La memoria de Paula

Un ícono de la literatura latina es la escritora Isabel Allende. Acá desmenuzamos Paula, su libro más desgarrador y personal.

Escrito por Cuarto Literario

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Sin duda el libro más famoso de la autora chilena Isabel Allende es La casa de los espíritus. Su primera novela la posicionó como una de las escritoras latinoamericanas más leídas (incluso hasta la actualidad), consiguiendo admiradores y detractores —casi— por igual. ¿Cuál estaría en segundo lugar? Acá la cosa se complica, puede variar de lector a lector, pero para efectos de esta nota diremos que es Paula.

El argumento de Paula

Lo más probable es que ya lo sepas, pero si no, vamos a hablar un poco de Paula. Este libro nace a partir de una de las experiencias más trágicas que puede vivir una madre: la enfermedad de una hija. En 1991, la hija de Allende, Paula (sí, de ahí el nombre del libro, no es un gran misterio), enfermó de manera grave y luego quedó en coma.

Un hospital en Madrid terminó siendo el segundo hogar de Isabel, donde iba a diario para acompañar a su hija. La pena e impotencia comenzaron a desmoronarla, entonces su agente literaria le recomendó que hiciera lo que mejor sabía: escribir.

Fue ahí donde, entre salas de hospital, remedios y luces de neón, comenzó a contarle a su hija la historia familiar, esperando que un día, al despertar, pudiera leerla.

No solo la historia familiar

Lo interesante de este libro es que, dada la época en que nació y creció Isabel Allende, conocemos también parte de la historia de Chile a través de su pluma. Una parte importante de las comunicaciones en Chile, conociendo su experiencia escribiendo para la revista Paula —sí, coincide con el nombre de su hija, por lo mismo resulta extraño que el lector tenga que recurrir a sus conocimientos o a un buscador, para saber de qué revista se trata, ya que no la llama por su nombre—,  y su experiencia con un espacio en televisión.

Durante muchas páginas se narra el golpe militar de 1973 desde su punto de vista y también lo que significó el autoexilio. Conocemos una cara distinta de Salvador Allende, más familiar (era tío en segundo grado de Isabel), cómo fue ayudar a personas detractoras al golpe y otros detalles interesantes. Incluso tenemos luces de lo que significa la carrera diplomática —en la encarnación del «tío Ramón», que en realidad era pareja de su madre.

Es una autobiografía con todos los elementos de una narración que atrapa al lector, que genera risas, llanto, suspenso, empatía y tantos otros términos que pueden definir esta obra.

Sobre la prosa de Paula

Si ya has leído a Isabel Allende, estarás familiarizada con su manera de escribir. En mi caso particular era primera vez que la leía —te lo voy a contar más adelante. La prosa de Allende no es fácil de digerir en un comienzo, pero luego de los primeros bocados entonces te vuelves capaz de devorar las páginas y avanzar muy rápido.

Es una gran fanática del uso de adjetivos, algo que no siempre se recomienda hacer en los textos, pero que en Latinoamérica los escritores han sabido pulir e incorporar de manera magistral. El uso de adjetivos en la prosa de Isabel Allende a veces parece excesivo, pero cada uno está tan bien elegido que la hace muy interesante.

«No soy la única, casi todas las madres pasan por esta prueba, se les rompe el corazón, pero siguen viviendo porque deben proteger y amar a los que quedan».
—Isabel Allende y sus hijos, Nicolás y Paula.

Opinión personal

Como comenté, era la primera vez que leía un libro de Isabel Allende. Sí, tenía una gran deuda con ella, sobre todo si me defino como una fanática de los libros, ¿cierto? Pero bueno, ¡al fin la leí! Y estoy tan feliz, este libro me gustó muchísimo. Por todo lo que ya conté en los párrafos anteriores, pero también porque conectas con la autora a un nivel más personal.

Se puede volver a sonreír, se puede volver a ser feliz, pero siempre una madre cargará con el dolor de la muerte de un hijo o hija.

¿Sabes? Yo tengo una hija… y solo imaginar que le puede pasar algo me aprieta el corazón. Ni siquiera puedo imaginar cómo sería que cayera enferma, en coma y finalmente aceptar, en contra de todos los deseos de una madre, que su único camino es un desenlace fatal. Vamos, no te estoy contando ningún spoiler, cualquier persona con algo de cultura sabe que Isabel Allende perdió a su hija. Y esa información es desgarradora. Lloré, varias veces, pensando en Paula y pensando en una madre que también muere un poco —incluso ahora, al recordarla, siento ganas de llorar.