Algunas ideas sobre Cobra Kai

Compartimos algunas impresiones acerca de la exitosa producción de Netflix, Cobra Kai, una serie sobre el equilibrio

Escrito por Orin

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A comienzos de este año se estrenó la tercera temporada de Cobra Kai, la exitosa serie, hoy propiedad de Netflix, que continúa la historia de Johnny Lawrence y Daniel LaRusso, los protagonistas de la película ochentera de culto The Karate Kid (1984). Más allá de las cifras que hoy la posicionan como un éxito de la plataforma de streaming, lo cierto es que es una producción que cala hondo a nivel transgeneracional.

Este sitio ya publicó una excelente reseña sobre la serie (que puedes leer aquí), por lo que no es el objetivo de esta nota repetir ese formato. Lo que pretende, tal como lo indica el título, es compartir algunas ideas e impresiones que Cobra Kai despertó en un sujeto que nació el mismo año de estreno de la película original y que disfrutó embelesado de las aventuras de Daniel LaRusso durante su infancia.

Intentaremos que en este recorrido no se cuelen spoilers, pero de todas formas recomendamos cautela a quien no haya visto la serie y esté interesado en ella.

Cobra Kai para adolescentes, Cobra Kai para adultos

El público objetivo es el primer antecedente al que podemos aferrarnos para afirmar que Cobra Kai es una serie que se plantea siempre desde pares, no opuestos sino binomios que se complementan. El protagonista indiscutido del programa es Johnny Lawrence, el verdadero “karate kid” según How I meet your mother –como se explica en la reseña mencionada–.

Johnny encarna al boomer, aquel sujeto para el que la época en la que creció fue la mejor, y para quien los actuales tiempos son una cosa rara para “pussys”. No está habituado a la tecnología ni a las redes sociales, las formas y la moral del siglo XXI le son completamente ajenas, y es aquel que juzga constantemente la manera en la que se están formando las generaciones actuales. ¿Disidencias sexuales? ¿Crítica de género y lenguaje inclusivo? ¡Por favor! Para Lawrence todo es blanco o negro.

Pero lo cierto es que hay otros protagonistas, las y los adolescentes que ingresan a su dojo y a quienes entrena. Estos jóvenes presentan los temas y problemas de hoy, es decir, el uso y abuso de los dispositivos tecnológicos, el impacto que tiene en la juventud la aprobación o desaprobación en las redes sociales, la amplitud sexual, etc.

Más que un contrapeso, los adolescentes funcionan como un complemento narrativo para los adultos. A medida que avanza la serie, Daniel-San irá adquiriendo más protagonismo al punto de abrir su propio dojo, el Miyagi-Do Karate, fundado por su maestro. Esta situación pondrá a los archirrivales LaRusso y Lawrence a convivir con la realidad de las y los adolescentes, nutriéndose mutuamente de experiencias contemporáneas.

Johnny poco a poco comprenderá que la vida está llena de matices que la enriquecen, y Daniel se dará cuenta que convertirse en un guía, como lo fue el señor Miyagi para él, no es tan sencillo. El bicampeón del Torneo del Valle entenderá que le faltan muchas lecciones que aprender antes de convertirse en maestro.

Esta riqueza generacional que presenta Cobra Kai, la lleva a erigirse como una serie “para grandes y chicos”. Tanto adultos como jóvenes se verán reflejados y, a la vez, podrán aprender a lidiar con este mundo que está dejando atrás, de forma tan acelerada, la cultura analógica por la digital. Cobra Kai es la síntesis entre dos tesis en una pugna innecesaria.

Cobra Kai, la serie del equilibrio

Hace tiempo ya, en una serie de artículos sobre Dragon Ball, desarrollamos el asunto del tutelaje. Cobra Kai da pie para pensar el mismo tema. Al respecto, la siguiente cita es clave:

No existen los malos estudiantes, sólo existen los malos maestros.

Daniel LaRusso citando a su sensei, el señor Miyagi

El ejercicio de formar a otro en alguna disciplina no tiene que ver solamente con traspasar una determinada manera para ejecutar una técnica, una forma de hacer; sino que guarda relación con entregar los rudimentos necesarios para desarrollar las técnicas según una poética particular. Pero, por sobre todo, se trata de enseñar y fomentar la creación de una poética propia, que se adecúe al contexto de cada persona.

Si lo anterior determina a un buen o mal sensei, Lawrence y LaRusso son los verdaderos aprendices en Cobra Kai. El primero aprenderá que “el camino del puño” no es una vía sabia por la cual encausar a un joven, pues estará creando a una persona con las mismas carencias y vicios con los que él se formó. El segundo comprenderá, por fin, que en la vida no se puede estar siempre defendiendo, reaccionando a un ataque, sino que hay momentos en los que es necesario ser el primero en actuar.

La tercera temporada de la serie profundizará en este tema, lo que significará que los rivales alcancen la madurez necesaria para enfrentar a un mal mayor: John Kreese, el paradigma del mal maestro. Pero no sólo este personaje los hará crecer, sino también el amor –los amores actuales y los del pasado–. En este sentido, la presencia femenina en la serie es clave, tanto por su protagonismo en la acción, a través de las discípulas, como también por las mujeres adultas.

Serán ellas las que, con su lucidez y madurez, quitarán el velo a los archirrivales y a las y los espectadores, mostrando cómo todo el odio y el drama –aquel en que se sustentaba la película The Karate Kid y muchas otras producciones de la época– tuvieron siempre como trasfondo las travesuras de dos niños.

Lawrence y LaRusso: dos caras de la misma moneda

Cobra Kai logra el equilibrio, un balance entre la audiencia para la que está dirigida, entre dos concepciones de cómo enseñar el karate, entre las generaciones que enfrentan el siglo XXI, entre aprendices y maestros, e incluso entre “populares” y “ñoños”.

Durante las tres temporadas actualmente en emisión, Johnny Lawrence y Daniel LaRusso madurarán con tal de superar a su sensei, el primero, y comprender definitivamente a su maestro, el segundo. Y todo ello para llegar a un final de la tercera temporada épico, que deambulará entre citas a la batalla final de El Regreso del Jedi de Star Wars, y un Dramatic Battle de Street Fighter Alpha.

Sólo un gustito para mostrar lo que el fin de temporada hizo recordar a quien escribe…

Y es que es ese el destino de Johnny Lawrence y Daniel LaRusso, llegar a ser las dos caras de una misma moneda: Ken y Ryu, el tigre y el dragón, el puño de la cobra y el milenario bonsái, el yin y el yang.