Saihate no Paladin, The Faraway Paladin o El Paladín de la Frontera es un manga adaptado de una novela ligera por Mutsumi Okuhashi (Hai to Gensou no Grimgar, Kado: The Right Answer). Se publica mensualmente en Comic Gardo, con tres volúmenes traducidos al inglés y distribuidos por J-Novel Club.
La obra original, del autor Kanata Yanaigno, inició como una web nobel, y posteriormente fue publicada por Overlap con ilustraciones de Kususaga Rin. Actualmente cuenta con cuatro volúmenes, los cuales pueden encontrarse traducidos al inglés por J-Novel Club.
Esta reseña abordará el manga hasta el tercer volumen, el último en ser publicado en inglés. Pero antes, hay que definir el contexto en el que el manga es publicado.
¿Qué es un isekai?
Este género narrativo está caracterizado por contar con un personaje principal que reencarna o es transportado a otro mundo, en el cual se desarrolla la trama.
Puede hacerse una segunda división entre aquellos en los que el protagonista es reencarnado, y en los que es transportado al nuevo mundo.
En el primer caso, el personaje principal suele buscar una vida tranquila y relajada, generalmente cultivando la tierra o comerciando. La reencarnación suele darse luego de una muerte causada por exceso de trabajo (Karoshi).
En la segunda categoría están quienes son transportados sin morir para cumplir una función de “héroe elegido”, dotado con poderes increíbles y desproporcionados. Lo normal es que con el avance de la historia el protagonista se rodee de un harem de atractivas chicas desesperadas por complacerlo, no importa lo poco realista que resulte.
Pero siempre que se establece una fórmula, aparecen aquellos que buscan subvertirla. Si bien normalmente los personajes principales son masculinos, existen casos con protagonistas femeninos. Mientras que en la mayoría la persona reencarnada lo hace con habilidades increíbles, en otras se prefiere partir con un personaje extremadamente débil o poco talentoso. Aunque la norma es que los protagonistas sean virtuosos, hay autores que han explorado el ángulo de uno con objetivos egoístas o directamente malignos.
Y si juntamos todo eso, tenemos The Saga of Tanya the Evil. Esa es una recomendación extra gratuita. De nada.
El punto es que, dado el innegable incremento en popularidad del género en los últimos años, se ha generado una sobreoferta. Ante la avalancha de adaptaciones de manga y anime isekai, la fórmula se ha agotado en cierta forma. El lector que conozca un par de estas historias puede identificar los clichés en los que caen y prever con bastante acierto el curso que tomará la trama.
Mientras algunos autores caen en lo genérico y predecible, otros buscan destacar alejándose de formas inesperadas del patrón marcado por sus predecesores. En este contexto ¿cómo se las arregla The Faraway Paladin para atrapar a los lectores?
La premisa
Will es un niño de 6 años que vive con su familia en una ciudad en ruinas, alejado de la civilización. Su familia se compone de su “padre”, Blood, su “madre”, Mary, y su “abuelo”, Gus. La particularidad es que ellos son un esqueleto, una momia y un fantasma, respectivamente. Criado por estos tres no-muertos, Will vive su día a día preparándose para salir al mundo fuera de las ruinas al cumplir la mayoría de edad.
Durante el primer volumen conocemos al protagonista y su familia. A través de sus ojos y las enseñanzas que le imparten, aprendemos sobre su mundo y la dinámica que tienen entre sí los personajes. Debido a su juventud, hay mucho que no se le revela a Will; el lector se encuentra en la misma posición de curiosidad e intriga.
El segundo volumen inicia con el joven cumpliendo 15 años y tomando una prueba para evaluar su progreso. Con su llegada a la edad adulta, se le revelan los secretos de la historia de su familia, y con esto la existencia de un enemigo poderoso, el cual llega a destruir la vida que conoce. Frente a este enemigo, Will debe hacer frente a la culpa que arrastra de su vida anterior, junto a plantearse qué es lo que desea en la vida, si seguir adelante o permanecer con su familia sin importar el costo.
Durante el tercer volumen, el conflicto de Will llega a su fin, tanto contra su enemigo real como con las dudas que lo aquejan. No se tocará mucho de la historia para no caer en spoilers accidentales, pero es en este punto que Will se libera de sus dudas y toma el manto de Paladín propiamente como tal, para servir al dios que refleja su sistema de valores.
Luego de este breve recuento, estudiemos qué es lo que resalta de esta historia frente a otras de su mismo género.
Los elementos destacables
Lo primero a resaltar es el buen desarrollo de la historia. The Faraway Paladin narra en tres volúmenes lo otros Isekai harían en uno o incluso menos, es decir, la reencarnación del personaje y su salida al mundo.
Se explora en detalle la personalidad del protagonista y la relación con su familia, logrando conocerlos y encariñarse con ellos antes de empezar la aventura. La historia se toma el tiempo necesario para que comprendamos las bases antes de pasar a la acción, lo que no muchos isekai saben hacer.
Otro detalle atractivo es la construcción del mundo. Pese a que estos tres volúmenes se desarrollan en las ruinas que sirven de hogar a Will, a través de las lecciones que le dan aprendemos del funcionamiento del mundo, especialmente de la religión.
La religión es muy importante y juega un rol vital en la historia de cada persona. Básicamente, al momento de cumplir la mayoría de edad, cada persona debe hacer un juramento a un dios de su elección. El juramento es personal, y cuanto más ambiciosa sea la meta a la que se quiere llegar, más ayuda puede prestar el dios a la persona. Al mismo tiempo, un gran juramento acarrea mayores dificultades para cumplirse. Este sistema ayuda al lector a comprender las motivaciones de los personajes de forma orgánica.
El tercer elemento que destaca en este manga es su abordaje del precepto mismo del género, es decir, que el personaje principal ya ha muerto con anterioridad. No es algo totalmente original, es normal en los isekai que el personaje principal oriente su nueva vida según los deseos irresolutos de su existencia anterior.
Pero a diferencia de otras historias de este tipo, la exploración que se hace del concepto es mucho más profunda. La nueva vida de Will se encuentra indudablemente influenciada por el hecho de haber reencarnado, y no solo por tener los recuerdos de su vida pasada.
Dada la particularidad de su existencia, comprende la importancia de vivir una vida plena, y que la muerte no es lo peor que nos puede pasar.
Es la experiencia de vivir y morir la que impulsa a Will a tomar las decisiones que lo llevan a ser un Paladín, y es por eso que esta historia se beneficia de ser un isekai. Sin embargo, es innegable que también habría funcionado sin este elemento, y probablemente hubiera evitado pasar desapercibida para aquellos que ya están cansados del género.