Amor de Padre a Hijo: Dad Of Light

Final Fantasy XIV: Dad of Light demuestra que nunca es tarde para reestablecer la conexión con los seres amados.

Escrito por Conejo Lector

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No siempre tenemos una buena relación con nuestros padres. Muchos jóvenes no conectan con ellos por distintos motivos, ya sea por diferencias de perspectiva, opinión o simplemente por la barrera generacional, es normal que siempre tengamos algún que otro roce.

Independiente de que siempre el amor de padre prevalece sobre las diferencias con sus hijos, surgen problemas como el siguiente; ¿Qué pasa cuando la falta de comunicación desde la niñez en una relación de padre e hijo?

Bajo este argumento, nace Final Fantasy XIV: Dad of Light. Una miniserie japonesa de ocho capítulos estrenada en Netflix y basada en un hechon real, donde un hijo intenta reestablecer la relación con su padre mediante el famoso videojuego.

“No sé desde cuándo, pero apenas si hablo con mi padre”

Conocerse en el Eorzea

Inaba Akio (Chiba Yūdai) es un adulto joven que, desde niño, ha tenido dificultades para relacionarse con su padre Inaba Hakutaro (Ren Osugi). La falta de comunicación y el silencio es ya una costumbre entre ellos.

Gracias a los diferentes flashbacks del hijo, sabemos que, desde que el protagonista tiene memoria, su padre es bastante introvertido y reservado, por lo que a medida que ha ido creciendo no sabe cómo hablarle o dirigirse a él. La única vez que Akio sintió una verdadera conexión con su padre, fue cuando niño, el señor Inaba le compro una consola y un videojuego: Final Fantasy III, lo que hizo que ambos comenzaran a jugar, hasta que simplemente dejaron de hacerlo, por lo demandante del trabajo de Hakutaro.

Un día, su padre al regresar del trabajo, anuncia su renuncia. Y Akio, dándose cuenta de que no sabe cómo preguntarle a su padre las razones de su decisión, se cuestiona acerca de que debería hacer para que la relación de ambos vuelva a fluir.

Después de pensarlo, Akio decide regalarle una PlayStation a su padre como regalo de jubilación, y junto con ella, el Final Fantasy XIV. El plan es simple, invitar a su padre a conocer el mundo de Eorzea para ser su amigo de manera anónima, logrando así conocerlo e interiorizarse en su modo de ver las cosas.

Esto hace que tanto Akio como Hakutaro comiencen a desarrollar mejor su relación, al menos dentro del juego. Ambos personajes crecen a través de él, y el protagonista comienza a darse cuenta de las actitudes de su padre: sus acciones, sus decisiones, temores y secretos.

La historia real

En el 2014, un usuario de Final Fantasy XIV contaba en un blog que logró introducir a su padre de 60 años en Eorzea, escondiendo su identidad durante nueve meses bajo el avatar de una Miqo’te llamada Maidy.

Su intención era reestablecer la relación con su papá, ya que con su independencia y la poca comunicación que mantenía con él, provocó que el crecimiento de su relación fuera fría y distante. Su padre, a medida que va jugando y tomando cariño con el personaje, se sincera con él, contando sus distintos problemas y siendo una persona totalmente diferente en el juego de mundo abierto.

A medida que va pasando el tiempo, el padre se hace amigo de este “desconocido”, sin saber que es su propio hijo. Todo el desarrollo del plan estuvo escrito en el blog al cual le llamó Hikari no Outo-san, o Padre de Luz.

En 2016, Square Enix se interesó en la historia y ofrecieron adaptarla a una serie con la autorización del autor del blog. Respetando desde las conversaciones que se ven en su sitio web, hasta los momentos que este mismo describe: el regalo a su padre, el nombre de su avatar, etc.

Se estrenó luego en Netflix el 16 de abril del 2017 en Japón, y el 1 de septiembre del mismo año en otras partes del mundo. La historia fue tan popular en Japón, que se llegó a realizar una película de esta, la cual también consideraría los mismos diseños de los avatares, pero sin el cast original, ya que el actor Ren Osugi falleció en 2018.

Siete episodios se sienten cortos.

A decir verdad, esta serie es conmovedora. Se ve una evolución de ambos personajes de manera paulatina y con diversos tintes; tanto de drama como de comedia, de manera que no se siente pesada.

Akio no lidia solamente con su padre. Para él, jugar se convierte en un escape de la realidad, en donde tiene amigos y puede relajarse para despojarse de su trabajo. Que su padre se encuentre en el juego, no solo le da la oportunidad de conocerle mejor, sino de recordar también aquellas lecciones que este intentó darle de niño, aplicándolas luego en su día a día.

Por otra parte, el Sr. Inaba no se queda atrás. En un principio no se nota tanto su desarrollo, pero es sumamente importante. A medida que va pasando más tiempo en el juego y compartiendo con su hijo, sin saberlo, comienza a abrirse respecto a sus secretos y a las cosas que le molestan.

Y en otros aspectos positivos, las partes en donde hay pequeños tintes de comedia y de drama están bien ejecutados. Tanto los conflictos internos de los personajes como las situaciones de los personajes secundarios. Sin embargo, hay que ser bastantes sinceros, la serie se siente corta y apresurada. Teniendo solo 7 episodios para desarrollar la trama y un extra sobre dos personajes secundarios del juego, se siente muy rápida.

Considerando que la en historia real el protagonista y su padre estuvieron nueve meses en el mundo de Eorzea, 7 capítulos condensan muy mal la serie, al enterarse que esto fue una historia real, uno entra en la duda de que más pasó durante el tiempo en que padre e hijo estuvieron jugando.

Conclusión

Podemos ver a través de esta historia que nosotros también estuvimos en el lugar de Akio. Algunas veces también sentimos que no entendemos a nuestros padres, que muchas veces nos sentimos frustrados con ellos, por esta misma falta de comunicación.

También tiene que ver con problemas como el estrés, secretos que ellos tienen guardado es su interior, temores, etc. Se nos olvida que esto también les afecta, y esto, más la diferencia generacional que mencionamos antes, hace que tengamos conflictos con ellos.

Es por eso que esta serie, a pesar de ser sencilla en su trama, llama tanto la atención. No todas las formas de demostrar cariño son convencionales, y el esfuerzo de Akio por su padre da sus frutos a lo largo del tiempo.

A pesar de lo corta que puede llegar a sentirse, es una historia conmovedora, con personajes a los que puedes llegar a tomarles cariño y sentirte identificad@ con ellos.

Es una serie entretenida de ver y una de las más fieles y apegadas a su historia original. Recordándonos un poco que el amor de familia se expresa de diferentes maneras y que nunca es tarde para volver a hablar con nuestros seres queridos.