Rarezas de Culto: Popeye (1980)

Prepara tus espinacas y conoce la adaptación cinematográfica del marino favorito de todes. Dirigida por Robert Altman, Popeye, el marino.

Escrito por Jorge

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Desde su primera aparición en el año 1929, en la tira cómica Thimble Theater creada por E.C. Segar, Popeye el marino se ha convertido en un personaje con una de las trayectorias más longevas de la cultura pop. 

Debido a sus numerosas y exitosas adaptaciones al formato de la animación y a la característica melodía que siempre nos introduce a estas,  parece bastante improbable que alguien no haya oído hablar del marino.  

Originalmente creado como un personaje secundario durante el décimo año en que se publicaba la tira, protagonizada por Oliva Olivo y su novio Harold Hamgravy; el marino rápidamente despertó la fascinación de los lectores y, debido a su éxito, terminó por convertirse en el rostro y cabecilla de divertidas aventuras.

La película

De acuerdo a ciertos investigadores, por mucho tiempo los estudios Paramount y Columbia compitieron para obtener los derechos cinematográficos del elogiado musical de Broadway: Annie, basado en otra popular tira cómica, Little Orphan Annie, coetánea de Popeye. Finalmente Columbia los consiguió y produjo la película que fue estrenada en 1982.  

A pesar de la derrota, los ejecutivos de Paramount querían todavía realizar un musical basado en un personaje de tira cómica, fue entonces que pusieron su ojo en Popeye. 

La película, estrenada en 1980 en cooperación con Disney, nos presenta a Popeye, un marinero de buen corazón y fuerza extraordinaria, que arriba en una comunidad costera llamada Sweet Haven en busca de su padre desaparecido. 

Popeye se aloja en casa de los Olivo (Oyls en inglés) y conoce a la hija de estos: Oliva, quien está comprometida con el iracundo Capitán Bluto, el hombre que gobierna Sweet Haven en representación de un misterioso Comodoro que nunca está en el pueblo.

El guión fue escrito por Jules Feiffer, un caricaturista estadounidense (que alguna vez trabajó al servicio del legendario Will Eisner), quien se encargó de integrar en la trama la mayor cantidad posible de personajes que aparecen en la tira cómica. 

Para dirigir, el elegido fue Robert Altman, realizador estadounidense, cuyo uso de la sátira y el humor había generado para él, el reconocimiento necesario para que el estudio se inclinara por contratarlo. 

Desde la historia hasta la interpretación de los personajes, pasando por los decorados y el diseño de arte, Popeye logra exitosamente convertirse en una caricatura de acción real, con cada uno de sus elementos interactuando de manera que nunca olvidamos que nos encontramos dentro de una burbuja de fantasía bien intencionada. 

Los Olivo

Para tal efecto, la paleta de colores seleccionada corresponde a las tonalidades con las que originalmente se pintaba a los personajes en el cómic y animaciones. 

Así mismo, gran parte de los actores y actrices que dan vida a los habitantes de la comunidad fueron elegidos desde el mundo circense para que desarrollasen sus interpretaciones con un desplante físico que recuerda a las caricaturas. 

¡Bluto explota!

Es por estos aspectos, entre otros, que la película se defiende bien ante cualquier otra adaptación de cómic en lo que se refiere a su fidelidad con el material de origen. 

El rol principal corrió a cargo del aclamado comediante Robin Williams, siendo este su debut en el cine; y pese a que su carisma otorga cierta profundidad a Popeye, es Shelley Duvall (actriz predilecta de Altman, mayormente conocida por su rol en el clásico de terror El Resplandor) la que parece haber nacido para interpretar a Oliva, tanto por sus rasgos físicos como su habilidad para la comedia física. 

Al principio, Oliva y Popeye no se llevan bien, pero su relación eventualmente se fortalece cuando ambos deben hacerse cargo de un huérfano al que llaman Cocoliso (Swee´ Pea).

Finalmente la película es una apología a la paternidad, con la búsqueda de su padre, Popeye termina convirtiéndose en una “madre” (como él se llama a sí mismo) 

La canción de cuna de Cocoliso

En el apartado musical, los productores recurrieron al compositor Harry Nilsson, un cantautor norteamericano que compuso alrededor de 10 canciones originales para la película, entre las que se cuentan la hermosa “He Needs Me” , pieza en la que Oliva admite su amor por Popeye.

Dicha secuencia pone en evidencia la manera en la que Altman sutilmente interfiere en la mente del espectador con planos simples y una sencilla coreografía de Shelley Duvall para generar las respuestas emocionales necesarias para encariñarse con estos personajes.

Años más tarde esta misma secuencia inspiraría al director Paul Thomas Anderson para realizar su magnífica comedia romántica Punch Drunk Love (2002), protagonizada por Adam Sandler.

He needs me (Me necesita a mí)

Si bien la película triplicó su costo de producción en taquilla, los estudios la consideraron un fracaso; sin embargo, como a menudo suele suceder con las pequeñas grandes piezas que pasan desapercibidas, Popeye cultivó la misma fascinación con la que fue recibido en las tiras cómicas.

Hasta la fecha, en la República de Malta, se encuentra el Pueblo de Popeye: el gigantesco set que fue construido especialmente para retratar el pueblo de Sweet Haven, con 19 casas que hoy sirven como museo de la historia de los personajes de E.C. Segar y centro de entretenimiento familiar, en dónde se realizan espectáculos en vivo relacionados con Popeye y el mundo de Thimble Theater. 

Sweet Haven (Pueblo de Popeye)

En resumen se puede apreciar una obra que a todas luces no ha encontrado el reconocimiento que se merece, es una comedia bastante inocente cuyo principal atractivo radica en la suma de todos sus elementos, como piezas de un mecanismo bien pensado. 

En la actualidad cuesta pensar en alguna adaptación de cómic que no involucre superhéroes; sin embargo, la historia muestra que estas sí existen. Y la calidad narrativa de esta pieza en particular no teme tocar teclas, como el romance y el absurdo, para traer a la vida las viñetas que le sirvieron de inspiración. 

Desde el 2020, desde la pandemia y el encierro, las olas que bañan a Sweet Haven parecen más frescas y azules que nunca; de igual forma, desde un período cinematográfico imbuido en cinismo de parte de los espectadores más exigentes, Popeye se mira hoy como una hazaña que, pese a su riesgo y pérdida, es capaz de trasladar al espectador a un mundo único, mágico e inocente, más agradable que el real.

El hermoso himno de Sweet Haven