Una recomendación a «Estas muy callada hoy» de Ana Navajas

Revisamos la primogénita novela de Ana Navajas; Estas muy callada hoy. Una obra introspectiva sobre la cotidianidad del duelo materno.

Escrito por FanoPetrikov

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Siempre es difícil el primer paso, más aún cuando el paso no va hacia adelante, sino que sale, desde dentro hacia afuera. Así es como lo hizo Ana Navajas con su primera entrega; «Estás muy callada hoy», un libro publicado en el 2022 que aborda el duelo materno desde la perspectiva de su escritora. Un rescate biográfico desde PlanetadeLibros: Ana Navajas nació en Buenos Aires en 1974 y estudió Ciencias de la Comunicación en la UBA. Es profesora de literatura creativa. Estás muy callada hoy es su primera novela, publicada originalmente en el sello Rosa Iceberg, fundado por Tamara Tenenbaum, Marina Yuszczuk y Emilia Erbetta, y en el que buscan dar lugar a escritoras noveles. La escritora argentina nos cuenta en poco más de 120 páginas todo un proceso que nos inunda en su día a día. Al principio comenzamos amablemente a interiorizarnos en su vida, donde nos comenta las actividades que la acompañan a diario. Crianza, cocina, viajes en auto, vacaciones. Todo el proceso de los días transcurre con normalidad, pero Ana no solo es buena describiendo lo cotidiano, sino que poco a poco, cual hipnosis ericksoniana, logra sumergirnos en un diálogo que comienza a denostar desgaste y malestar psicológico. Ana está con un duelo encima, y no lo hemos notado del todo hasta que ella mismo lo hace presente. Su madre ha partido hace poco, y con ello ha heredado todo lo que conlleva la ausencia de la zona de seguridad. Existe una curiosa e involuntaria (al parecer) conducta psicoanalista en la escritura novelesca argentina. Siempre he creído que se trata por la buena cultura de psicología que los trasandinos presentan, lo que se muestra bastante en toda su literatura. Ana logra controlar esto de una excelente manera, por lo que comienza a producirse una forja que desarrolla en cada párrafo un poco más de interés de su lector. Sensaciones de empatía son las primeras que invaden, no solo para quienes ya vivieron o aún viven la pérdida materna, también para quienes tienen a sus madres vivas y sostienen relaciones positivas con ella. La mejor forma de percibir las ausencias y el tedio del duelo de Ana es en la relación que presenta con su padre… no solo tiene 3 hijos, ahora se le sumó otro más, uno mayor que necesita de esta dependencia emocional que ahora perdió. Comienzan a ocurrir circunstancias que someten a la lectora a una constante introspección. Las reuniones sociales, su rol como amiga dentro de sus redes, también el trabajo, todo da chances para que Ana al fin se dedique a poder vivir su duelo. Si tuviésemos que hablar de etapas de duelo clásicas, está muy difícil identificar en cual está Ana, porque en realidad hay una especie de ambigüedad. Por un lado, está le asunto de que se lee muy aceptada de la pérdida, pero en muchos pasajes sale el sufrimiento de la manera más efectiva para los escritores… a través de analogías y metáforas relacionadas al vacío. El pasaje de como sobrellevar el duelo, a su padre y las preguntas de sus hijos respecto a la ausencia, son solo un paso para Ana. También aparecerán fantasmas relacionados a la vocación, de un modo u otro, se genera una catarsis que busca dar a entender que, en el momento donde nos sentimos solos, todas las soledades atacan. Es acá cuando Ana decide comenzar a tomar decisiones, cosas simples como los hábitos, a cosas macros, como su propio matrimonio. Y es que el duelo, los hábitos y nuestras propias relaciones tienen dos perspectivas, lo que se ve de afuera y/o lo que los demás ven, y por otro lado, el como uno se siente con ellas. Ana se siente cansada, está cansada y desorientada. Necesita dirección, algo que hacer, algo que le arranque el corazón como un infarto. Para poder llegar a ese algo, es que la autora nos invita a leer su novela, en silencio… cuando uno lee este libro, uno logra entender porque Ana Navajas está muy callada hoy.