamentales del reino y la narrativa va construyéndose a medida que avanzan las páginas. Sin llegar a convertirse en 1984, Stevenson muestra cómo el Instituto ocupa ambas para mantener controlada a la población del reino.

Aunque puede volverse muy oscura a ratos, la historia nunca deja de ser bella y luminosa al verla como un todo en lugar de separarla por partes.

Opinión personal

Corta, precisa y concisa: lean Nimona, les prometo que no se van a arrepentir. Es uno de esos cómics que uno tiene que leer antes de morir. Sus 273 páginas pasan volando (me lo tragué entero en una tarde).

La relación padre-hija entre Trabuco y Nimona, el humor que endulza toda la lectura, los momentos de drama… todo me encantó. Un cómic para todas las edades, recomendado para todo el mundo.