Entrevista: Andrés Cepeda y la escultura geek en Chile

Andrés Cepeda, pionero en la escultura geek, es el creador de un completo universo de figuras coleccionables.

Escrito por Nathy V. Contreras

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Cuando se habla de escultura en nuestro país, por términos generales se suele pensar en escultores clásicos y obras de arte expuestas únicamente en museos. Pero, ¿qué pasa cuando el arte se transforma en parte del mundo personal de muchos?

Como en Comiqueros nos gustan las excepciones, hoy ahondaremos en un nicho poco conocido (pero muy interesante) que se desarrolla dentro del mundo de la cultura geek, en donde personajes de fantasía, ciencia ficción, películas y series se unen a la hora de acompañar las repisas de muchos. Bien lo saben los coleccionistas de corazón.

En esta entrevista hablaremos con uno de los creadores de estas fantásticas piezas: Andrés Cepeda.

Creador e inventor innato

Andrés Cepeda, escultor tradicional y digital chileno, lleva 5 años dentro del rubro si hablamos en términos oficiales, pero su pasión por la escultura lo acompaña desde hace ya mucho tiempo. Autor de todo un universo de figuras que varían desde alienígenas hasta la misma khaleesi  de Game of Thrones, son recopilados en su cuenta de Instagram, @a.cepeda.sculptures.

Ingeniero civil mecánico de profesión, se define como un fan nostálgico de la WWE. Gusta de ver películas y series, acompañadas de una larga lista de pendientes, que la falta de tiempo, a veces como a muchos de nosotros, nos impide terminar.

Inventivo por naturaleza, se adapta cual MacGyver a los desafíos que muchas veces le presenta este arte. Hace 2 años que está realizando clases de primer año en la Universidad del Desarrollo, enseñando sobre plataformas con base arduino, robótica básica, modelado 3D e incluso proyectos relacionados con realidad virtual.

Asiduo a llevar adelante proyectos de tecnología e innovación. Andrés se mantiene al día y actualizado en todo momento, incluyendo investigación de nuevos materiales para la economía circular y el desarrollo de prototipos. Por si todo esto no fuera suficiente, logra mantener el buen humor y equilibrio entre la escultura y el trabajo.

Inicios: un constante aprendizaje

¿Cuándo te interesó el camino de la escultura y por qué elegiste esa materialidad para trabajar?

De chico me gustaba dibujar, los recuerdos más tempranos que tengo están relacionados con el dibujo, pero cuando empezaron en el colegio los trabajos con plasticina le fui agarrando cariño a ese material.

En la enseñanza media me empezó a gustar el tema de los comics. En alguna feria del libro, mi mamá me compró uno para aprender a dibujar superhéroes, ahí te enseñaban los cánones básicos de la figura humana. Fui combinando eso y salieron mis primeros trabajos, en donde podía decir «aquí me estoy tomando más en serio la escultura».

Eran solo de plasticina escolar, de estructura tenía palitos de brocheta. Nada de esqueletos de alambre, que después uno conoce en un mundo un poquito más pro.

Cuando ya estuve casi saliendo de la carrera de ingeniería, había gente en foros hablando de nuevos materiales como la plasticera. Guido Olave la vendía en Chile y antes de eso había comprado la époxica. Fueron unos intentos tímidos por volver [a la escultura], conociendo materiales nuevos que se podían acercar más a lo profesional.

¿Cuál es tu proceso de  selección de personajes a la hora de esculpir?  ¿Sueles inclinarte hacia algún género en particular, lo que está de moda o es lo que te dieron ganas de hacer?

Es una mezcla de cosas, va variando dependiendo del momento. Eso también me lo cuestiono ahora. De repente, son elecciones que obedecen a lo práctico.

Cuando entré a Perro Negro [taller de escultura] y había que elegir un personaje para desarrollar durante el curso elegí a Cíclope (X-Men) no porque me gustara tanto el personaje, si no porque no tenía tantos accesorios, lo mío era practicar más la anatomía.

¿Hoy en día sigues eligiendo lo práctico?

Estoy tratando de evitarlo. Por ejemplo, cuando hice el primer busto de lucha libre, nació por gusto nostálgico. Estaba interesante ese nicho porque veía que los coleccionables no eran muy bonitos.

El coleccionista de lucha libre, lo que más tiene para elegir son figuras articuladas, y al menos en mi opinión, como el foco es otro y tienen un objetivo más de juego, de repente no son muy bien proporcionadas o no se parecen tanto al personaje.

Lo máximo que había en nivel eran figuras de Sideshow, ya en escalas grandes, cuerpo completo. Undertaker, Stone Cold, Triple H, en muy alta calidad y muy caros. Sentía que había dos extremos, entonces dije «a lo mejor podría hacer algo entremedio».

¿Materiales ideales para trabajar?

Yo diría que plasticera de dureza media, para poder bocetear. La plasticera es un poco difícil de tener a mano, pero ya la plasticina común salva, porque puedes hacer cosas rápido. Eso y tener una herramienta a mano.

 Si reducimos todo a la mínima expresión, cuando quería practicar mientras iba en la micro hacia la pega, andaba con un pedazo de plasticina no muy duro y una tapa de lápiz Bic, porque tiene una paletita que permite hacer algunos detalles.

Del taller al mundo digital

Programas como ZBrush han acercado la escultura a un formato digital, saliéndonos totalmente del concepto de las manos manchadas. ¿Qué opinas del paso de la escultura hacia el mundo digital? ¿Crees que lograrán integrarse o el mundo 3D es el siguiente paso?

Completamente integrables; yo creo que no pelean, se complementan. De hecho si quieres hacer una esfera perfecta, en plasticina es super difícil. Si quieres ocupar las dos cosas, una figura muy orgánica que tenga la expresión del barro y la plasticera y que además tenga geometría dura, puedes combinar esos dos mundos.

Yo mismo he tenido la necesidad de juntarlos. Por ejemplo, de mis bustos, las bases las hago en digital, pero las figuras están hechas en plasticera.

Para mi ese mundo ofrece muchas cosas, tu trabajo puede llegar a todo el planeta. Si alguien quiere ese archivo, puede imprimirlo [en 3D] en otra parte. O el hecho de jugar con los renders, las luces y la presentación de tu trabajo. Puedes darte el gusto de hacer cosas que son imposibles físicamente, pero que se ven espectaculares. El medio digital abre mucho las posibilidades.

Escultura geek made in Chile

¿Cómo crees que se percibe este arte en Chile? ¿Aún es pionero o ya está más asentado?

Yo creo que se percibe como algo muy de nicho. Alguien que no está metido en este mundo no ubica mucho los procesos. Me he dado cuenta cuando la gente pide cosas, creo que todavía no está muy consciente de esta disciplina.

Pienso que le debe pasar a mucha gente que hace cosas manuales. Pero, si le preguntas a alguien «nómbrame un dibujante chileno», es muchísimo más probable que te nombren uno, que si le preguntas por un escultor chileno.

Puede que ni siquiera haya personas que estén conscientes que hay escultura geek, de hacer figuras o coleccionables de superhéroes. Al hablar de escultores, se debe pensar más en esculturas que están en la plaza o como una disciplina de las bellas artes que está en los museos. 

¿Crees que se otorgan los espacios para la difusión y creación de figuras coleccionables en el ámbito nacional?

Cuando levantamos esta iniciativa de agruparnos en La Gran Logia Volumétrica, una de las metas que teníamos en las reuniones era «¿cómo dar más visibilidad a esto?» 

Sentíamos que podíamos llegar a más gente que se interesara, ya sea como público o autores de sus propios trabajos, pero la pandemia nos interrumpió esa idea. Quedo un poco en pausa, pero estaba la intención de darle más visibilidad. Porque todos ganan al colaborar, para mí el compartir es más crecimiento para todos.

Cuéntanos sobre tu experiencia en comisiones internacionales, como tu creación de trofeos O’scare para el festival HorrOrigins 2020 que se realiza en Atlanta.

Me encontraron por Instagram, no sé cómo. Me explicaron con un sketch que hizo un diseñador que era una premiación que estaba naciendo HorrOrigins.

Era la primera edición de la premiación de cine de terror yquerían hacer como un premio Oscar, pero con una momia. Entonces llegó con el concepto, empezamos a conversar, había un ratoncito al lado de la momia. Lo convencí para hacer un cambio, para que fuera más fácil de producir. Que estuviera incluida la ratita sin que produjera temas técnicos de molde. 

Nos mandamos hartos mensajes en marzo y quedó la pelota en su lado. Me respondió en septiembre y el evento era a fines de octubre, entonces le pregunté «¿estás dispuesto a pagar un envío rápido?». La base la hice en digital (era la momia, la ratita, los moldes) y él quería 5 copias. Saqué todos esos cálculos y dije «me demoro 5 semanas».

En esa época tenía un poco más de tiempo disponible, pero si me demoraba más no alcanzaba porque el envío más rápido tardaba como 3 días. Logré sacarlo y resulta que llegó octubre, fui con mi cajita a Fedex, salió como doscientas lucas el envío y llegó a su destino final.

Pero, un detalle aquí a considerar. Fui con mi caja el jueves 17 de octubre del 2019; me demoraba un día más y 18 de Octubre, estallido social. Me rajé. Esa pega tiene hartas salvadas.

¿Proyecto más interesante en el que hasta ahora hayas trabajado?

El stop motion me permitió conocer todo un mundo. Estar metido en un estudio donde están grabando stop motion es super mágico. Es una mezcla entre taller y set de cine, es lo más cerca que he podido estar de una producción audiovisual en serio, con todas las de la ley. He trabajado en dos proyectos de stop motion.

[El primero fue] un cortometraje llamado Bestia, que sacó fecha de estreno la semana pasada. Tuve que hacer las cabezas de la protagonista y un par de personajes más, modificar las expresiones y después sacarlas en resina, pintarlas y hacerles un tratamiento de resina transparente para que quedara como cerámica.  

La temática del corto es sobre dictadura, es una historia bien triste, bien fuerte. La dirección de arte es hermosa y todo está muy bien hecho, conocí gente que es muy seca. Hugo Covarrubias es el director de ese corto y Cecilia Toro es la productora.

A los pocos meses después, me contactaron para el otro proyecto de stop motion, la serie animada Zander. Es una serie para niños que aborda temas filosóficos. Fue un flujo de trabajo bien interesante.

Proyecciones

¿Tienes algún taller proyectado para este año?

Me gusta mucho hacer talleres, alcancé a hacer talleres de moldes, de cabezas y de introducción a la escultura. Quería repetirlos, pero no se pudo por la pandemia y no hallaba la forma de hacerlo en la casa.

Lo que hay ahora disponible son los videos que he compartido desde mi cuenta, tanto en las publicaciones de mi Instagram como en las historias destacadas pueden encontrar material para aprender. El año pasado lo que hice en vivo fue lo de Customs Chile, que está en su Facebook también.  

Hice talleres gratuitos online el año pasado y quiero ver la posibilidad de subir videos a Youtube, el problema es siempre el tema del tiempo. Hace rato tengo ganas de hacer contenido, hay harto en inglés, pero en español no mucho.   

¿Influencia o recomendación de artistas nacionales a los que definitivamente hay que dar un vistazo?

Voy a recomendar a toda La Gran Logia Volumétrica, es una buena ventana de gente que está haciendo cosas interesantes en Chile.

David Correa, que hace escultura digital y fundador del proyecto llamado Imaquinaria.

El otro es Obscura Studio. Son dos personas, Diego en la parte de escultura más de lleno y Gabriel que también está metido en la escultura y aplica a todo lo que es el diseño. También están haciendo un podcast de horror, porque están super comprometidos con el tema.

Para finalizar, ¿consejo para quien quiera iniciarse en este mundo?

Que tome plasticina escolar y haga cosas, así de simple. Si estamos hablando de empezar, que no se ponga barreras en qué es lo ideal que necesita o lo perfecto para partir.