Reseña: 2001: A Space Odyssey

Analizamos la clásica cinta de ciencia ficción. 2001: A Space Odyssey, dirigida por Stanley Kubrick, es un viaje espacial que marcó el género

Escrito por Alejandro

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Hoy analizaremos una de las películas claves en la historia del cine. Una obra que redefinió la ciencia ficción, cinematográficamente hablando, consagrándose como un referente que dejó una profunda huella en el género, y que hasta el día de hoy sigue marcando la pauta de una gran cantidad de obras que le sucedieron.

La trama general de la película se centra en la aparición de unos misteriosos monolitos, unas figuras geométricas rectangulares negras que aparecen por voluntad de algún ser o especie extraterrestre. Durante la película aparecen 4 de estas estructuras, cada una cumpliendo una función diferente, que van a permitir al hombre iniciar y completar una larga odisea espacial.

El espectacular despliegue técnico de la película, su perfecta banda sonora, su abstracta e interpretativa trama y tener al frente a uno de los cineastas más famosos de la historia como es Stanley Kubrick, hacen que la cinta sea considerada un imprescindible.

Spoilers a partir de aquí.

El despertar del hombre

El primer monolito se les presenta a un grupo de primates africanos. Estos sufren al ser atacados por animales salvajes, al no poder cazar para comer, ni beber agua, porque temen a un grupo rival. La misteriosa figura se les aparece, y al entrar en contacto con la luz solar provoca el despertar del razonamiento, o si se prefiere, de su inteligencia. Es así como los primates influenciados por el monolito descubren el uso de herramientas y de armas, con lo que logran solucionar los problemas que amenazaban su supervivencia.

De esta manera, los primates inician un camino sin retorno, en que buscarán desarrollar sus capacidades al máximo, y explotarán al máximo los dones que recibieron.

Por otra parte, se nos plantea que el origen de la inteligencia humana; lo que hizo que los humanos se impusieran frente a las demás especies de la Tierra, no fue desarrollada de manera natural, sino que fue provocada, o al menos despertada, por una entidad o especie superior.

El descubrimiento lunar

La humanidad ha avanzado y ya puede explorar el espacio. Por primera vez se hace contacto con un artefacto extraterrestre. El segundo monolito fue enterrado intencionalmente en la luna, al cual solo podrían haber llegado los humanos después de siglos de desarrollo. Cuando el monolito desenterrado entra en contacto con la luz solar, la misteriosa estructura emite un sonido ensordecedor, que apunta al planeta Júpiter.

Así se marca el camino para que los humanos se embarquen en una misión de búsqueda para explicar el origen de este misterio. Incluso se podría analizar esta búsqueda como un nuevo intento del hombre por tener contacto con Dios. Esto porque es una de las dudas existenciales que la especie no ha podido responder y que eventualmente podría tener respuesta.

Viaje a Júpiter

El tercer monolito se encuentra en la órbita de Júpiter, y para llegar a él se organiza una misión espacial sin precedentes, donde un grupo de 5 astronautas emprenden el trascendental viaje.

En este punto la película se aleja un poco de la trama principal para enfocarse en las dificultades de esta misión, con 2 astronautas presionados por el perfecto ordenador HAL 9000, cuyo modelo jamás ha fallado. Este comienza a actuar de manera poco habitual, rompiendo la relación con ellos cuando hace un diagnóstico erróneo, lo que deriva en que ambos astronautas acuerden la desconexión de HAL 9000.

El inicio de la tragedia

Aquí Kubrick abre otro interesante tema como lo es la inteligencia artificial. HAL 9000, al enfrentarse a la posibilidad de ser desconectado (que es el equivalente a su muerte), se propone asesinar a los tripulantes de la Discovery 1, donde solamente sobrevive el astronauta David Bowman.

Toda esta trama está brillantemente relatada, tomando incluso tintes de terror. HAL maneja la situación con una siniestra calma, observando y controlando todo. Pero, al ser derrotado por Bowman, demuestra su genuino miedo a la muerte, lo que entrega una de las escenas más fuertes de la película, con la lenta desconexión de HAL, que siente que está muriendo y ruega por su vida. Esta fúnebre situación termina con un solitario Bowman y un mensaje en donde se le explica la naturaleza de su misión.

El perturbador HAL 9000

Un punto interesante de analizar es el papel de los humanos en la cinta. Tenemos a los astronautas Bowman y Poole, además del Dr Floyd. Cada uno tuvo la oportunidad de mostrar su personalidad, teniendo como factor común la frialdad y la apatía, lo que es muestra de cierta pérdida de humanidad de la especie. Es así como Floyd no se ve afectado por perderse el cumpleaños de su hija, Poole es bastante frio cuando sus padres lo llaman para su cumpleaños y Bowman reacciona como una “máquina” frente al accidente de Poole.

Todo lo contrario con HAL 9000, quien sí demuestra preocupación, dudas, y al final, miedo. En cierto modo, lo escalofriante de HAL es lo humano que se siente.

El destino del hombre

Finalmente, David Bowman llega a Júpiter, y en una de las cápsulas de la nave entra en contacto con el tercer monolito, que envía al astronauta en un viaje interestelar a velocidades altísimas que no puede procesar (por esto el espectador ve un conjunto de psicodélicas imágenes, intercaladas con el desorbitado rostro de Bowman).

Es así como Bowman llega a su destino. Una habitación artificial, con decoraciones humanas clásicas, pero con un piso iluminado que da señales claras de no ser terrestre. Aquí el tiempo se distorsiona, mostrando saltos de tiempo que apenas se perciben, con un Bowman envejeciendo de manera irregular hasta llegar a una edad avanzada, donde su muerte está cercana.

El viejo Bowman, cuya vida se agota sin haber visto jamás a quienes lo retenían, ve por fin el cuarto monolito, el cual se encuentra inerte frente a él. Antes de fallecer lo transforma en una especie de feto lumínico, el cual abandona la habitación para viajar a la tierra, con una nueva y superior forma.

Un final abierto a múltiples interpretaciones, pero que fue zanjado por el mismo Kubrick:

«La idea era que es atrapado por unos entes parecidos a dioses, criaturas de pura energía e inteligencia que no tienen presencia o forma. Lo ponen donde supongo que podrías describir como un zoo humano, para estudiarlo, y toda su vida pasa desde ese punto en esa habitación. Y no tiene sentido del tiempo. Parece simplemente que pasa como lo hace en el film.»

Stanley Kubrick

Una explicación satisfactoria, en donde se cierra el ciclo de la película, que inicia con los seres detrás de los monolitos otorgando el don de la inteligencia al hombre y, una vez que están listos, lo observan para ver cómo aprovecharon su regalo. La película termina con un premio para Bowman, que es su transformación en un ser superior que vuelve a ser libre.

Una narración excepcional

Uno de los puntos más fuertes de la película es su narración y el misterio que envuelve la historia, ya que el espectador debe constantemente ir uniendo los hechos e interpretar elementos implícitos de la trama. Kubrick nos entregó una obra abstracta, pero entendible. Todas las claves están ahí, pero no de manera explicita en la mayoría de los casos.

Muchos elementos quedan a la interpretación del espectador. Como las causas de las fallas de HAL, la naturaleza de la habitación de Bowman, su transformación final, la naturaleza de los seres detrás de los monolitos, entre muchos otros.

Por otra parte, la precisión científica de la cinta permite que la historia sea muy consistente, pese a lo abstracto de la narración.

El estilo de Kubrick

Kubrick logró plasmar de manera espectacular su visión. El diseño de la Discovery 1 está muy bien logrado, los monolitos son espectaculares con su imponente y misteriosa estructura, la habitación de Bowman es evidentemente artificial. En general, es clara la preocupación de que todos los elementos fueran ejecutados de la manera más detallada y realista posible.

Las tomas espaciales son imponentes, traspasando una abrumadora sensación de silencio y soledad, logrando en muchos momentos una atmósfera asfixiante y misteriosa, incluso en los espacios pulcros y luminosos como el interior de la nave.

El ritmo de la película es quizás uno de los puntos más discutidos cuando esta es analizada. Es una película lenta, con una duración relativamente extensa, en donde hay planos de las naves espaciales que se ejecutan de manera lenta y cuidadosa, o pantallas en negro que duran minutos. También ocurre que el viaje de Bowman se puede sentir excesivamente largo, entre otras cosas. Si bien es un tema muy subjetivo, uno puede argumentar a favor que el ritmo pausado aporta a la atmósfera general de la obra, además de permitir apreciar a detalle las naves, tableros, trajes espaciales y la fotografía en general.

Una obra con gran factura técnica

Técnicamente la película es brillante. Incluso analizada al día de hoy, los efectos han envejecido muy bien, lo que demuestra lo avanzada de su época que es la obra.

La cinta obtuvo el premio Oscar por mejores efectos visuales de 1968, además de premios BAFTA a mejor fotografía, sonido y diseño de producción.

La fotografía de la película es espectacular, con tomas simétricas, planos rotatorios, imágenes panorámicas del espacio, espacios pulcros e iluminados, entre muchos otros.

La banda sonora es imponente, marcando el ritmo de la película, aportando a la inmersión y la formación de la atmósfera general. La utilización de temas como Así habló Zaratustra y El Danubio Azul están totalmente acertados y al día de hoy son temas clásicos del cine.

Conclusión

Se podría seguir escribiendo mucho sobre esta película, ya que es fuente inagotable de análisis y discusiones. Solo se puede agregar que es un clásico imprescindible del cine que no se pueden perder. Y si ya la vieron, siempre es bueno un revisionado para seguir desentrañando sus interpretaciones.