Una de las primeras notas que escribí para Comiqueros fue una reseña de 1899: Metahulla I, una novela gráfica publicada por Francisco Ortega y Nelson Dániel el año 2011 como tomo autoconclusivo, pero que, para el lanzamiento de su segunda edición el año 2018, se convirtió en la primera parte de una trilogía de acción y fantasía histórica.
En esta segunda parte, los autores dejan atrás a Luis Uribe, Miguel Grau y Arturo Prat (aunque, si lo que desean es seguir las aventuras del marino chileno, pueden leer Leviatán: Arturo Prat en las Montañas de la Locura). Los protagonistas ahora son el abogado Augusto Pinochet, el ex-médico Salvador Allende y el desaparecido Ernesto «Che» Guevara.
Un poco de Ortega y Dániel (otra vez)
Habiendo menos de medio año entre la publicación de la primera nota de la trilogía de Metahulla y esta, poco hay que agregar al currículum de estos dos maestros de la prosa y la tinta, respectivamente. Francisco Ortega es un periodista, escritor y guionista chileno, especialmente reconocido por novelas como Logia, El horror de Berkoff y Dioses chilenos.
Por su parte, Nelson Dániel es un artista, también chileno, que cuenta con 18 años de experiencia en el rubro de los cómics como colorista y dibujante, además de haber sido artista conceptual para cine y TV en reiteradas ocasiones. Dos veces nominado a los premios Eisner, Dániel es el encargado de darle forma a la visión de Ortega de Chile cambiado por el descubrimiento de la metahulla.
El nuevo orden metahullano
En 1899, la metahulla se presenta como un mineral superpoderoso, un símbolo tanto de esperanza para el avance de la humanidad como de terror por su potencial destructivo. Mucho de esto sabe el doctor Salvador Allende, experto en la modificación con metahulla de seres vivos para la creación de superhumanos.
Él vio el auge y la caída de su mundo, desde el descubrimiento de la metahulla en 1869 hasta su crisis en 1939, cuando las reservas mineras parecían acabarse. Esta crisis terminaría en la Gran Guerra de la Metahulla, iniciada con el ataque ruso a Pearl Harbor en 1941.
Entre las víctimas fatales del ataque se encontraba el padre de un joven Che Guevara. El niño argentino, ahora huérfano, fue adoptado por Allende y creció para convertirse en un reflejo del guerrillero que todos conocemos, alcanzando la gloria militar bajo las órdenes del Supremo General.
Cuando el Che desaparece en medio de una misión, envía un extraño mensaje: encontró un oasis que solo podrán conocer si su padre adoptivo va a verlo como embajador.
Para asegurarse de que Salvador Allende aceptara la misión de búsqueda y rescate del Che, enviaron a un viejo amigo suyo, el coronel Augusto Pinochet, a recogerlo personalmente para mostrarle el mensaje y entregarle los detalles de su aventura, a la cual se sumarán personajes como John F. Kennedy y Eva Duarte de Perón para asegurar su éxito.
Opinión personal
1959 es una exageración de los terrenos literarios explorados en 1899. La primera parte es un noir clásico con elementos de ciencia ficción, mientras que en está ucronía de acción la historia muta más y más a medida que el lector se sumerge entre las páginas de la misma, y no es sino hasta el final que vuelve a cobrar forma.
Sin embargo, por fin sabemos más de la metahulla y vemos el regreso de varios personajes de 1899. Algunas preguntas obtienen su respuesta, pero el precio es alto. Como si fuera una muñeca rusa a la inversa, cada pequeño misterio solucionado da paso a uno más grande. Solo una cosa es clara: la metahulla debe fluir.
Aunque a ratos se ahoga en sus propias referencias a la cultura pop, sucesos y personajes históricos reales; sacrificando un poco de verosimilitud, 1959 es un cómic muy recomendable, entretenido y fresco. Ahora, a esperar el desenlace que Ortega y Dániel están preparando para su saga.