La fantasía en Hilda

La serie de HIlda muestra un mundo de fantasía muy propio de los cuentos de hadas, sin embargo, este es más complejo de lo que parece.

Escrito por Pía Marian

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Las dos animaciones que conforman los opening de Hilda pueden resumirse en un total de un minuto de caóticos spoilers de absolutamente todo lo que ocurrirá en sus dos temporadas: cada criatura que aparece lo hace a una velocidad que, si el espectador no disminuye el ritmo por medios externos, es incapaz de notar, a pesar de que puede distinguir que están allí. 

Este caos lleno de color, donde todo parece mezclarse y el espectador es incapaz de distinguir qué está ocurriendo del todo, es un resumen excelente de cómo la serie maneja su uso de la fantasía. 

Criaturas mágicas y dónde encontrarlas

Dentro del universo de Hilda, la relación de los humanos con las criaturas mágicas parece caer dentro de dos tipos: aquellas cuya presencia es aceptada casi como si fueran animales y otras que son consideradas leyenda.

Ejemplos de lo primero son los Woff: estas peludas bestias voladoras son tratadas como si fueran aves, a tal punto que dentro de los scouts se dedican a observar sus rutas migratorias. Otro ejemplo son los nisse: prácticamente todo mundo está consciente de que tienen uno en su casa, pero dado que suelen ser criaturas tímidas, no les hablan mucho. 

Como un ejemplo de un intermedio, están los trols, seres que se consideran lo bastante destructivos para que la ciudad tenga un muro que le permita protegerse de ellos. Durante la serie, el espectador podrá comprobar que la creencia de su naturaleza violenta tiene fundamentos, pero también que pueden comportarse de forma pacífica, mostrar emociones más complejas (como la preocupación), cómo el ruido de campanas les produce dolor y no miedo, entre otras cosas.

Luego están criaturas como los ciervo-zorro: nadie sabe muy bien de dónde vienen, saben que quizás existan, pero en la misma serie se comenta que nadie ha visto uno en mucho tiempo. Algo similar ocurre con otros seres que van apareciendo durante la serie.

La construcción de sociedades mágicas

A esto se le suma que, en Hilda, existen algunas de estas criaturas que no solo son sintientes, también son lo bastante inteligentes para poseer sus propias reglas y costumbres. Probablemente el mejor ejemplo de esto sean los elfos.

Estas pequeñas criaturas viven en una monarquía cuyo reino está dividido en condados, poseen delegaciones y les encanta la burocracia. Esta es una parte tan importante de su cultura, que es considerada una forma de cortejo pedirle a alguien que escriban un informe juntos.

Sin embargo, el clan perdido es muy diferente, no solo por su rechazo a la burocracia: dado que tuvieron que adaptarse a un entorno desconocido, son guerreros (algo que no se ve en los otros elfos) y utilizan a las palomas no solo como criaturas de transporte, sino como camaradas en la batalla.

Este es un patrón que se repite en otros seres (como los mismos trols) o los nisse, quienes ven su espacio como un lugar sagrado y su comportamiento es diferente dependiendo de si se encuentran en una casa o son abandonados.

Las brujas

Aunque estas son, en estricto rigor, humanas, las brujas son tratadas dentro del mundo de manera muy similar a como se tratan todas las otras entidades mágicas: hay una serie de leyendas sobre ellas que no terminan de corresponder con la realidad.

Para empezar, el uso de la magia está altamente medido: requiere de una cantidad de estudio importante, fórmulas complejas y mucho tiempo. 

También poseen una jerarquía, donde tres grandes brujas suelen tomar las decisiones con la intervención ocasional de una cuarta, considerablemente más poderosa, que aporta algo de sentido común. 

Este choque entre los rumores y la realidad es bastante notable en la actitud de uno de sus protagonistas cuando conoce a una: se muestra asustado hasta que empieza a relacionarse de forma cercana a una.

Las reglas de la magia 

En resumidas cuentas, a pesar de que el mundo de Hilda es, en apariencia, tan caótico como un cuento de hadas, en realidad funciona en base a reglas simples, pero efectivas que permiten al espectador familiarizarse con las criaturas al mismo tiempo que los personajes.

La exploración, curiosidad y el deseo de conocer más forman parte importante de la trama y cada detalle de esta construcción de mundo está ahí para fomentar ese sentimiento en el espectador.