JLA: La Roca de los Tiempos.

En la última nota dedicada a JLA abordamos la formación del grupo y su primera aventura, a cargo de los aclamados Grant Morrison en los guiones y Howard Porter en el dibujo. Porter, por aquel entonces, había llamado la atención con su estilo en la saga de DC Underworld Unleashed (1995); y Morrison, bueno, ya lo conocemos.

Durante su primer año, este dúo consiguió posicionarse como número uno en ventas y atrajo la atención de nuevos lectores que no habían tenido ningún tipo de vínculo con la Liga. No hay que olvidar que, a pesar de todas las joyas entregadas, los años noventa fueron bastante polémicos por las decisiones editoriales de la época.

Por ejemplo, Morrison, un fan asiduo de la continuidad, tuvo que vérselas con la aparición del Superman Azul: un cambio de apariencia en el kryptoniano dentro de su propia serie, producto de una mutación en sus poderes. Superman ahora carecía de su característica superfuerza y sus habilidades provenían, principalmente, en la manipulación de energía. 

La idea, vapuleada hasta el día de hoy, concede a esta dupla creativa un reconocimiento especial al ser los únicos capaces de hacer funcionar de manera efectiva esta versión de Superman.

En busca de nuevos reclutas

En los números que continuaron al primer arco, compilados bajo el título Sueños Americanos, la historia de JLA se presta para continuar viejas tradiciones. Nos referimos a la inclusión de nuevos reclutas.

Desde la primera publicación de Liga de la Justicia, en 1960, ya en el número cuatro de la revista, el plantel de los 7 grandes recibe en sus filas a Flecha Verde y, pocos números después, al Átomo.

Lo mismo ocurrió años más tarde en Justice League (1987) de Giffen, DeMattheis y Maguire, quienes añadieron muy tempranamente a nuevos reclutas en su formación original (Booster Gold en el #3, Capitán Átomo y Cohete Rojo en el #7).

JLA no quiso ser la excepción y las filas de la Liga se abrieron como posibilidad a variopintos personajes. Estos héroes fueron…

Tomorrow Woman, un personaje original de Morrison, presentado como un androide creado por T. O. Morrow y el Profesor Anthony Ivo (ambos viejos enemigos de la Liga), quienes pretenden infiltrar su creación entre los héroes para destruirlos. Esta heroína protagoniza el número 5 de la serie, en una historia que hasta hoy es recordada como una de las más bellas del equipo. 

Más tarde vendría el ángel Zauriel, otro personaje original de Morrison. El escritor en un principio pretendía utilizar a Hawkman, pero la idea fue vetada por DC debido a los múltiples y confusos orígenes del Halcón. 

Ante la negativa, Morrison creó a este ángel que cae a la Tierra luego de descubrir un complot entre sus hermanos para derrocar a la Presencia (el equivalente de Dios en el universo DC).

Esta aventura tuvo lugar entre los números 6 y 7, y es uno de los mejores ejemplos para entender el espíritu de la serie. Al momento de hacerse cargo de la JLA, Morrison plantea la idea de generar peligros cósmicos lo suficientemente grandes para la Liga, y a partir de estos números hace uso de amenazas simultáneas que obligan al equipo a dividirse para triunfar.  

Por ejemplo, mientras el Detective Marciano, Mujer Maravilla, Linterna Verde y Aquaman protegen a Zauriel de los ángeles rebeldes, Superman y Flash deben evitar que la Luna caiga sobre la Tierra gracias a las maquinaciones de Nerón, rey del Infierno, y Los Tres Demonios, quienes aprovechan la distracción del cielo para divertirse. 

Finalmente Flecha Verde (Connor Hawke, hijo del Flecha Verde original) es elegido como el nuevo miembro oficial del equipo y su bautismo de fuego es narrado en los números 8 y 9, en la primera historia que no es dibujada por Howard Porter. 

Aquí, la Liga debe enfrentar a La Llave, un viejo enemigo sacado directamente de la Edad de Plata, etapa que ha servido de influencia en Morrison en más de una ocasión, especialmente cuando escribe sobre superhéroes. 

Un año antes de publicarse JLA, Morrison, el hombre sin descanso, publicaba Aztek, the ultimate man, otra creación original cuya serie duró tan solo 10 números pero que, para terminar de contar su historia, fue incluido en la Liga. Aztek es el campeón del dios azteca Quetzalcoatl y obtiene sus habilidades especiales de la armadura mágica que usa. 

Coincidiendo con el número 10 de JLA, Aztek debuta en el grupo en el inicio de una de las historias de la Liga mejor ponderadas por los fanáticos, la cual se extendería hasta el número 15, estamos hablando de:

JLA: La Roca de los Tiempos 

Es un día común y corriente en Star City, pero la tranquilidad se ve interrumpida por la llegada de una versión oscura de la Liga de la Justicia: gemelos malvados holográficos que son controlados de manera remota por un grupo de villanos ocultos en las sombras. 

Ha habido otras Bandas de la Injusticia, claro, pero todas fracasaron. A todas les faltaba un ingrediente esencial: Lex Luthor. 

Lex Luthor, JLA #11

Mientras los héroes intentan limpiar el desastre de Star City, nos es revelado que Lex Luthor, la mente maestra criminal más grande de nuestra era, ha reunido a un grupo de villanos para enfrentar a esta nueva encarnación de la Liga, entre ellos: el Guasón, Circe, Doctor Luz, Amo de los Espejos y Amo de los Océanos. 

Esta vez Luthor cuenta con un poderoso as bajo la manga: El Worlogog, un artefacto conocido también como “la piedra filosofal” y descrito como una maqueta a escala de toda la creación. Haciendo uso de sus poderes, Luthor pretende aplicar sus estrategias empresariales en la batalla y derrotar a la Liga por medio de una OPA hostil (OPA= Oferta Pública de Adquisición).

Pero cuando todo parece ser lo suficientemente complicado, Morrison sube las apuestas y eleva la aventura a las planicies cósmicas del intrincado universo DC. 

Metrón, dios del conocimiento, acude buscando la ayuda de la Liga durante el conflicto con la Banda de la Justicia, y envía a un grupo de héroes para recuperar la piedra filosofal. Una odisea que los llevará a Wonderworld, hogar de los héroes primigenios y primera línea de defensa en contra de Magedón, el antisol.  

Estos elementos luego volverían a retomarse en historias posteriores de Morrison, especialmente en El Multiverso, en donde el escritor traza el mapa del multiverso DC y ubica a Wonderworld en los límites del mismo. 

La idea de entidades superiores en planos que no podemos percibir, como es el caso de los héroes de Wonderworld, también han sido una constante en la narrativa del escocés, y parece lo apropiado para la escalas que pretendía alcanzar con JLA.

Para cualquier lector de cómics, no pasa desapercibido el amor que los autores sienten por este universo y la manera en que ven sus ideas florecer y evolucionar con el pasar de los años. En este caso, luego de visitar Wonderworld, Aquaman, Flash y Linterna Verde se pierden en un futuro en donde la Tierra ha sido controlada por Darkseid.  

En este futuro oscuro, los héroes que han sobrevivido realizan una última alianza en contra del Dios Oscuro, que resulta increíblemente familiar con la trama de Crisis Final, del mismo Morrison, en la que Darkseid finalmente conquista la Tierra. Asimismo, este segmento de la historia nos introduce la frase “Darkseid is” (Darkseid es) la cual sería frecuentemente utilizada por Tom King en su serie de Mr. Miracle. 

La trama de La Roca de los Tiempos es de un ritmo vertiginoso y avanza a paso rápido entre flashbacks, saltos temporales y dimensionales. No es de extrañarse que sea una de las historias de la Liga, en general, consideradas como la mejor de todas, dado a todo lo que engloba en sus 6 números de duración. 

A ratos se siente como un símil de Días del Futuro Pasado, con la trama fracturándose entre la presente disputa contra la Banda de la Injusticia y el futuro distópico gobernado por Darkseid. Pero hay en la trama aspectos y una estética que nos lleva a experimentar resultados más psicodélicos que en ningún otro cómic.

En el apartado negativo, solo podríamos mencionar la interpretación que se tiene del Guasón. Contrario a las versiones hoy más populares, esta versión del Príncipe Payaso del Crimen actúa como lo hacía durante los años 50 y 60, un bromista empedernido que no representa mayor peligro físico. 

Solo para terminar, es importante señalar que aún quedan notas por delante que se encargaran de reseñar lo que siguió a esta aventura hasta llegar al final del run de Morrison y Porter. Todavía queda mucho recorrer en esta estrafalaria serie que hizo estallar la mente de un sinnúmero de lectores agradecidos.