Disfrazados, ficción histórica superheroica

De la mano del reconocido Francisco Ortega y Aurea Ediciones llega Disfrazados, un ensayo-ficción de historia de los superhéroes nacionales.

Escrito por Nerd_Semiorco

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Áurea Ediciones se ha caracterizado por mantener un flujo constante de nuevas publicaciones cada mes. Con Disfrazados, del escritor y guionista Francisco Ortega, se acercan por primera vez a la ficción histórica en un mundo donde los justicieros enmascarados existieron para influir la historia nacional.

Otra particularidad de este libro es que no es inédito. Se originó en un taller literario de José Donoso en la Dibam, escrito en 1995, y fue publicado en 1997. ¿Puede un libro escrito hace más de 20 años tener relevancia a la luz actual? ¿O quedó invalidado por dos décadas durante las cuales el cine de superhéroes alcanzó el cenit de popularidad?

Aurea Ediciones logo

Estructura y ejecución

Disfrazados: La Historia Enmascarada de Chile toma lugar en un mundo donde a partir de 1938, con la primera aparición de Superman en cómic, surgen en el mundo real «imitadores», gente disfrazada que defiende el bien y la justicia. Chile no es la excepción, y en el libro se explora desde una perspectiva de ensayo histórico el origen, auge y caída de estas figuras.

Aurea Tapa Disfrazados

Dividiéndose en cuatro «eras», los fanáticos del comic se sentirán familiarizados con algunas de esas supuestas divisiones históricas:

  • La Edad Dorada, iniciada en 1938, con héroes urbanos nocturnos que combaten el crimen con más espíritu que recursos, como El Sereno y El Llorón.
  • Le sigue la Edad de Plata, en la que los héroes son apropiados por las empresas y mercadotécnica, perdiendo la esencia y quedando tan sólo con la figura.
  • La Edad «Confusa», previo a la dictadura militar, donde se empieza a dar el uso de los héroes como embajadores de las ideas del gobierno de turno.
  • En la Edad de Bronce, que pone cierre al libro, se explora el uso de las figuras heroicas como representación de los ideales de la dictadura, buscando generar una visión positiva en la población.

A lo largo del libro se hace una descripción de los diferentes héroes que aparecen (o se «diseñan») en cada periodo, además de cómo la situación política y social del país influyó en ellos, y viceversa.

Disfrazados ilustraciones superhéroes Francisco Ortega

El propio Ortega admite que se inspiró en Watchmen para la base de esta historia. Pero más allá de compartir la misma idea general, el desarrollo es notoriamente distinto. Además de, por supuesto, ambientarse en un contexto totalmente diferente, los héroes en Disfrazados no son en realidad «super», no tienen verdaderos poderes. Tan sólo son, salvo contadas excepciones, personas normales que prestan su imagen para un ardid publicitario.

The Boys comic portada

Aquí podemos ver una idea que se ha visto en otra importante pieza de ficción «realista» de superhéroes de los últimos años, The Boys. En el cómic los héroes tienen poderes, sí, pero sus actos heroicos son más ficción que realidad. Se implementa un sistema en que los cómics funcionan como publicidad para los héroes, agrandando su imagen y hasta encubriendo sus errores. Ortega se adelanta a los tiempos al definir este mismo sistema en su ficción.

A diferencia de Watchmen, los enmascarados no son utilizados por el gobierno en combate real, lo que tiene sentido dado que no tienen poderes. Son héroes únicamente de cara al público. Esto se vuelve un problema cuando, inevitablemente, surge un «supervillano» y no tienen poder verdadero para detenerlo.

Un problema similar se presenta cuando se dan instancias de un mismo héroe encarnado por diferentes personas, y utilizado para diferentes fines políticos. La historia ficticia y la «real» entran en conflicto y arruinan la ilusión del publico, lo que a su vez quita credibilidad a los héroes, y finaliza con su desuso.

Opinión personal

El libro no está exento de oportunidades de mejora, pero todas se pueden reducir a un único origen: Disfrazados pudo (y, en mi opinión personal, debió) ser más largo. Esta reedición hubiera sido una buena oportunidad para tomar la historia y extenderla más allá de su formato inicial, desarrollando todo su potencial.

Por ejemplo, en un punto se toman ideas de Foucault y Freud para analizar la figura de los héroes. Sería muy interesante leer más ideas de ese tipo. También, enlazar figuras históricas reales previas a la Edad Dorada como precursoras del fenómeno de enmascarados. Esto daría una nueva profundidad a la idea de ensayo histórico del libro.

Otra critica que puede surgir y se asocia a la extensión es que las «Eras» son demasiado homogéneas. Una vez que los medios y empresas se apropian de la figura del héroe, no hay nuevos enmascarados que utilicen la identidad secreta para empoderarse y luchar por la justicia, como en la Edad Dorada. Con más espacio se podría haber presentado más personajes disidentes o directamente opuestos a la corriente principal. Eso habría sido especialmente interesante en la Edad de Bronce, durante la dictadura.

En resumen, estoy siendo muy injusto con Disfrazados al juzgarlo por todo lo que no es. Porque cuando la principal queja de un libro es «ojalá hubiera sido 200 páginas más largo», entonces es que hizo algo bien. En esta ficción histórica en formato de ensayo corto se pueden encontrar buenas ideas, algunas que incluso son utilizadas por otras historias del género con gran éxito.

Hay una mezcla de realidad y ficción que resulta creíble y atractiva de leer, y no se ha visto afectada por el paso del tiempo. Y las ilustraciones son un buen agregado al texto original. Pero había potencial para algo mucho mejor, quizás en una futura revisión, aunque ojalá no tengamos que esperar otros 20 años para eso. Totalmente recomendado.