Batman Returns (1992): Un retorcido cuento navideño.

El Pingüino aparece para arruinar la navidad en Ciudad Gótica y Batman estará ahí para detenerlo. Repasamos Batman Returns.

Escrito por Jorge

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Es el día antes de Navidad, y los comiqueros y comiqueras del mundo revisan sus listas buscando las películas predilectas de la época ¿Por qué Batman Returns es una noble opción a considerar? 

Esta nota está escrita a modo de sugerencia, para el deleite de los y las amantes de lo extraño, de lo poco convencional. A estas alturas, poco se puede agregar a lo que ya se ha dicho sobre esta película durante sus casi 30 años de existencia, pero siendo casi Navidad nos haremos el regalo de intentar. 

Esta nota contiene spoilers, aunque parezca poco probable que alguien no haya visto esta película, nunca está demás avisar.

Batman Returns es la secuela de la exitosa Batman, estrenada en 1989 y que causó tal sensación que su director, Tim Burton, fue contratado inmediatamente para la secuela. La intención del realizador era la de contar una historia autocontenida, completamente nueva, que no dependiera de la primera. 

Tim Burton

Tanto esta película como su antecesora pueden ser apreciadas por su desempeño en los aspectos de iluminación, diseño y fotografía. La oscuridad está presente en ambas, en distintas formas. A nivel visual, las tinieblas dentro del cuadro nunca pasan desapercibidas. En una entrevista, Burton señaló que esto no sería posible si no existiese la luz para contrastarlas

El director asocia su trabajo en la franquicia de Batman como un experimento de contrastes. Por un lado, la primera entrega cuenta con una paleta de colores bastante diversa y llamativa, pero con escenas escasamente iluminadas; la secuela, por otro lado, cuenta con una iluminación mucho mas definida y clara, pero con una paleta de colores compuesta, en su mayoría, por blancos, negros y grises. 

La gente de Ciudad Gótica ya casi no viste de color y, debido a la nieve, hacen el contraste perfecto para resaltar en pantalla. En Batman Returns, los colores se encuentran concentrados en los adornos navideños, los regalos y los envoltorios relucientes, la sociedad es gris, uno de los elementos más recurrentes en cualquier cuento de navidad.

Es muy probable que haya sido Burton el que tomó la decisión de ambientar esta historia en esta época; a lo largo de su carrera, el director, ha demostrado tener una fijación estética con la festividad. 

Lo vimos en los patrones de esqueletos rojos y verdes de Mars Attacks, en el baile bajo la nieve de El Joven Manos de Tijeras, en los diseños y conceptos de El Extraño Mundo de Jack. La estación de la alegría y los regalos nunca deja de ser interesante en las manos de este director; no en aquella época, al menos.

Esto es porque Tim Burton es uno de los pocos directores que se expresa sobre la navidad de manera muy íntima y autoral. Por el impacto visual que significaban estas fechas, en casa, en el vecindario, en el mundo entero. Esos eran los impactos que quiso replicar en el cine.

Bajo esta perspectiva, la estación de la alegría y los regalos es abordada desde una rencorosa reticencia a los buenos valores implicados en la temporada. Como es recurrente en la obra de este cineasta, Burton nos habla desde el desadaptado.

Como en muchas buenas historias del Hombre Murciélago, el héroe brilla en segundo plano, orbitando en las complejas dimensiones de sus villanos; en este caso Oswald Cobblepot, “El Pingüino”, un hombre deforme que, con el permiso del Grinch, pelea por el título del peor enemigo de la navidad. 

Durante el prólogo, nos es revelado que los padres de “el Pingüino” lo han abandonado en la noche de navidad, asustados y/o avergonzados por su apariencia monstruosa, y a ello se debe la misantropía en este villano. 

Oswald Cobblepot y Max Schreck

33 años después de haber sido criado por animales, el Pingüino emerge, también durante la víspera de navidad, para capturar a Max Schreck; un prominente y corrupto empresario a quién Oswald pretende extorsionar para establecerse dentro de la sociedad como un ciudadano respetable. 

Max Schreck, personaje creado especialmente para la película, nos es introducido como el “Santa Claus de Ciudad Gótica” y reúne todas las características necesarias para ser un equivalente del típico Scrooge navideño. Es avaro y no le interesa la gente, aspectos que resaltan para mal dentro del contexto festivo en el que se desenvuelven. 

Válido sería argumentar que Schreck es el verdadero villano de esta historia, su plan es construir una gigantesca planta de energía eléctrica que consumirá los recursos de la ciudad y para ello, entre otras cosas, manipula la ingenuidad del Pingüino.

Max Schreck

Schreck representa la vida que al Pingüino le fue rechazada, usa los mismos trajes que los padres que abandonaron a un niño que nació diferente, y es la definición de la hipocresía de la clase alta en temporadas navideñas. 

Esta misma hipocresía es señalada por El Pingüino durante la fiesta de navidad de la elite, en donde revela que ha raptado a los primogénitos de cada familia acaudalada de Ciudad Gótica, para lanzarlos a la cloaca, igual como lo hicieron con él. Es tanto lo que envidia Oswald a la clase alta que, al no poder ser como ellos, pretende volverlos a ellos como él.

Sin embargo, Batman está ahí para salvar la navidad. 

Michael Keaton interpreta a un Bruce Wayne mucho más compuesto que en la primera parte, dedicado por completo a su cruzada, de tal forma que la línea entre Bruce y Batman se hace, a momentos, indivisible, especialmente cuando vemos a Wayne tan resuelto en detener las operaciones de Schreck; tal como Batman, Bruce Wayne desea cambiar el mundo. 

La navidad, en beneficio del argumento, permite explorar también los sentimientos de soledad propios de la fecha. Tanto Selina Kyle (Gatúbela), la otra villana, como Bruce Wayne, llevan vidas solitarias, con o sin disfraz, y ninguno muestra un apego especial hacia la estación, sin embargo, la utilizan como excusa para socializar y conseguir la “normalidad” que falta en sus vidas.

La Navidad es la época para que nadie esté solo, eso es lo que se dice, y Batman Returns aborda la temática desde personajes quebrados, cuya esperanza por una vida normal siempre se halla muy latente, casi al alcance de sus manos. 

Es importante aclarar que esta película no termina en lo que podríamos llamar «un punto alto en la carrera de Batman», esto fue tan solo un triste capítulo en su trayectoria. Inolvidable el rostro de Bruce Wayne al final, cuando descubre que no obtendrá lo que desea para navidad. 

Quizás estas teclas depresivas con las que operaba por aquél entonces la narrativa de Burton, son las que convierten en una de las mejores películas sobre el personaje. Dejando de lado las diferencias y gustos personales, podemos convenir en que esta película es lo más cercano que hemos visto en el cine a la aclamada serie animada de los noventa.

Y son estas mismas teclas las que la convierten también en una joya dentro de lo que podríamos llamar «el género de películas navideñas». Batman Returns es el tipo de película que te deja con la sensación de un vacío, una pena, algo que se ha perdido. Te hace tomar un respiro y apreciar lo que tienes. 

Este retorcido cuento de navidad si tiene su moraleja, no siempre consigues lo que quieres.

Pero Batman siempre estará ahí para salvar la navidad.