Javier Valderrama: viviendo la ciencia ficción

El autor de El Arca, Javier Valderrama, habla sobre su vida, sus inicios como escritor y todo lo que le inspira a seguir creando.

Escrito por Zahorí Balmaceda

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Javier Valderrama estudió cine en la Universidad del Desarrollo, donde se especializó como guionista.

Su primer trabajo fue en la película Volantín Cortao, donde se vio obligado a dejar de lado su amor por el cine de género para ceder al realismo. El proyecto tuvo una buena recepción, haciéndose acreedor del premio del público en el Festival de Cine de Valdivia con favorables comentarios en relación a los actores y el guión.

Los caminos de la vida llevaron a Javier a alejarse del mundo artístico y buscar un trabajo regular, pero su pasión por la escritura nunca se detuvo.

Cuéntanos, Javier, ¿qué fue lo que te impulsó a escribir El Arca?

La primera gran necesidad fue la de volver a conectarme con mi lado artista. Suena muy grandilocuente, pero trabajar en un mundo tan ingenieril mata el alma.

Por otro lado, llevaba un tiempo escribiendo cuentos, y tenía el sueño de escribir un libro de ciencia ficción. En la universidad, los profesores y compañeros me hacían a un lado por mi preferencia por el cine de género y quería poder contar una historia sin las limitaciones que implica el mundo audiovisual. Presupuestos, locaciones, efectos visuales, etc.

La necesidad secundaria era la de expresar un discurso ecologista y misántropo.

Por último, tuve una experiencia reveladora que me hizo reunir bosquejos de cuentos que tenía en el tintero; visité hace unos años el Museo de Ciencias Naturales en Madrid, con la excusa de ver fósiles de dinosaurios —amo los dinosaurios— y me topé con un Tigre de Tasmania embalsamado. Como está extinto por causas humanas, sentí una culpa terrible y después de pasar un buen rato observándolo, le prometí que escribiría una historia para él.

El tigre de Tasmania también juega un papel vital en El Arca, ¿no?

Sí, no solo por ser el motor de arranque de la historia. Es lo que une casi toda la sustancia de la trama. La responsabilidad ecológica y moral está también reflejado en ese animal embalsamado, casi como un implante de guión.

Como dato curioso, el título original iba a ser El arca del Tilacino, pero mi editor propuso eliminar la mención al animal, ya que no todos saben que es un Tilacino.

Disponible para su venta en el sitio web de Áurea Ediciones

Pasemos al género. ¿Por qué elegiste este universo de ciencia ficción lejos de la Tierra?

La base del género es la de disfrazar tu discurso con símbolos que representen el tema que quieras tocar. En este caso, quería hacer entender lo valiosa que era la Tierra y qué pasaría si un día ya no contásemos con ella.

Por otro lado, buscaba quitar al ser humano de su visión antropocentrista del universo. Hacernos sentir menos importantes para así recuperar la humildad y la empatía con los demás seres vivos. El ser humano es muy egoísta en su forma de habitar, es capaz de arrasar ecosistemas enteros solo por capricho, y eso me aterra.

Háblanos de tu personaje favorito dentro de El Arca. ¿En qué o quién te inspiraste para darle vida?

No tengo un personaje favorito, pero Clemente y Leona son mis protagonistas porque representan aspectos de mí que eran claves para narrar los puntos de vista que buscaba. Por supuesto que hay cosas exageradas, editadas o minimizadas para que tuviesen vida propia, pero este proyecto era muy personal para mí.

¿Qué hay del resto de los personajes de El Arca? ¿También ves algo de ti reflejado en ellos?

En algunos más que otros. Se podría considerar spoiler, pero creo que en el otro personaje que me representa es el General. Su visión de los humanos nace de mi reflexión sobre la humanidad. Por otro lado, quería que el opositor no fuese malo, sino que su punto de vista y misión chocara con los protagonistas. Eso lo hace más real, a mi parecer.

¿Y qué fue lo que más te costó al momento de escribir El Arca?

Separarme de mi mente de cineasta, que piensa en planos. El guion de cine no divaga tanto, tiene una forma más ajustada y acotada. No se habla de sentimientos, sino de acciones. La cámara que filmaba la historia en mi cerebro fue difícil de apagar. Al comienzo, mi relato era muy escueto, faltaban detalles, faltaba ese tempo dilatado que tienen los libros.

Mi cabeza es muy estructurada. Como buen guionista, lo primero que hago es establecer puntos de giro y escenas claves que me gustaría concretar. Dejarme llevar de manera controlada fue una experiencia interesante.

¿Crees que algo de tu vida se refleja en lo que escribes?

Sí. Hay una parte inconsciente que se escapa siempre. Una marca que sin querer aparece transversal a toda obra, y por otro lado, están los aspectos que yo quise filtrar. Es entretenido darse cuenta lo mucho que hay de ti en algo tan externo como un libro.

¿Crees que esto te pase en todos tus libros a futuro o solo en El Arca?

Mi intención es forjar una huella de autor, pero eso solo el tiempo lo dirá. Así que sí, espero que eso ocurra en cada obra que haga, ya sea libro, película o cómic.

¿Y qué es lo que crees que te define como autor?

Mi lado misántropo, que se filtra descaradamente, incluso cuando hago fuerzas para evitarlo. Podría hablar de otros aspectos, como mi transparencia sobre mi sexualidad, que busca quitarle el foco a la heteronormatividad que ha gobernado el arte por tanto tiempo, mi foco ecológico e incluso mi amor por las criaturas, pero si soy honesto —o creo serlo— sería lo primeramente mencionado.

¿Puedes hablarnos de tus próximos proyectos literarios?

Acabé recién con mi siguiente libro, que espero lanzar este año. Es una historia de supervivencia, más cruda y menos amable que El Arca. En cierta forma, es un libro hermano a mi opera prima.

Por otro lado, junto a un muy buen amigo mío escribimos un guión que nos tiene encantados, pero su producción se estancó por falta de apoyo de Chile al cine de género, así que estamos sopesando convertirlo en novela. Quién sabe.

¿Te refieres a adaptarlo a novela? ¿Cuántas cosas crees que cambien? ¿O sientes que se mantendrá igual a la versión en guion?

Sí, queremos adaptarlo. No sé cuantas cosas cambien, pero está claro que un guion no puede ser textual al ser traspasado al libro, y viceversa. Son medios distintos que exigen enfoques y técnicas narrativas distintas. Hay un escritor llamado Alan Dean Foster, que es experto en adaptar películas a libros y a quien le debo la idea de tomar ese proyecto de película y pensar en transformarlo en novela.

Espero que el núcleo se mantenga fiel, pero claramente necesita cambios. El guión se enfocaba mucho en aspectos visuales de la historia, algo que debe ser trabajado y metamorfoseado en el traspaso a libro.

¿Te imaginas cómo sería la experiencia de escribir un libro junto con otro autor?

Te confieso que le tengo miedo. A veces siento que soy muy controlador con la trama, por ese motivo soy feliz escribiendo. No dependo de nadie más, pero si la historia surge de dos personas, es normal que se deba soltar el control para dejar que el otro también haga lo suyo.

Espero que  funcione.