Guión: Grant Morrison | Dibujo: Tony S. Daniel
Luego de la icónica y rememorada muerte de Superman, se ha hecho muy recurrente llevar a destacados personajes a un supuesto desenlace con el fin de darle una nueva mirada, entregándoles un aire renovado y replanteando las historias que giran alrededor de ellos, es decir, dar un nuevo enfoque a su contexto histórico (personajes secundarios, ambiente, enemigos, génesis y nuevos orígenes). Muestra de lo anterior tenemos a está Flash, Wolverine, Cyclops, etc.
Muchas son las veces en las que se ha hablado de la muerte de Batman (sobre todo por el ambiente en el que se desempeña), y es que el caballero oscuro vive al límite de dichas posibilidades.
En este cómic, el sentido que se le da al “final” del Caballero oscuro es peculiarmente distinto. Acá nos encontramos con un Bruce Wayne perdiendo el enfoque, entre la reciente noticia de la existencia de Damian (su hijo con Talia al Ghul), la difícil relación familiar que lleva con Tim y Dick y su amorío con Jezebel (lo que siempre conlleva un riesgo dentro de la vida del justiciero), todo esto sumado al misterioso caso sobre una secta secreta que mueve los hilos de Gotham bajo las sombras, el llamado “Guante negro”.
Batman es un símbolo justo en medio de una sociedad dividida; por un lado está la gente que necesita de su protección: los indefensos, los inocentes, por otro lado está la gente que necesita ser salvada, esta es la escoria y la maldad de esta ciudad. Ser un símbolo de esperanza para algunos, tanto como de terror para otros, genera un conflicto emocional en la que muchas veces la integridad ética y moral se ve cuestionada, en cuanto a lo que puedes y debes o no hacer, según el ideal que juraste defender.
Bajo este contexto, Batman RIP, no se trata sobre su muerte, sino que es sobre el término de las bases preestablecidas sobre las cuales un justiciero persigue un ideal, el fin de la idealización. Este cómic es la respuesta a los que piensan que el Caballero Oscuro es el superheroe definitivo. Batman es la respuesta a la necesidad de una sociedad corrompida y segregada, desesperada por un héroe, no el correcto, no el moralmente permitido, sino el héroe necesario. Él es parte de todo, Batman es Gotham, y Gotham es Batman.
Cuando la voluntad del hombre que representa todos estos ideales peligra es cuando se ve representado este «final». Vemos cómo su espíritu de «justicia» (en el cual se sustenta y bajo el cual actúa) está colapsando y su cordura está siendo llevada al limite, mientras que sus ideales se desmoronan, entonces cabe preguntar: ¿qué sucederá cuando esta situación sea insostenible?. Pero hablamos del llamado mejor detective del mundo, el cual siempre tiene un plan para todo y es esta misma interrogante la que el caballero oscuro ya se la planteó mucho tiempo atrás, preparando su cuerpo y su mente durante años, anteponiéndose incluso al peor de los casos, el descenso a la locura.
El cómic nos muestra a este nuevo Batman, que sabe que tras cruzar un umbral que se ha autoimpuesto, no volverá a ser el mismo. Sabe que debe volverse un ser que debe estar tan loco como los lunáticos que pretende detener, debe entender la bajeza de la maldad que enfrenta y, eventualmente, llegar a perder la cordura; sabe que es un camino peligroso, pero necesario y está listo para enfrentarlo y salir adelante una vez más. Este es el fin de un camino, de una era y el comienzo de otra, en la que los lectores entendemos que él no es perfecto, no es ideal; Batman es un lunático mas en esta oscura ciudad, solo que él, busca la salvación de ella.
Esta historia de Grant Morrison te atrapa desde la primera viñeta, con una trama ligera que se desarrolla ágilmente y una historia que rápidamente te lleva al punto de inflexión, complementada con los expresivos y emocionales dibujos de Tony S. Daniel, Batman R.I.P., es sin duda pieza fundamental para entender al personaje en la actualidad, sus principios, su moral, su mente y su misión.
