Una excelente iniciativa que muchos capitalinos pueden haber visto en algun centro comercial, y que ahora se reinventa debido a la pandemia. En esta entrevista hablamos con Diego Ramírez, uno de los impulsores de La Biblioteca Libre.
Buenas tardes Diego, y desde ya muchas gracias por acceder a esta entrevista. Cuéntanos, ¿actualmente cuántas personas componen el equipo de La Biblioteca Libre?
El grupo en la pandemia se redujo, tuvimos que dejar ir a personas porque ya no podíamos seguir funcionando a la misma capacidad. Actualmente somos dos personas trabajando tiempo completo, y tenemos el apoyo de entre dos y tres personas más que están trabajando de forma part time. Apoyando con las ilustraciones, el montaje de las actividades y la atención al público.
¿Cómo fue que inició La Biblioteca Libre? ¿Hace cuanto tiempo están funcionando?
La Biblioteca Libre lleva varios años funcionando, pero la dinámica que tenemos ahora lleva aproximadamente desde el año 2016. Empezamos antes, mientras estábamos en la Universidad, con un proyecto que se llamaba Cátedra Libre, que era una especie de espacio colaborativo para aprender. Por ejemplo, yo estudiaba Ingeniería Comercial, y hacía clases gratuitas de Contabilidad y Finanzas. Y la idea era que las personas que participaran de las clases lo hicieran gratis, pero luego ellos enseñaran a otro grupo de personas alguna habilidad o materia que estuvieran estudiando. , Así se iba generando una especie de cadena de favores.
Dentro de ese grupo, cuando ya llevábamos un tiempo ejecutando el proyecto, nos fijamos que había personas que no aportaban, ya sea porque no se sentían con confianza, o no tenían facilidad para enseñar. A esas personas les empezamos a pedir que donaran un libro por cada clase que asistieran. Cualquier libro, sin ningún tipo de requisito. Y así llegamos a juntar una gran cantidad de libros: 2000, 3000. Nuestra idea era donarlos a una escuela, o a algún proyecto de fomento lector, pero no tuvimos un buen recibimiento.
Entonces los llevamos al Parque Forestal con la idea de entregarlos al público, y que por cada libro que nos entregaran podían llevarse dos. Fue mucha gente, y de ahí nació la idea de intercambiar libros y que se mantenga una circulación de los mismos para poder sacarles una utilidad, que se lean y no se queden en un estante. Ese fue el origen de La Biblioteca Libre.
Con la pandemia implementaron una modalidad de intercambio online, pero, ¿cómo funcionaban antes de eso?
Tuvimos varias etapas. En un momento tuvimos nuestro propio local, que estaba abierto en el barrio Lastarria y la gente podía ir de lunes a viernes, pero el modelo que luego empezamos a trabajar fue el de la Casita de Libros. Es una estantería que le dimos una forma de casa y la íbamos colocando en espacios públicos: mall, colegios, oficinas, estaciones de servicio. Ahí la gente iba y cambiaba directamente hasta cinco libros siempre y cuando fueran de similares características. Eso lo tuvimos que suspender por la pandemia, pero en agosto ya pudimos retomar las actividades en el Costanera Center, y esperamos poder volver a la rutina y movernos por todo Santiago. Es algo que está abierto a todo público y esperamos que la gente se entusiasme y asista y pueda encontrar libros que les resulten interesantes.
¿Cómo funciona actualmente su modalidad de cambio? Me comentaste que en un inicio era dos por uno, y antes de la pandemia se podían cambiar hasta cinco
En los casos en que es presencial, le damos la oportunidad a la gente de que haga hasta cinco intercambios de una vez. En la modalidad a domicilio es solamente uno porque el fin no es tanto cambiar libros, sino dar a conocer este proyecto a gente de zonas que están más alejadas, o que no tienen fácil acceso a bienes culturales, ir a comunas que no visitamos con La Casita de Libros como Lo Prado, El Monte, Pudahuel, Lo Espejo, Cerro Navia. Comunas que tienen pocas bibliotecas o poca cantidad de libros disponibles para el público. Ahí dejamos que sea un intercambio por persona por mes, porque creemos que es suficiente con eso, y nosotros funcionamos solo regulando el intercambio.
Lo que buscamos siempre como moderadores es que los intercambios sean parejos, que lo que recibimos sea de similares características, para que otras personas que vengan después encuentren títulos parecidos y atractivos. Entonces ponemos como regla que el intercambio sea entre libros de similar género literario, o tipo de edición, porque de esa manera podemos mantener la calidad de los títulos que hay y así también el interés de la gente. Antes, cuando hacíamos la modalidad del dos por uno, nos pasó que nos llegaron muchos libros escolares, que ya estaban pasados de moda o desactualizados, y no era la idea. Entonces decidimos establecer este estándar para que siempre sea atractivo participar en La Biblioteca.
¿Y cómo se financia el proyecto? ¿Han recibido algún apoyo del gobierno o participado en fondos concursables?
Siempre con la idea de facilitar el acceso a los libros, nos hemos mantenido funcionando con la regla de que no haya ningún costo para las personas por participar, y en esa lógica un apoyo fuerte son los fondos del Ministerio de Cultura. Particularmente la iniciativa de La Biblioteca Libre a Domicilio la financiamos con un Fondo de Cultura. Tratamos también de asociarnos con editoriales, y generar alianzas también con los Centros Comerciales, para tener ese patrocinio y hacer esas actividades puntuales en esos espacios.
Igual, continuamente estamos buscando, más que donaciones, generar alianzas o convenios con otras organizaciones para darle una mirada más sustentable y a largo plazo de La Biblioteca. Porque las donaciones siempre se acaban, y la idea es tener convenios que perduren en el tiempo y le puedan dar vigencia a La Biblioteca por muchos años.
Actualmente ¿cuántos libros tienen, de qué tamaño es su biblioteca?
Es una buena pregunta. No tenemos muy claro el número, pero por ejemplo, para la modalidad a domicilio, el catalogo que está en internet tiene aproximadamente 1700 libros. Generalmente funcionamos con la Casita de Libros, y cualquier actividad que realizamos tiene que tener al menos 2000 libros, esa es la cantidad mínima que definimos para funcionar con un número suficiente. Para tener un balance entre libros populares que sí o sí nos van a pedir, y otros que le pueden llamar la atención ya a lectores más experimentados, cosas de autores no tan masivos. También tenemos que tener alternativas para los diferentes grupos etarios, libros para niños, para gente mayor, etc.
Nosotros tenemos tres Casitas de Libros que ahora tenemos guardadas, y creo que en total debemos de andar cerca de los 15.000 libros. Pero no sé si ese número sea de utilidad para el público general, porque con las condiciones que tenemos no podemos sacarlos todos. Me encantaría, pero con las limitaciones que hay en estos momentos solo tenemos asegurado el funcionamiento de La Biblioteca a domicilio. Implementar otras modalidades va a depender mucho de cómo evolucione la pandemia.
Y hablando de la evolución de la pandemia: ¿qué planes u objetivos tienen para lo que queda del año, ahora que está mejorando un poco el tema del confinamiento?
Siempre nos ha interesado mucho llegar a zonas que tienen difícil acceso a libros, sobre todo poder llevar la Casita a comunas como Isla de Maipo, Buin, Caleta de Tango, Talagante, Puente Alto, Colina…zonas alejadas de los polos culturales. Si bien nos es muy importante no dejar de funcionar en zonas como Santiago, Providencia, Las Condes, queremos complementarlas y facilitar el acceso a la gente de otras comunas, lo cual hemos logrado con la iniciativa de La Biblioteca a domicilio, pero queremos llevar La Casita a ellos también.
Continuar con la modalidad a domicilio también. Si bien al principio teníamos miedo que se centrara en la zona Oriente, lo cierto es que ha sido super parejo, y los repartos han abarcado toda la Región Metropolitana, lo que demuestra que hay mucho interés en leer más, y que la gente está a la espera de iniciativas de este tipo. Nos encantaría que más bibliotecas o librerías apuesten por esta clase de proyectos, ya que el fomento a la lectura es algo que rinde frutos al mediano y largo plazo tanto en la calidad de vida de las personas como en la sociedad que van construyendo también.
¿Ya tienen definido algún lugar en el que vayan a estar presentes fisicamente en los próximos meses?
Las fechas no las tenemos claras, porque todo está muy variable con el tema de la pandemia, pero sí o sí vamos a estar en septiembre en Alto las Condes. Después de ahí en octubre y noviembre vamos a seguir trabajando con otros mall de la marca Cencosud en Ñuñoa, La Florida, etc. Y eso es todo de momento.
Todo se está reactivando, pero no tan rápido como uno quisiera, y es probable que todas las conversaciones que estamos manteniendo ya se enfoquen en el 2022.
Teníamos un proyecto para visitar escuelas de escasos recursos, que no contaran con bibliotecas o tuvieran malos resultados en el SIMCE, que justo empezaba cuando empezó la pandemia. Ese proyecto lo tenemos pendiente de ejecutar, que también lo financiamos con un Fondo de Cultura, y sí o sí lo vamos a ejecutar el próximo año. Ahí vamos a tener una biblioteca mucho más enfocada en el área infantil, con libros que no podrían conseguirse por la biblioteca de su colegio o por sus propios medios.
¿Tienen alguna forma en la que alguien interesado en ayudar pueda comunicarse con ustedes? ¿Hay algo que necesiten?
Nosotros siempre estamos interesados en recibir donaciones de libros, y los vamos a buscar a domicilio, porque con eso funcionamos, nos permite armar colecciones y ampliarnos a más públicos. Por ejemplo, en términos de novela gráfica, no tenemos mucho de eso, pero es un formato muy popular y que puede ser útil para introducir a las personas a la lectura.
No trabajamos normalmente con voluntarios, pero si alguien nos quiere apoyar, por ejemplo para las visitas a las escuelas más adelante, o la construcción de las Casitas, o cualquier otra cosa, tenemos un correo que es biblioteca@catedraslibres.com y ahí nos pueden contactar. Siempre estamos abiertos a cualquier tipo de requerimiento, por ejemplo a solicitudes de visita, ahí hacemos un diagnostico para ver si podemos incorporar nuevos lugares a nuestra ruta.
Pero la mayor ayuda es la participación de la gente. Esperamos poder contar con todos en el regreso a las actividades, que ojalá pueda concretarse pronto y contando con todas las medidas de seguridad.