Pacto con la muerte: los niños robados

Sofía Bertelsen continúa la trilogía Ad Infinitum con Pacto con la muerte, la segunda parte de las aventuras de Jake Pyro

Escrito por Ktlean

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Solo un año demoró en llegar a las manos de los lectores la segunda parte de la trilogía Ad Infinitum, de la autora Sofía Bertelsen. Esta novela, titulada Pacto con la muerte, es la continuación de las aventuras de Jake Pyro y el resto de sus amigos, tanto los que conocimos durante el primer libro, El hijo del sol, como algunos nuevos.

El viaje por los universos alternos sigue, esta vez con un poco más de información, tanto para nosotros como para el joven Pyro. ¿Qué nos depara este libro? ¿Es una buena continuación de su predecesora?

La historia

Lo primero que hay que tener en cuenta es que este libro retoma la historia en el mismo punto donde terminó El hijo del sol. No existe lapso de tiempo entre ambas, lo que ayuda a hacer muy fluida la lectura, especialmente para aquellos que leen ambos tomos seguidos.

En el caso de Jake Pyro, la acción se retoma cuando llega a un nuevo universo alterno, que se caracteriza por tener en el cielo una enorme espiral verde. Allí se encuentra con otra versión del hermano de su amigo Matías, Miguel Pino, quien lo rescata y lo lleva a su casa. Es cuando se encuentra ahí, que su vida vuelve a dar un giro, ya que es hallado y sacado de ese universo por un viajero interdimensional: Foster Sapiens.

Este personaje solo había sido nombrado en el primer libro, ya que se trataba del primer médico de Atacama y quien le enseñó a María O´Connor todo lo que esta sabe sobre medicina. Pero él había desaparecido, al igual que Vulcano Pyro, dejando a la joven a cargo del Centro de Urgencias. En este segundo tomo aparece nada más y nada menos que como un viajero interdimensional, alguien que podría ayudar a Jake en su misión. Sin embargo, a pesar de su experiencias, no lo sabe todo y necesita la poca información que el joven posee para intentar hallar la Falla que está poniendo en riesgo todas las realidades.

Mientras Jake conoce y sigue a Foster Sapiens, en Atacama las cosas se ponen cada vez más difíciles. Matías Pino, Taylor Lawrence y Lili Pyro deben intentar continuar con su vida luego de que el joven saltara a un agujero en la tierra y desapareciera (o muriera, desde la perspectiva de ellos). Taylor aún mantiene su propósito de aprender a leer y así poder convertirse en la Jueza del pueblo; para ello conoce a alguien especial que le ayudará en su propósito, pero también la alejará de Matías.

Lo más interesante, sin embargo, se da con el tándem que se genera poco a poco (y un tanto a regañadientes, para qué negarlo) entre Matías y Lili. Esta, sobre todo, es un personaje que por fin logra encontrar un propósito más allá de ser la víctima de los hechos que tuercen la vida de su hermano Jake, como sucedía en El hijo del sol. La niña cada vez tiene más visiones, las que le hacen daño, pero también le entregan información sobre todo lo que está pasando.

Pronto, gracias a ella, se ahondará más en lo que ya se nos mostró en el primer tomo de la trilogía: esta historia es sobre niños robados.

Los desaparecidos

Una de las cosas que quedaron claras en El hijo del sol fue de dónde venían los jóvenes que habitaban en Atacama: niños y adolescentes de todos los multiversos robados y enviados a ese desierto, sin memoria y con la orden de cavar día sí y día también.

Los culpables de estos raptos son llamados Hombres de Negro, y poco a poco, a medida que Jake va descubriendo la verdad, se identifica un patrón en sus acciones. Aparecen de la nada a través de un portal, para llevarse a algún niño o un grupito de hermanos, como en el caso de los Pyro. Estos niños y sus diversas versiones son reunidos en una sola, que es la que se envía a Atacama.

Uno de los aspectos más dolorosas de esta parte de la historia, es que cuando un niño o niña es raptado y pierde la memoria, en su mundo su presencia es borrada, siempre dejando a una o dos personas que sí los recuerdan. Esto es fácilmente comparable con la realidad de las personas desaparecidas, cuya cantidad es mucho mayor que las que son reflejadas en las noticias. E incluso las que sí se vuelven casos virales, pronto pasan al olvido también para la opinión pública. Solo sus familias los recuerdan, el resto no.

Es interesante, y también algo digno de agradecer, que un libro de ciencia ficción refleje esas situaciones, que son mucho más normales de lo que creemos y de lo que nos gustaría.