Análisis de Taxi Driver: La verdadera Ópera Prima de Martin Scorsese

El reconocido director italiano debe en gran parte su fama a Taxi Driver, el verdadero inicio de su éxito gracias a uno de los mayores clásicos del cine...

Escrito por Felinesio

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Desde antaño que ha sido explorado el cine con protagonistas solitarios, nihilistas y, en general, historias de conflicto interno llevadas al límite. Y si bien, todas estas exploraciones dieron buenos frutos, no fue hasta Taxi Driver que se dio un vuelco a este género. 

Paralelamente, un joven Martin Scorsese daba sus primeros pasos con «Mean Streets» y «Alice Doesn’t Live Here Anymore». Sin embargo, en 1976, con el estreno de la película protagonizada por Robert de Niro, su carrera dio un salto agigantado. Fuera de cualquier obvia referencia como fue llamarla «uno de los mejores clásicos de todos los tiempos», ¿Qué es lo que hace de Taxi Driver una buena película?

Un personaje humanamente solitario 

La trama nos muestra a Travis, un solitario ex marine que comienza a trabajar como taxista para «aprovechar» su insomnio. El taxista tiene algo particular, él recorre toda la ciudad, no solo zonas seguras, por lo que verá absolutamente de todo durante sus recorridos. Todas estas experiencias le harán ver la peor cara de la sociedad que, junto a su soledad, le llevarán a cambiar y desear que algo o alguien «limpie» toda la basura de una buena vez.

Tras esto nos encontramos con el primer elemento que resalta mucho y que sin dudas no se debía fallar en su construcción: El Protagonista. Travis Bickle se nos presenta como alguien, la mayoría del tiempo, desagradable. Esto en el sentido de que muchas veces resulta difícil simpatizar con sus decisiones, pero quizá si entenderlas superficialmente. Pues la soledad a la que se le somete es muy intensa, y se nos muestra como un ser completamente desconectado de la realidad. Aquello lo podemos notar cuando invita a salir a Betsy, con una vagas habilidades seductoras la lleva a un cine porno, ante lo cual ella se indigna.

Continuando con el mismo hilo, entendamos al personaje como alguien más allá de un simple «hombre solitario«. Si solo fuera esto, la película se resolvería con su suicidio o con una venganza frente a los que él siente como la «basura social».  Debemos ir más allá de esto, y ver la parte del reconocimiento buscado por el taxista. Cuando él finalmente se cansa ya de la monotonía, la ciudad, y, sobre todo, de no destacar en nada y no sentirse reconocido por algo, es cuando comienza su más grande cambio. 

Este quiebre está marcado por el momento en que comienza a comprar un montón de armas y a ejercitarse para mantener su físico. Él ya no está dispuesto a seguir siendo un ser ínfimo frente al mundo que le rodea, por ello comienza a planear el asesinato contra el candidato presidencial.  

Si bien el protagonista jamás dio señales de desagrado frente al candidato (es más, ni le interesaba la política), él quería matarlo igualmente. ¿Qué más daba? Si lo mataba en público sería reconocido, por algo malo, pero reconocido. 

Todo esto es planeado mientras conoce a una joven prostituta, Iris, la cual aparentemente trata de salvar de ese mundo, pero es todo lo contrario. Quizá le haya importado levemente la niña, pero en el fondo su mayor preocupación es odiar a quienes tienen amor, poder o un lugar en la sociedad. Esto es remarcado en muchas ocasiones por Scorsese, por ejemplo, cuando se hace pasar por un agente del servicio secreto del presidente de forma fantasiosa o también cuando rompe la televisión en una escena romántica de una película. 

¿Por qué haces esto? Le preguntan a Trevor, él responde: «No tengo nada mejor que hacer con mi dinero». Y aquí da espacio a su caridad desinteresada, donde quizá él pueda salir beneficiado, ¿qué más da? En el fondo le da igual.  

Ya hacia el final de la película, el asesinato al candidato sale mal y en un arrebato de ira va donde los proxenetas de Iris y los mata junto con uno de sus clientes. En este momento está una clara muestra de que él no es un héroe, solo un psicópata, pues una vez hecho esto trata de suicidarse dejando a su suerte a la niña que creíamos quería salvar.  

Dejando de lado la increíble banda sonora y sus fantásticos planos, la fortaleza del film reside en su trama, y específicamente en la construcción de su personaje. Donde el Taxi es un personaje más, el llamado «ataúd de metal» en el cual Trevor se enajena del mundo cada noche.

Por azares del destino, los medios lo nombran como un heroico taxista que salvó a la niña, mientras él sigue recorriendo las calles. Quizá está satisfecho con su nuevo reconocimiento, pero sigue una rutina que tarde o temprano lo llevarán por el mismo camino nihilista y de psicosis.