Chile (y Latinoamérica, en general) es una tierra rica en mitos, leyendas y relatos orales. Hay héroes cuyas hazañas viven solamente en el boca a boca y paraísos fantásticos cuya veracidad es imposible de probar en cualquier medio escrito, pero basta con preguntarle a la persona indicada para descubrir, con lujo detalle, estas historias que pueden ser maravillosas… u horrorosas.
En La Fiesta del Ocaso, de M.Y. Rogers y publicado por Áurea Ediciones, rescata diferentes relatos de esta segunda categoría. Criaturas extrañas, fenómenos OVNI y encuentros diabólicos plagan sus cuentos de horror, todos ellos inspirados en sucesos reales que él mismo escuchó.
«Unos Cuantos Cuentos Extraños»
Así dice el subtítulo que aparece en la portada y es de lo más acertado. La Fiesta del Ocaso es una antología de ocho cuentos de terror que, en palabras del autor, homenajea todas esas tardes y noches de narraciones de experiencias paranormales junto a familia, amigos y demás personas de confianza.
- En El cazador de estrellas, un hombre de pueblo tiene un encuentro nocturno con un ser humanoide y consciente caído del cielo.
- Quien merodeaba mis sueños es una historia curiosa sobre un anciano enfermo, una chica que enferma con el tiempo y las consecuencias de tener duendes en casa.
- En Los túneles de Cadahán, un sueño profético evita una terrible desgracia relacionada a un grupo misterioso de un pueblo pequeño, a lo Midsommar, pero chileno.
- En La Punta del Viento, un hombre recuerda cuando era solo un joven, y su hermano y él vivieron un suceso alienígena en un trabajo.
- En Cuando ellos se encontraron, dos personas bendecidas con un sexto sentido agudísimo se encuentran, pero las cosas no salen como el narrador esperaba.
- Los dueños de la montaña narra una(s) tragedia(s) ocurrida(s) debido a la presencia de duendes en trabajos mineros.
- Lo que me acecha desde arriba pone al lector en el lugar de una mujer que recuerda cuando, de muchacha, un ente invisible la acosaba desde el cielo.
- El final del libro, La fiesta del ocaso, recuerda mucho al personaje Pedro Urdemales, pero si Pedro se llamara Humberto y fuera verdaderamente malévolo.
¿Qué tienen en común Midsommar y La Fiesta del Ocaso? El horror folclórico. El apellido que trae el título del libro, el «Unos Cuantos Cuentos Extraños», cumple con su promesa. Los cuentos son directos y llegan rápido a la parte horrorosa, ¡incluso algunos empiezan mal! Pero mal en un buen sentido; ese «empezar mal» que te da náuseas si eres muy sensible, o si has vivido sucesos paranormales tú mismo.
En esto se nota que son historias contadas en confianza, pues los relatos se alejan del horror comercial y son muy, muy locales. Las figuras que más se repiten son los duendes, el Diablo (y sus seguidores, como los brujos) y los aliens, mientras que en el ambiente predominan los pequeños pueblos de campo y los trabajos mineros. En ocho cuentos, el autor nos hace viajar por todo Chile pese a no mencionar ningún lugar en específico.
Cada uno de estos cuentos está narrado en primera persona, por quien vivió el suceso en cuestión. Aquí, con el paso de los capítulos, se nota que es efectivamente su primer libro. Aunque se supone que cada narrador es una persona distinta, incluso de géneros y edades muy diferentes, todos hablan igual. Piensa igual, se expresan igual, son clones. La verosimilitud de las historias choca mucho con estos robots-narradores y finalmente se ve dañada.
Además (y si esto es un pro o un contra depende del lector), es muy pulp. La brevedad de los cuentos, la forma algo anticuada en que están escritos y cómo la tensión casi siempre está alta, recordando al lector que algo extraño se acerca a medidas que cambia la página, recuerda mucho a las revistas pulp. Esto me encanta, es como encontrar un easter egg de literatura freak.
Sí, este tipo de pulp… el mejor tipo de pulp. Opinión final
Soy alguien que lee y narra constantemente historias de terror. Los cuentos no me asustaron (algo malo), pero sí me encantaron y me imaginé narrándoselos a mis amigos, siguiendo con la tradición del horror boca a boca (algo muy bueno). Al final, para mí, lo bueno sobrepasa lo malo y me siento feliz de haberlo leído.
La evolución natural del relato oral, ya sea mediante obras de teatro, poemas, novelas o, en este caso, cuentos. ¡Qué bueno que pude escucharlos con mis ojos!