«Aftersun»: una devastadora, pero bella experiencia

"Aftersun" es una obra con un eco emocional en sus espectadores y que podría definirse como: una bella experiencia, devastadora.

Escrito por Crítico Pobre

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Aftersun se estrenó el 6 de enero a través de Mubi, tuvo un breve paso por algunas salas de cine chilenas durante noviembre y diciembre del 2022. Actualmente, ha sonado muy fuerte en la temporada de premios, destacando la obra como un todo y sus actuaciones. Pero lejos de esto, la película ha generado un eco emocional unificador entre sus espectadores, que podría definirla como una devastadora, pero bella experiencia.

Es a partir de lo antes descrito que las expectativas se elevan, generando curiosidad y también dudas sobre la calidad de la película. Pero antes de poder disipar cualquier grado de escepticismo, es necesario ir a la génesis que existe detrás de la ópera prima de Charlotte Wells. Aftersun es una pieza de carácter personal. A partir de sus propias vivencias la directora y guionista (Wells) configura una historia nostálgica cuyo melancólico viaje, es una mirada al pasado.

Directamente desde Mubi, la sinopsis oficial del film es la siguiente:

“En un centro vacacional en decadencia, Sophie (Frankie Corio), de 11 años, atesora el escaso tiempo que pasa con su cariñoso e idealista padre, Calum (Paul Mescal). Veinte años después, los tiernos recuerdos de Sophie de sus últimas vacaciones juntos se convierten en un retrato poderoso y desgarrador de su relación”.

Así es como a modo de recuerdo se va tejiendo un relato, que mira hacia el pasado buscando comprender lo que pasó. Aquí está la esencia de la cinta. A raíz de esto comienzan a brotar diversas emociones desde la memoria, considerando lo positivo y lo negativo. Rememorar es un acto precioso, le permite al presente dialogar con un tiempo que ya no existe, lo que puede ser doloroso. Todo esto se encuentra codificado en la película, pero de una forma ingeniosa cuya belleza está en lo simple o puro.

Uno de los principales factores que logra traspasar la pantalla, está relacionado con la actuación. La fluida interpretación que entregan tanto Frankie Corio, en un sólido debut actoral, como Paul Mescal son maravillosas. Hay una honestidad entre ambos que te permite apreciar la existencia de códigos propios en su relación, con interacciones generadas de forma natural. Punto en que la película se consagra como un triunfo. Porque transmitir exitosamente la naturaleza del vínculo entre padre e hija, no era tarea fácil ante la cámara. Ambos son capaces de construir hermosos momentos, pero también desgarradores, en especial cuando recordamos la índole de remembranza que tiene la cinta.

Frankie como Sophie, trae una perspectiva pura y que fluye con naturaleza ante su padre. Es una niña que desde la inocencia construye su punto de vista, quizás en esos momentos no comprendía del todo a Calum. Mescal por su parte, logra construir un personaje en el que habitan diferentes rostros. Calum es una figura paternal compleja, irradia el cariño que siente por su hija, pero al mismo tiempo no está exento de dramas personales. Es particularmente enigmático, en especial ante la mirada de una niña de 11 años. Aspecto que viene a complementar la dimensión emocional del relato por el lado de Sophie, desde el momento e incluso después, cuando visita el recuerdo.

En los apartados técnicos, tanto la fotografía de Gregory Oke como la música de Oliver Coates tienen la esencia pura de la nostalgia. Sus pasajes y paisajes melancólicos son capaces de evocar recuerdos, anunciando diferentes sentimientos con un espectro que abarca desde lo bello hasta lo más triste.

Opinión personal sobre Aftersun

A tono personal, la película me fascinó. Su narrativa es inteligente, pone las cartas sobre la mesa, pero no te entrega toda la lectura de forma fácil. Porque hace un muy buen uso de la sutileza como concepto fundamental de la historia. Además, considero que su mayor fortaleza está en la conexión con el espectador y lo que esto desencadena en una devastadora, pero bella experiencia.

A modo de analogía diría que la cinta es como sentarse a ver fotos o videos familiares de lo que el pasado fue. De ahí pueden surgir alegrías o penas, pero es un momento íntimo que se alimenta de las memorias. Esta misma sensación a partir de un ritual que quizás se ha ido perdiendo, es el “efecto Aftersun”.

En fin, disipadas las dudas, Aftersun merece absolutamente todo el reconocimiento que está logrando.