Terranova: una tierra sin humanos

Sietch Ediciones presenta Terranova, una lectura interesante y con buenas intenciones, pero donde la historia pasa a segundo plano.

Escrito por Ktlean

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La colección Vintage Pulp no es lo único que Sietch Ediciones ha puesto a nuestra disposición en el último tiempo. No contentos con los cinco títulos pertenecientes a ese sello, lanzó además Terranova, escrita por Fabián Cortez y dirigida a un público infantil.

Con personajes que solo por su especie ya nos llaman la atención, y ambientada en un planeta Tierra muy diferente al que conocemos, esta historia nos muestra cómo podría llegar a ser el futuro en mil años más.

Qué es lo que funciona y qué no en esta novela de apenas 108 páginas es lo que analizaremos en los siguientes párrafos.

Disponible en el sitio web de Sietch Ediciones

La historia

Los humanos ya no habitan la Tierra y los animales, tanto los que vivían en estado salvaje como los que lograron escapar del cautiverio en zoológicos o reservas, viven ahora en completa libertad. Ya no hay quien les impida, ni a ellos ni a la vegetación, convertir lo que antes eran ciudades en selvas o bosques.

En definitiva, todo rastro de civilización fue borrado a lo largo de los mil años que han transcurrido sin el ser humano a la vista. Los animales, mucho más amables con el medio ambiente, han sabido adaptarse a las nuevas circunstancias, y en lo que fuera en el pasado el valle de Santiago campan a sus anchas elefantes o primates.

A estos últimos pertenece el protagonista de Terranova. Pongo, un joven y especial orangután, deberá viajar para encontrar su verdadero origen. Lo acompañará Matuma, un anciano de su misma especie que lo rescató y crió.

En el transcurso de dicha búsqueda, Pongo hallará a otros compañeros. No solo eso, lo principal que la historia le entregará son respuestas: ¿Qué lo hace tan especial? ¿Por qué puede hablar como solían hacerlo los humanos? ¿Qué sucedió con los antiguos amos y señores de la Tierra?

Ya sea gracias a D.A.I.C.I., un cerebro artificial, el viejo Matuma o algún otro personaje, Pongo irá comprendiendo poco a poco quién es en realidad y qué papel cumplirá en el futuro del planeta.

La falta de equilibrio

Algo que no se le puede negar a Terranova es la intención. No solo por el hecho de acercar el género de la ciencia ficción a los lectores más jóvenes desde una perspectiva ecológica, que de por sí es algo de agradecer. Sino también por el uso de personajes que no son humanos, lo que potencia el mensaje crítico frente a lo que nuestra especie le hace al medio ambiente.

Otro aspecto de Terranova que llama la atención es la gran cantidad de información útil que se entrega en sus páginas. A medida que la lectura avanza, es imposible pasar por alto este aspecto, sobre todo cuando se transforma en quizás uno de los problemas más grandes de la novela.

Si se pusieran en una balanza la cantidad de hitos que viven los personajes y los largos diálogos que utilizan estos para explicarle a Pongo cualquier cosa, sin duda ganarían estos últimos. Eso transforma al joven orangután principalmente en un oyente, en alguien que hace preguntas que son respondidas directamente.

Ilustración de José Canales

A pesar de que la trama implica al menos tres viajes, todos son resumidos en pocas palabras. El autor se enfoca en el destino y en el nuevo personaje que encontrarán allí los protagonistas. Ninguna relación es trabajada con profundidad y las revelaciones que deberían afectar a Pongo, por lo general no provocan en este más que sorpresa. Y pasajera, además.

Todo lo anterior da como resultado que la novela entregue un mensaje claro. No da lugares a dobles lecturas o mayores interpretaciones. En una batalla desbalanceada, la información sale victoriosa en desmedro de la historia.

El punto fuerte de Terranova es su ambientación y también su proyección. La forma en que explica el por qué los humanos ya no viven en la Tierra es uno de sus puntos más interesantes. Eso, junto con Matuma, que es el personaje que representa mejor a los nuevos habitantes del planeta, hacen de este libro una lectura amena a pesar de sus aspectos débiles.

Opinión personal

Dicho todo lo anterior, no puedo negar que disfruté este libro. Eso sí, teniendo en cuenta que no pertenezco a su público objetivo, me pregunté varias veces qué pensaría un niño o adolescente de él. Es sin duda una lectura que podría acercar a estos al género de la ciencia ficción, además de enseñarles datos científicos e históricos.

Por eso, son necesarias más novelas como Terranova. Si son de escritores y editoriales chilenas, mejor aún.