The Terrifying Mind of Junji Ito: Soichi y sus caprichosas maldiciones

Una recopilación de historias cortas, que nos relatan la anecdótica vida de Soichi, un adolescente con una mente malévola.

Escrito por FanoPetrikov

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El mundo da para mucho. Es un pensamiento de lógica popular, el tener en consideración que jamás se debe descartar nada y que, por mucho que seamos apegados al método científico, siempre habrá cosas que la ciencia no podrá explicar.

Dentro de estos fenómenos sin explicaciones, que se hablan desde el escepticismo y la fe, está la brujería, y dentro de esta, encontramos una habilidad especial que hace de los brujos y/o muchos roles relacionados al arte oscuro, seres peligrosos sin necesidad de que corra sangre, las maldiciones.

Y es que, tener la capacidad de poder andar maldiciendo a medio mundo es algo simple para cualquiera, pero tener la habilidad de que estas maldiciones surtan efecto, es otro cuento. Ese es el tema y la trama que Junji Ito nos entrega en su obra: Soichi y sus maldiciones caprichosas.

Publicada en Japón por el ya lejano 2011, Sōichi no katte na noroi salió capítulo a capítulo para luego ser recopilado por dos tomos. Una serie de historias cortas que brindan terror y humor al mismo tiempo, dándole un tinte más hogareño a lo misterioso de las maldiciones y a lo tétrico de lo siniestro. Actualmente, ECC lo tiene licenciado en un formato original japonés de dos volúmenes, mientras que IVREA Argentina, lo tiene en un solo tomo de formato integral.

Vademécum

La historia parte con el protagonismo de Yusuke y su hermana Michina camino al campo, a ver a unos parientes. Con la idea de poder liberarse del estrés de la ciudad, los reciben con los brazos abiertos cada uno de los integrantes de su sureña familia, todos a excepción del menor de la casa, Soichi Tsujii.

Y es que Soichi sale de lo común. Es una persona abstraída, introvertida y de tintes bastante macabros. Ojeroso, delgado, de dedos largos, con un peinado corto y desaliñado, permanece más en su pieza que con su familia, y por la casa se mueve entre el sótano y el ático. Tiene un cintillo para poner velas, siempre chupa y escupe clavos, tiene talento con la sastrería y también con la magia negra de las maldiciones.

Su ser interno, misterioso y malévolo, incita a que constantemente esté lanzando diferentes maldiciones contra su familia y compañeros de colegio, e incluso, contra figuras autoritarias como sus padres o profesores. Las maldiciones de Soichi acarrean un largo historial, y tiene un origen hereditario de una fallecida abuela, quién pitonisa, decía que su nieto era un demonio, que eran gemelos. Un día, su abuela se marchó, y no volvió jamás.

Los relatos cortos nos llevarán a ver a Soichi en diferentes circunstancias, tanto personales como sociales, y nos mostrarán que aquél a quien el factor D lo ha dominado, quién es parte del lado oscuro de la energía vital, no conoce de límites y es capaz de todo, para satisfacer todos sus caprichos.

Desmembramiento 

Al igual que la mayoría de las obras de Junji Ito, Soichi entrega un sabor agridulce de cómo relatar una historia, haciendo del estilo de Ito una obra maestra, que nos entrega misterio y humor, debajo de un siniestro relato abordando temas oscuros y tenebrosos, por lo que su desenvoltura se hace ligera, sin perder el peso de su intrínseco argumento.

En cuanto a sus ilustraciones, su pincel ya es un clásico. Pero este sello de calidad que hoy le da el respaldo de años de trayectoria, no pierde en ningún momento su naturaleza. Líneas que juegan de manera perfecta con las sombras del grafito y la tinta. Diseños de personajes de facciones lindas y actores con planteamientos macabros, entregan en la obra una variedad que se maneja de manera perfecta.

Otro punto a recalcar es el uso de lo clásico del terror dentro de la historia, recurriendo a aspectos como los vampiros, los muñecos vudú, los rituales satánicos, el arte de la adivinanza, la resurrección de los muertos y las almas en pena.

Es en la trama donde todo se vuelve aún mejor, puesto que las maldiciones del adolescente sí consiguen sus intenciones, logrando así dañar a sus profesores, compañeros de colegio y su familia misma. Sin tener consideración alguna y demostrando una clara frialdad emocional, Soichi hace su día a día enfocado en el daño contra el prójimo, afectando su convivencia, su psiquis y su calidad de vida.

A pesar de esto, su familia es inclusiva con él, y si bien, son conscientes de que no es una persona normal, no buscan aislarlo y le entregan constantemente chances de poder reivindicarse como integrante de su clan. Existe la sensación de que esta misericordia es la que hace que el odio interno de Soichi, se alimente y esmere aún más, en ser parte de un lado oscuro.

Epitafio 

Es quizá la normalidad con la que se hace el día a día, con o sin efectos de maldiciones, lo que hace de este manga tener un casi triple enfoque. Por un lado, lo clásico del terror, por otro lado, el espacio para el humor, que le entrega una ligereza digna de un shonen, y por último, la crítica social que hace el autor respecto a cómo se abordan a las personas que son diferentes en la sociedad.

Pues, en varios aspectos de la obra, se puede apreciar que si bien Soichi es una persona mal intencionada y casi posesa, es también un adolescente que está sumergido en sus caprichos de la edad. Es por eso que la familia, independiente de que lo padecen, son buenos e integrativos con él, aunque su respuesta sea negativa.

Así mismo abordan el cómo existen pocas personas de buenas intenciones que tratan de apoyar a quienes son diferentes o anti sistemas, y que por lo demás, el resto es capaz de hacer oídos sordos a los que sufren, e incluso a los que más necesitan de una compañía. Nos quedamos con el terror de sus maldiciones, pero también con la sensación de que hay muchos males en el mundo que podríamos evitar, si tuviéramos el empeño, de mirar hacia el lado.

Pero, ¿quién reza por Satanás? ¿Quién, en dieciocho siglos, ha tenido la humanidad como para rezar por el pecador que más lo necesitaba?

Mark Twain