Blacksad: el gato negro del cómic

Con el guion de Juan Díaz Canales y dibujo de Juanjo Guarnido, leemos Blacksad, el cómic de un gato detective que no deja de ser popular con los años.

Escrito por Ktlean

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A fines del 2000 comenzó a publicarse Blacksad, cómic creado por Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales. Desde su primer álbum, titulado Un lugar entre las sombras, la obra solo ha conocido premios, éxito y reconocimiento. Tanta fue su popularidad que, a pesar de haber transcurrido casi veinte años desde su aparición, no ha dejado de hablarse de él.

Dicha popularidad puede deberse a muchos motivos: el impecable dibujo de Guarnido, el guion también impecable de Díaz Canales, el carisma de John Blacksad y el resto de personajes, el uso de lo mejor del género policial del siglo XX y, por su puesto, una estética que juega con lo adulto sin por ello dejar de lado el pasado que su dibujante tuvo en Disney.

Lo innegable es que tanto a nivel narrativo como gráfico, esta obra es considerado un punto alto en la historia del noveno arte.

Se merece que nos detengamos a entender el por qué.

Novela Negra en viñetas

Desde que Edgar Allan Poe escribiera lo que se considera el primer relato policial, el género no ha hecho más que expandirse y mutar. No se quedó en los investigadores más o menos pasivos, intelectuales y sesudos. Fue encontrando otras vertientes, sobre todo con el fin de adaptarse a las épocas y a los cambios que estas traen a cada sociedad.

Durante la primera mitad del siglo XX, con el peso de dos guerras mundiales aún presente en Europa y Estados Unidos, el género dio como fruto una versión que se siente más cercana a la actualidad que los relatos de Sherlock Holmes y Hércules Poirot. Novela negra pasó a llamarse; el nombre le queda. Tiempos oscuros requieren historias oscuras.

Y tipos duros.

Quizás uno de los rasgos más característicos de este género, aparte de el aumento de balazos, sangre y golpes, es sus protagonistas. La lista es larga, pero no cabe duda que el Philip Marlowe de Raymond Chandler y el Sam Spade de Dashiell Hammett sentaron las bases de muchas cosas, tanto en el cine como en la literatura. A su manera dura, inquisitiva y astuta, ellos y todos los que les siguieron eran el tipo de héroe que las nuevas historias policiales necesitaban.

De esta camada de detectives sale John Blacksad, un gato negro con el hocico blanco, pequeño rasgo que le traerá más de algún problema. Alto, serio, no muy dado a las amistades y con un instinto de supervivencia siempre activo, Blacksad irá de caso en caso a lo largo de los cinco álbumes que componen esta obra. No siempre saldrá ileso de ellos. Más bien, casi nunca lo hará. Tampoco usará métodos completamente legales. Como es propio de la tradición a la que pertenece, le toca ser el punto de medio de lo legal y lo criminal.

Aunque no siempre sepamos qué bando le queda mejor, pronto comprendemos que John Blacksad representa, de una forma u otra, a la justicia. Solo que la justicia suele ser gris.

Pero el gato negro es solo uno de los personajes que decoran las viñetas de este cómic. Aunque solitario, no es raro que lo acompañe la comadreja Weekly, un periodista escurridizo y con poca afición al baño. También es habitual que a lo largo de sus casos se enfrente a Smirnov, el pastor alemán que a la vez es el comisario de policía. El resto son víctimas, clientes, sospechosos, culpables. Cada uno ocupa su lugar en el momento indicado y desde él representan las distintas caras de una sociedad llena de contrastes.

Basta leer cada uno de los álbumes de Blacksad para darse cuenta que esto de los contrastes es una parte central del guion. Ya sea entre pobres y ricos, negros y blancos, entre el gobierno y la opinión pública. El Estados Unidos que se retrata es el que era real a mediados del siglo XX y que lo sigue siendo hasta hoy. En contra de eso lucha John Blacksad, armado más que nada con su astucia e instinto.

La mayoría de las veces, incluso en la victoria, el resultado es agridulce. Que no engañen el diseño de animalesco de sus personajes. Blacksad huele a pólvora, sangre y humo.

Humanos con rasgos animales

Una de las cosas que llaman la atención de inmediato sobre este cómic es el diseño de sus personajes. Aunque no completamente novedoso, es probable que resultara raro ver un desfile de animales antropomórficos fuera de alguna película Disney o un relato infantil. Ahora el panorama es diferente y el estilo se usa en historias diversas.

Con el trazo y el color prodigioso de Juan José Guarnido (que dicho sea de paso, trabajó en Disney), es fácil internarse en este mundo habitado por bestias. Se siente real y cotidiano. Probablemente esto se deba a que más allá del pelaje, las garras y los colmillos, hay muy poca incidencia de la animalidad en la vida de los personajes de Blacksad. Algunas referencias a las múltiples vidas de los gatos o de la aversión natural que sienten estos por las ratas, es casi todo lo que vamos a encontrar.

Aún así, cuando el guion lo requiere, se sabe girar la tuerca un poco más. El ejemplo perfecto de ello lo encontramos en el segundo álbum, titulado Artic Nation. En sus páginas, Blacksad debe investigar la desaparición de una niña. Para ello, no le queda más remedio que escarbar en los conflictos raciales del pueblo en el que se encuentra. Allí no hay divisiones entre especies, sino entre aquellos animales que poseen pelaje blanco y los que lo tienen de color negro.

La referencia al racismo tan presente en Estados Unidos es más que evidente. Pero también refresca la forma en que se retrata el mestizaje con las manchas que blancos y negros puedan tener en el pelaje. Que nuestro detective lleve la suya orgullosamente en la cara solo aumenta la tensión.

Fuera de esta traducción del mundo real a este con rasgos animales, lo que vemos es plenamente humano. Se visten como lo hacía la gente de la época, caminan en dos patas por calles como las que aún pueden verse en Nueva York. El dibujo de Guarnido le saca el mayor partido a todo: la arquitectura, la gestualidad y agilidad de los personajes, el color del cielo que no será el mismo en el este que en el oeste.

En especial, nos muestra cómo Blacksad se interna en el «lado más sombrío de la vida», sin dejar de caminar nunca por él.

Opinión personal

Blacksad es un cómic que puede ser gozado tanto por un lector asiduo de novela negra, como por un aficionado a la historieta. Quizás ese sea su mayor logro, además de la calidad intrínseca de sus páginas: que es transversal y muestra lo diverso que puede ser el cómic.

Una obra imprescindible, en definitiva.