The Terrifying Mind of Junji Ito: Gyo

De las profundidades del océano se acercan peces muertos y armas del pasado. Gyo es una obra que inquieta respecto a qué tan oscuro es el mar.

Escrito por FanoPetrikov

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El océano y la maldad humana no tienen una medida total. Ambas cosas son probablemente un top ten de elementos que no tiene límites. Por un lado, la maldad como tal no tiene siquiera un origen viable; sabemos que existe el factor D e incluso los trastornos de la personalidad que están más relacionados a la construcción de estructuras desapegadas que derivan en psicopatías de distintos niveles, dando así una ilimitada posibilidad a la maldad humana.

Testigos hemos sido a lo largo de la historia de las atrocidades que ha llegado a hacer el mundo: matanzas, bombas atómicas, holocaustos, experimentos y armas de guerra. Todo ello solo nos hace ver que constantemente nos estamos superando en niveles de maldad y, por supuesto, de estupidez.

Por otro lado, tenemos el océano, un territorio acuático inexplorado del que solo conocemos cerca del 10%. Aún con tecnologías actuales, existen muchos lugares, islas, arrecifes, pozos y abismos marinos donde ni siquiera el mismo James Cameron podría llegar. La presión es mucha, la oscuridad es absoluta, y por supuesto, está el temor de quedarse ahí para siempre.

Así, teniendo estos aspectos a favor, el océano ha sido cuna y origen de bastantes mitos populares, desde la Pincoya a Cthulhu, desde las Sirenas hasta Godzilla. Ahí, en las profundidades, el humano siempre piensa que existe algo. Y es desde estos dos aspectos, los océanos y la maldad, que Junji Ito nos entrega su obra Gyo, publicada entre el 2001 y 2002. Un seinen que terminó recopilándose en dos tomos (actualmente por ECC integral y doble por IVREA Argentina), y que nos presenta un terror en estado puro.

Vademécum

Tadashi y Kaori disfrutan unas tranquilas vacaciones en Okinawa. La pareja busca el relajo y el descanso. La muchacha posee un gran don olfativo, por lo que puede sentir olores y aromas a distancias; este don será lo que le avise lo que está por venir.

El hedor se vuelve una constante hasta que de pronto se percatan de la existencia de peces con unas especies de patas, que les permiten moverse fuera del agua y atacar a sus adversarios. Pero la sorpresa no es bastante hasta ahí, ya que los peces están muertos y en un incipiente estado de descomposición, al parecer asociado a una bacteria, por lo que se entiende que lo que se mueve son solo sus pies, dejando claro que sus choferes son solo cadáveres marinos.

Será cosa de tiempo para que la bacteria, así como el cardumen andante de peces, se esparza por toda la costa, para luego tomar todo el país y posteriormente todo el mundo.

Tadashi tiene un tío científico, quien le comenta que existe la posibilidad de que esto sea resultado de un experimento del gobierno japonés para la segunda guerra mundial como arma bacteriológica. Muchas teorías surgirán, morirán protagonistas y también habrá horror y misterio por resolver. Gyo nos entrega un final incómodo e incierto, algo que solo Junji Ito puede dar.

Desmembramiento

Buscando cómo categorizar a las obras del maestro, he llegado a la conclusión de que Gyo es quizá uno de los cinco mangas fundamentales del autor. Esto se respalda en que a lo largo de toda su trama podemos contemplar un opus magnum del mangaka. Cuenta con todo lo que hace de Ito un clásico. Primeramente, un misterio que se mantiene de principio a fin; además, cuenta con personajes a los que no le acompleja asesinar. También tiene toda la sangre y dibujos grotescos necesarios, y, como siempre, espacio para el morbo.

La trama está bien construida y termina en la incertidumbre que se mantiene por toda la historia. Junto con eso, invita al lector a disfrutar de ilustraciones tan sublimemente dedicadas al detalle, que el realismo es parte de la riqueza de la obra, generando una empatía simbólica a través de los diálogos, como también análoga a través de los dibujos.

De ritmo constante y tenso, Gyo tiene los tiempos justos para dejar la vara bastante alta a la hora de hablar de mangas de terror de calidad. Es tan así, que el tomo 2 incluye dos relatos paralelos al final para poder darle enfriamiento a lo que uno termina de leer. Ahora, este detalle de dos relatos extras es solo eso, un detalle.

Hago este análisis anterior puesto que ambos relatos son extraños y juegan con un aspecto en común, la claustrofobia. El primero es más que nada relacionado a la sensación de quedar atrapado inevitablemente hasta la muerte. El segundo es otra cosa, una obra maestra de la incomodidad que nos hará sentirnos apretados, reducidos y mínimos.

Epitafio

Es quizá Gyo una obra de arte que debe ser leída por cualquier fanático de los mangas de terror. Muchas veces pequé porque me parecían ridículas historias mal llamadas de terror, como las arañas gigantes, los tomates asesinos o incluso el tornado de tiburones. Esto era debido a que la poca racionalidad, lo poco viable de la trama me chocaba, considerando que era bastante difícil generar un apocalipsis así.

Pero Junji Ito me puso un charchazo y una meáh al hacer Gyo. Porque aportó un argumento extra a mi fallido razonamiento, que es la intervención humana, recalcando nuevamente en sus áreas de crítica social que la naturaleza no es mala por sí sola, solo es natural, y que únicamente la influencia del ser humano es capaz de generar en la pureza de la vida la maldad.