El Conjuro: el Diablo me obligó a hacerlo

Tomando uno de los casos más icónicos de los Warren, El Conjuro: el diablo me obligó a hacerlo, promete un emocionante capítulo.

Escrito por Felipe Ignacio Pereira

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Durante la década pasada, el cine mainstream nos entregó sagas y universos, desde el género de superhéroes hasta el de kaijus. El género del terror no se quedó atrás, siendo el universo de El Conjuro uno de sus más reconocidos. Este 2021 se estrenó su última cinta, El Conjuro: el Diablo me obligó a hacerlo.

En su meteórica carrera, la saga de El Conjuro lleva a su haber ocho cintas, tres centradas y medianamente basadas en los casos de Ed y Lorraine Warren y una buena cantidad de spin-off, como la trilogía de Annabelle, La Monja, La Maldición de la Llorona y las ya anunciadas The Crocked Man y La Monja 2.

Desde el 2013, con el estreno de El Conjuro se dio pie a este exitazo de taquilla que encanta a audiencias casuales y propias del nicho del terror. Así como en décadas pasadas lo hicieron franquicias como Nightmare on el Elm Street, Friday the 13th o SAW, El Conjuro ha logrado crear un universo cinematográfico.

Póster de El Conjuro: El Diablo me Obligó a Hacerlo (2021)

Con El Conjuro 3: el Diablo me obligó a hacerlo, se propone una suerte de cierre a la trilogía de los expedientes de los Warren, aunque como ya varios han de saber, en el género de terror, la maldad nunca muere. Pero ¿de qué va la cinta?

El Diablo Me Obligó a Hacerlo

Así como El Conjuro (2013) tomó el caso de la casa embrujada de Amytiville y El Conjuro 2 (2017) se basó en el caso de Enfield, El Conjuro: el Diablo me obligó a hacerlo toma uno de los casos más controversiales del sistema judicial norteamericano.

El juicio de Arne Cheyenne Johnson, conocido mediáticamente como el caso “Devil made me do it”, fue el primer litigio en donde la defensa buscaba probar la inocencia de su defendido construyendo un caso en base a la posesión demoníaca de su cliente, Arne Johnson, quien dio muerte a su casero, Alan Bono.

Ruairi O´Connor como Arne Cheyenne Johnson.

Meses antes, la familia de Debbie Glatzel, novia de Arne Johnson, sufrió severos accidentes con causas aparentemente sobrenaturales que terminaron en la posesión demoníaca del menor de los Glatzel. Esto provocó que Ed y Lorraine Warren se involucraran en el caso y lograran convocar a un sacerdote para realizar un exorcismo.

En la vorágine del exorcismo, según los propios testigos, el demonio que poseía al pequeño de los Glatzel se transportó al cuerpo de Arne Johnson, lo que varios meses después gatillaría en un brote psicótico que, según la defensa, obedecía a la posesión demoníaca llevada a cabo meses atrás.

¿El Conjuro 3, el capítulo final?

La historia basada en el caso de Arne Johnson también es condimentada con un trama de complots y casos sin resolver, que van formando parte de la historia central. En ellos vemos que el enemigo, a excepción de las cintas anteriores, no son demonios ni fantasmas sino que la maldad humana.

Un factor interesante del film es que profundiza en la conexión entre Ed y Lorraine Warren, puesto que permite comprender cómo las experiencias paranormales en las que han intervenido y protagonizado a través de los años, han logrado agudizar y nutrir su relación.

Alejados de entes paranormales, esta cinta ahonda también en la perversidad humana y el uso de lo sobrenatural para cumplir fines personales, insinuando cómo lo que tratamos de proteger poder volverse nuestro mayor enemigo y cómo las obsesiones de nuestros padres pueden calar en nosotros.

La llegada de la familia Glatzel a su nuevo hogar detonaría una seguidilla de infortunios.

Todos estos elementos se logran conjugar en la cinta de forma fluida, pero a veces se escapan y no logran generar empatía en el espectador, sintiéndose como una mera secuela donde vemos más de lo mismo: los Warren enfrentando casos sobrenaturales y un familia metida en medio víctima de todo aquello.

El Diablo está en los detalles

En el aspecto cinematográfico, la cinta logra proponer un estilo visual pulido donde vemos una paleta de colores oscuros e iluminación tenue, junto con un juego de planos dinámicos que logra transmitir al espectador la sensación de suspenso por la que a traviesan los personajes.

El diseño sonoro también logra jugar un papel principal, donde los silencios y la preponderancia en los diálogos forma una parte importante en la progresión de la historia, provocando así que la música resalte las situaciones que son más tensas y de suspenso, no cargando toda la cinta de música. Es el silencio el que nos crea el ambiente dentro de film.

Los tótems que los Warren van encontrando son parte de una terrible maldición.

Sin duda, la joya de la corona son Patrick Wilson y Vera Farmiga en los protagónicos. Sus actuaciones logran cautivar y transmitir las emociones por las que pasan sus personajes a lo largo de la película; son una pareja fluida y con una conexión que el espectador logra palpar.

Los efectos especiales, mayormente digitales, logran incorporarse de buena manera, no siendo demasiado exagerados, apuntando a una sutiliza que se suma a la construcción sonora, visual y actoral de la cinta.

El futuro del Universo de El Conjuro

El tratamiento de los personajes es un punto importante. Vemos un arco dramático que pone a prueba a los Warren y en paralelo vemos las peripecias de la pareja formada por Arne y Debbie. Sin embargo, el resto de personajes no logran tener un peso importante dentro de la historia y son olvidables.

Si bien se la jugaron por tener un villano de carne y hueso, sus motivaciones y progresión dramática carece de profundidad, y solo se ve como el villano de turno sin mayor relevancia dentro de la cinta. Lo que también provoca que la historia tenga una inclinación muy centrada en Ed y Lorraine Warren, incluso por sobre el caso en el que ayudan.

Viéndose más como una secuela promedio que como el cierre de una saga, la película carece de impacto en términos narrativos, rasguña el pasado de los personajes pero no lo suficiente para traer algo relevante al presente.

Vera Farmiga como Lorraine Warren y Patrick Wilson como Ed Warren son el plato fuerte de El Conjuro: El Diablo me Obligó a Hacerlo.

Si bien ya están confirmados dos spin-off de la saga, un El Conjuro 4 aún no es anunciando (aunque a través de entrevistas, Vera Farmiga y Patrick Wilson han insinuado sus deseos de volver a una cuarta cinta). Solo los resultados de El Conjuro: el Diablo me obligó a hacerlo determinarán un nueva entrega.