«The Lobster» y el estereotipo del amor

Dirigida por Yorgos Lanthimos, The Lobster hace chocar las ideas sobre el amor del pasado con las del presente.

Escrito por Felinesio

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¿Y si estuviéramos en un mundo donde el no encontrar pareja significaría ser expulsados de la sociedad? The Lobster toma esta primicia y le da un giro bastante interesante para exponer una sola idea: el amor. El cómo este se solía ver y cómo se ve hoy en día.

Como punto añadido, es dirigida por Yorgos Lanthimos, director de The Favourite. Sin embargo, no nos quedemos solo en ello, veamos más a fondo porqué esta película es tan interesante.

Este análisis contendrá spoilers superficiales sobre la película. Por lo tanto, si bien es recomendable verla antes de leer, tu experiencia no será arruinada si la ves después.

La premisa te atrapa como pocas

La historia comienza con David, nuestro protagonista, siendo enviado a un hotel de solteros, donde deberá encontrar pareja en menos de 45 días o de lo contrario será convertido en un animal y soltado en la naturaleza. ¿Hay reglas? Por supuesto. No podrá masturbarse, tendrá una mano atada y un candado en su pantalón, el cual solo podrá ser desatado por una pareja. Además, se debe cumplir una norma esencial; de encontrar pareja, deben tener una cosa en común entre ellos.

Con esta interesante premisa se nos plantea una sociedad distópica, la cual nos irá interesando cada vez más y llenando de preguntas. Pues, a medida que nos adentramos en este mundo, menos dista del nuestro.

Prontamente nos daremos cuenta que el humor utilizado en la cinta, es esencial para el funcionamiento de la misma. La sátira usada y la publicidad dentro de ella, donde hay planteamiento como; «la violación solo puede ser evitada gracias a una pareja», critican todo lo que fue (y muchas veces sigue siendo), una percepción sobre las relaciones amorosas. Atacando a la idea de que una relación es una necesidad, algo vital para existir y sin la cual estaríamos vacíos y en peligro.

De hecho, el mismo entorno de David le hace sentirse excluido del resto por el simple hecho de no tener pareja. Está enajenado del resto, pero no de todos. Y es aquí cuando la historia da un giro bastante interesante.

El pasado se enfrenta al presente

Evidentemente, David se cansa de todo esto, y en contra de las reglas del hotel, escapa. Aquí es cuando entra a la sociedad de «salvajes», se une a las personas que viven en los bosques y que rechazan la idea de tener pareja.

Rápidamente notamos el obvio contraste: este segundo grupo representa a las generaciones más modernas (o al menos en su mayoría). Donde el comprometerse o tener un romance es castigado, pues aquello acabaría con su libertad.

Obviamente podemos estar de acuerdo en que ambos polos son llevados a un extremo, pero no deja de ser interesante este contraste que genera una crítica al amor y a las relaciones. Aquello es otra de las cosas que hacen de esta, una gran película: su cantidad de detalles a la hora de hacer esta crítica.

Sin entrar en mayores spoilers, cabe destacar el cómo David, a pesar de todos sus cambios, siempre se encuentra buscando lo mismo: una pareja con la que tenga algo en común. Lo cual, una vez más, crítica un concepto sobre las relaciones que pareciera que, al día de hoy, todavía queremos creer.

Su final da una situación que solo nosotros podemos darle una respuesta. Nos regala a nosotros la elección final, sobre la cual decidiremos, basándonos en nuestra propia concepción sobre las relaciones y hasta qué punto debemos dar de nosotros mismos por ellas.

Es una pena que este trabajo haya pasado tan desapercibido en su momento, pues es una película muy bien escrita, que nos tendrá atrapados desde el primer minuto y dejándonos con mucho en que pensar. Pues, sin lugar a dudas, es una de las mejores películas de la pasada década.