Canciones Diabólicas: Las dos caras del terror

Connie Tapia Monroy trae consigo su nueva obra, bautizada: Canciones Diabólicas. Una siniestra playlist de tenebrosos cuentos.

Escrito por Nathy V. Contreras

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Connie Tapia Monroy, escritora y editora de Cathartes Ediciones, trae consigo su nueva obra bautizada: Canciones Diabólicas. Una siniestra playlist de tenebrosos cuentos que estimulan, con cada uno de sus lados, los rincones más oscuros del terror.

Tal como lo hacíamos antes, al dar play a uno de nuestros empolvados cassettes, Canciones Diabólicas se divide en lado A y B, incluyendo un Bonus Track dentro de las últimas páginas, en dónde rememoramos una historia que hace eco en la antología vampírica: Quiero la cabeza de Bram Stoker.

Connie Tapia Monroy junto a su última publicación Canciones Diabólicas

Tapia Monroy, ya había entretejido relatos oscuros en su poemario Viviendo entre Sarracenos (2018) y Osario (Bolivia, 2018), así como también formado parte de diversas antologías tales como: Poliedro Seis (2019), CyberTerror (Perú 2020), y En el nombre de Satán (Perú 2020), sólo por mencionar algunas.

Sinfonías Macabras

Deslizándonos por el oscuro pasillo de estos 15 tétricos relatos, iremos descubriendo tenebrosas ilustraciones a cargo de Angélica Tapia y Alex Olivares. Junto a esto, una sugerente selección de canciones al inicio de cada narración, con bandas que van desde Led Zeppelin hasta Electric Light Orchestra. 

La oscura puesta en escena de Canciones Diabólicas/ Foto: @byron_vmbra_96

Canciones Diabólicas serpentea en un mundo de protagonistas trágicas, poleras negras y caras pálidas. Los escenarios que frecuentamos en sus páginas cubren calles conocidas de la capital, lugares perdidos en el Sur del país e incluso, algunas historias desenvueltas en Arica, dominios de la misma autora.

Cementerios salpicados de erotismo y sangrientas promesas, demonios iracundos e incluso algunos tributos al venerado universo Lovecraftiano, como se puede apreciar en: “La Casa de al frente” y “El viaje a Punta de Lavapié” forman parte del lado A, en donde la fantasía oscura predomina en su pluma.

El Lado B

Lo hemos visto en noticias y portadas de diarios. Podemos imaginarlo al oír a los vecinos aumentar el tono de su voz en una discusión, cuando un vaso se quiebra y las puertas se cierran de golpe. El Lado B de Canciones Diabólicas nos estremece con sus horrores cotidianos.

La lista del otro lado, contiene terrores que acechan detrás de una esquina real.

Al igual que en los nostálgicos cassettes, el lado B es reflexivo, no así más débil. Escapamos de los pegajosos hits de la primera parte, transformando la fantasía del horror en un: “tal vez esto… en realidad le pasó a alguien.”

En el otro lado del espejo de Canciones Diabólicas, hay oscuridad de la más terrible, la que nos envuelve y abruma con su exceso de realidad. La que puede pasarle a la vecina que saludaste en la mañana, a la hija de tu amiga, tal vez a tu hermana… o incluso a ti.

Ilustración del relato «La primera vez»

Cada cuento se desenvuelve en medio de una esencia femenina, que actúa la mayoría de las veces como víctima y algunas pocas como victimaria. Nos deslizamos en la pérdida total de esperanza, desenvuelta en una violencia de género desenfrenada, visceral, a carne viva y pulsante, ilustrada en cuentos como: “La primera vez”, “Olvidar” y “Aquella noche”

Muchas de estas historias son gráficas, despiadadas, de estocadas certeras que en ninguna forma intentan adornar la crueldad de los hechos. Su deseo es incomodar tanto el estómago, como la imaginación del lector, sin tregua alguna.

Así que antes de aventurarse entre sus páginas, es necesario recordar que la autora no otorga ningún bálsamo que sane nuestras inquietas mentes después de cada cuento. Por lo que el sello de advertencia de contenido explicito en la portada, no está por simple adorno.

Para todos aquellos lectores que quieran navegar aún más cerca de la oscuridad, pueden conseguir Canciones Diabólicas en el siguiente link.