Mucho antes de que Mamoru Hosoda consiguiera reconocimiento internacional con las aclamadas películas Los niños lobos (2012) y El niño y la bestia (2015), el animador y director de cine tuvo un exquisito paso por una de las series más queridas de fines de los años 90’s. Fue en el animé y películas de Digimon Adventure (1999) donde el cineasta comenzó a forjar su particular estilo.
El capítulo número 21 de Digimon, titulado en Latinoamérica Koromon llega a Tokyo, es sin duda uno de los mejores de toda la temporada, marcando un antes y después dentro de la historia de la serie, y aún más importante, mostrando un increíble estilo visual nunca antes visto durante los 20 episodios anteriores. Hosoda dejó, sin duda, su huella en este anime durante sus inicios como director.
Un poco de historia
Mamoru Hosoda nació en septiembre del 1967 en Kamiichi, Japón. Embelesado por el nivel artístico de la primera película de Hayao Miyazaki como director, El Castillo de Cagliostro (1979), se graduó en pintura al óleo en la Escuela de Arte Kanzawa. Luego de licenciarse, solicitó empleo -sin éxito- en Studio Ghibli, para luego llegar trabajar a Toei Animation en 1991, comenzando su carrera con labores de animación e ilustración.
Durante 5 años trabajó en dichas tareas para algunas de las series más importantes de Toei, tales como el capítulo 173 de Dragon Ball Z, algunos episodios de Slam Dunk y Sailor Moon, y las dos primeras películas de Broly. Sin embargo, en el año 1995, con 28 años de edad solicitó el traslado al departamento de producción, lo que le permitió debutar como director de cine con el corto de 20 minutos Digimon Adventure (1999).
Posteriormente, desde 2005 a 2011, trabajó en el estudio de animación Madhouse, donde se llenó de elogios al dirigir la película La Chica que Saltaba a través del Tiempo (Toki wo Kakeru Shōjo, 2006). Sin embargo, no es hasta que funda su propio estudio de animación, Studio Chizu, que logra posicionarse dentro de los grandes del cine de animación mundial.
El 2012 dirigió y coescribió Ōkami Kodomo no Ame to Yuki (Los niños lobo Ame y Yuki), seguida de Bakemono no Ko (El niño y la bestia, 2015). Ambas ganadoras del Premio de la Academia de Japón para La Animación del año. Finalmente, en el 2018 dirigió y escribió Mirai no Mirai (Mirai del Futuro, o Mirai, mi hermana pequeña), nominada a los Premios Oscar por Mejor Película de Animación.
Hosoda en el Digimundo
En octubre de 2000 en Estados Unidos, la productora Saban Entertainment junto a Fox Kids lanzan la película Digimon The Movie. Lo que pocos sabían en ese momento es que esta “película” es más bien la adaptación y unión de 3 cortometrajes: Digimon Adventure (1999), Digimon Adventure: Our War Game! (2000) y Digimon Adventure 02: Digimon Hurricane Touchdown!! Transcendent Evolution!! The Golden Digimentals (2000). Las dos primeras fueron dirigidas por Mamoru Hosoda, siendo la primera su debut como director en el cine.
Digimon Adventure, cortometraje estrenado el 6 de marzo de 1999, fue el primer trabajo de Hosoda como director, y además fue la primera vez que se vio a Tai junto a Koromon. Este corto sirvió como piloto de la serie que se estrenaría un día después. Los eventos de esta película se desarrollan 4 años antes de que todos los niños elegidos viajen al digimundo por primera vez.
Aquí ya se puede ver todo el potencial de Mamoru como director, mostrando un diseño de personajes exquisito, con un trazo simple y bien definido, colores sólidos y sin sombreado. Las escenas de acción de Greymon contra Parrotmon -eventos que serían tratados como un ataque terrorista-, son de un nivel de excelencia. La narrativa de este corto, que pasa por escenas de acción a pasajes sumamente emotivos, será parte del sello futuro de Hosoda. Si a todo lo anterior le agregamos el bolero de Ravel, queda una joya de 20 minutos preciosa y precisa.
http://www.youtube.com/watch?v=q9veQ3iTP50
El capítulo 21
Cinco meses después del estreno del cortometraje, el 01 de agosto de 1999 se estrenó en pantallas niponas el capítulo 21 de Digimon, titulado Koromon Tōkyō Dai-gekitotsu!, conocido en Chile y Latinoamérica como Koromon llega a Tokyo. Este episodio marca un punto de inflexión en la serie, tanto argumental como estéticamente. Pocas veces dentro de una serie de animación se puede ver algo tan bien logrado.
Luego de que Metalgreymon derrotara a Etemon, Tai junto con su compañero son transportados al mundo real. Desde aquí comienza la obra de arte del consagrado director, llevando al espectador a preguntarse las mismas cosas que Tai: ¿Este es el mundo real? ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Están solos o los otros niños igual volvieron?. El manejo de los tiempos y cómo se van respondiendo estas interrogantes durante el episodio es sublime.
El encuentro de Tai con su hermana Kari, el cuestionamiento sobre si volver o no al digimundo, escuchar la voz de su madre por teléfono, y la escena final de Kari sujetando a su hermano para que no vuelva al mundo digital junto con Agumon, son escenas llenas de emoción y significado que, probablemente, no hubieran quedado así de emotivas, si no fuera por la mano de Mamoru Hosoda.
http://www.youtube.com/watch?v=ATjLYuxdoUc
En el apartado técnico, hay que recordad que, evidentemente, el presupuestos para un cortometraje es muy superior al de un episodio de una serie regular. Por lo mismo, esperar que este capítulo tenga la calidad del cortometraje es un sin sentido. Aún así, con las limitaciones técnicas, don Mamoru hace lo suyo. La paleta de colores del capítulo entero es distinta a lo visto durante la serie. Los colores son más pálidos, como si esto fuera reflejo de que el mundo real es solo un sueño.
Cabe destacar también, como dijimos anteriormente, que este capítulo fue estrenado en Japón el 01 de agosto de 1999, misma fecha en la que Tai junto con sus amigos fueron llevados al digimundo, y por ende, misma fecha en la que vuelve al mundo real con Koromon en este episodio. Todos estos detalles, junto con el bolero de Ravel en algunas escenas, hacen de este, el único episodio dirigido por Mamoru Hosoda, un verdadero hito dentro de Digimon Adventure.
Nos leemos luego.