Tamine Rasse Cartes: Fantasía y una historia de amor

La autora de Cuervo de Cuarzo, Tamine Rasse Cartes, habla sobre el proceso creativo que le dio vida a la nueva novela de Mago Editores.

Escrito por Zahorí Balmaceda

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Viñamarina, lesbiana no binaria y escritora. A sus cortos veinticinco años, Tamine Rasse Cartes ha logrado más de lo que otros autores han conseguido en una incipiente carrera en el rubro de la literatura: crear un fascinante mundo lleno de fantasía y amor libre.

A simple vista, Tamine resulta ser una persona interesante y fascinante, pero eso es solo la punta del iceberg. Su amor por los animales, el tiempo que invierte en los procesos creativos de sus escritos y su energía la convierten en una fuente de creatividad que se desborda a través de cada palabra que escribe.

Además de escritora, también es una lectora compulsiva, una que suele viajar en los mundos de fantasía, terror, coming-of-age y que comienza a adentrarse en el mundo de las novelas gráficas. Su amor por el arte es otra manzana que no cae muy lejos del árbol: dibujar, hacer joyería, bordar y comenzar —aunque no siempre terminar— distintos proyectos son parte de las cosas que forjan aún más a Tamine.

Pese a que también se considera una persona tímida, nos permitió conocerla más a fondo a través de esta entrevista.

Comencemos por lo esencial. ¿Qué fue lo que te impulsó a escribir Cuervo de Cuarzo?

Me voy a poner en modo romántico. Con mi polola empezamos en abril del 2016, así que, para febrero de 2017, día de San Valentín, ya llevábamos juntas casi un año. Quería hacerle algo bonito, en parte porque no tenía plata para un regalo bacán, y en parte porque quería que sintiera que había invertido tiempo y amor en lo que le iba a dar. Así se me ocurrió escribirle un relato corto, de alrededor de unas veinte páginas, sobre cómo ella era una princesa encerrada en una torre y yo era un caballero que iba todas las noches a su ventana para verla y nos enamorábamos. Era una premisa muy básica, pero eso no me importó en su momento, porque era una cosa solo para las dos y muy de regaloneo.

De ahí en adelante pensé en esa historia con más y más frecuencia, y las protagonistas mutaron: ya no éramos nosotras, sino mujeres que compartían algunas características con nosotras, pero eran sus propias “personas”. Hay mucho de ella y yo en Viana y Bo, aunque cambié suficientes cosas como para que el self-insert no fuera un problema, la sustancia es la misma, y sigue allí.

Luego de crear a las protagonistas todo fue saliendo solo; inventé a los otros personajes, profundicé a la historia, perfilé el mundo, etc, etc, etc. Básicamente escribí Cuervo de Cuarzo primero porque estoy enamorada, y, en segundo lugar, porque es una historia que quería leer —ni se imaginan la cantidad de veces que he leído el libro solo para mi disfrute—.

Para mí, el querer leer una historia es un ingrediente clave para escribirla, y por suerte, puedo decir que todavía me quedan ganas de leer muchas historias.

Admiro que alguien pueda leer su propia obra una y otra vez. No todos los escritores pueden. Cuando tú lees tu libro, ¿te dan ganas de cambiar algunas cosas? ¿Detalles o fragmentos?

En realidad, no. O sea, por regla general no, demás que una u otra vez puede pasar, pero la verdad es que cuando doy por terminado un manuscrito, significa que estoy contenta con el resultado y lo considero listo.

Lo que sí me da rabia es encontrarme con errores de puntuación u ortografía y cosas así, porque me cuesta mucho encontrar esas cosas y después cuando está lista la cosa todo se hace demasiado evidente (risas). Especialmente con Cuervo de Cuarzo, la editorial no fue muy cuidadosa con la revisión y hay varias cosas en la edición final que me gustaría haber arreglado, pero ya pasó la oportunidad y hay que estar contente con lo que hay.

Lo que sí me pasa es que me dan ganas de escribir historias paralelas entre escenas del libro. Uno siempre tiene que recortar cosas y dejarlas afuera porque no son tan pertinentes a la trama, entonces cuando releo, me dan ganas de escribir escenas más domésticas, o diálogos que no tienen mucho que ver con la historia, y ahí me lanzo y escribo tipo side-stories para entretenerme a mí misme. Por ejemplo, hace poco escribí un AU de vampiras porque con mis amigas nos pusimos hablar del tema y se me quedó pegado.

¿Y por qué elegiste el universo en el que sitúas la historia?

Como mencioné antes, la historia original estaba ambientada en un contexto pseudo-medieval debido a la premisa de la princesa cautiva / caballero de blanca armadura.

Cuando decidí hacer de ese cuento una novela, decidí que me gustaba eso, pero que al mismo tiempo quisiera algo que fuera moderno. Es por esto que Arcia —el reino dónde transcurre la historia—, es una ciudad con un fuerte componente de época, pero al mismo tiempo cuenta con tecnología tal como cámaras de foto, teléfonos y automóviles.

Dentro del universo en el que está situado, Arcia es el reino más atrasado tecnológicamente hablando, esto gracias a que son muy tradicionalistas y con miedo a los cambios.

Quería que ese aspecto del reino se notara en la ambientación, por lo que durante el libro se usan muy poco artículos más tecnológicos, y la trama se desarrolla más en la porción antigua del reino. Si la familia real y los mismos habitantes de Arcia fueran menos testarudos, las cosas podrían haber sido diferentes, pero no lo son.

¿Y cómo construyes un mundo así? ¿Qué tan complicado fue configurar un universo con una mezcla tan inesperada como lo son lo medieval en contraste con lo tecnológico?

Tratando de no caer en spoilers, lo que hice fue darle tecnología a la parte más adinerada y de más estatus. Como estos artefactos son tan escasos, en la sociedad de Arcia, son solo aquellos con más poder quienes tienen acceso a ellas, en cambio, Elián y Bo, que existen al final de la cadena alimenticia, nunca han subido a un vehículo motorizado o usado un teléfono.

El resto de la sociedad cuenta con electricidad, cañerías, cocinas a gas y saben de la existencia de cosas como cámaras fotográficas, automóviles o televisores, pero muchos de ellos ni siquiera han visto uno en persona.

Al final lo que hice fue manejarme en que la tecnología está, pero no para todos. De esa forma pude lograr —creo— mantener una ambientación más anticuada pero al mismo tiempo darle a la familia real un poco más de tecnología.

Ahora háblanos de tu personaje favorito dentro de Cuervo de Cuarzo. ¿En qué o quién te inspiraste para darle vida?

Estuve pensando mucho esa respuesta porque no tenía claro quién es mi personaje favorito. Al final decidí que no podía escoger entre dos de mis protagonistas, así que les hablaré de ambos.

Viana, la Princesa de Arcia, está inspirada en mi polola “Bunny”. De hecho, en un comienzo se llamaba Vania, porque la fonética era parecida a la de su apodo, pero luego decidí cambiarlo porque me gustaba más de la forma en la que está ahora.

Sin querer dejar en evidencia a Bunny, Viana y ella comparten muchas de mis características favoritas en una persona: a pesar de su crianza, intentan mantener una mente abierta. Son valientes de una forma que no necesitan bombos y platillos, se preocupan de los demás, su capacidad de asombro está intacta, y son organizadas, estudiosas y curiosas.

Por otro lado, Elián, miembro de la rebelión, fue inspirado por mi mejor amiga y mi hermano chico, dos personas a quienes admiro con la vida, y con quienes me llevo de maravilla a pesar de las marcadas diferencias en carácter.

Sentía que, en su rol de mejor amigo, Elián tenía que tener lo mejor de las dos personas a quienes más les tengo cariño. Es ordenado, apegado a las reglas, leal a muerte, comprensivo, riguroso, no muy cariñoso pero preocupado, y sobre todo, una muy buena persona.

Es chistoso, porque básicamente mis dos personajes favoritos poseen cualidades que yo no tengo y que me gustaría tener. Quizás es por eso mismo que los quiero tanto. Siento que tengo mucho que aprender de ellos, y además, adentrarme en sus personalidades al momento de escribir supone un desafío por lo diferentes que somos. Me encantan.

Hablando de desafíos, ¿qué fue lo que más te costó al momento de escribir Cuervo de Cuarzo?

Lejos lo más difícil para mí es revisar. Y luego de eso, editar, que para mí viene a ser lo mismo. Todo lo que implique pulir la historia y prestar atención a los errores —ya sean de continuidad, tipográficos, o lo que sea— para mí es una gran nube negra que me marea y de la que me gustaría escapar para siempre.

Mi problema es que no soy una persona muy minuciosa: no planeo los capítulos excepto los finales, mis líneas de tiempo son solo palabras sueltas y una raya chueca en un cuaderno, mi ortografía es horrible, y gracias a mi TDAH siempre tengo la embarrada en mis manuscritos: letras cambiadas, comas y puntos que sobran o faltan, acentos mal puestos, nombres equivocados, y un largo etcétera.

Lo peor es que no importa cuántas veces lo revise, mi capacidad de atención es tan mala, que nunca puedo encontrarlos todos. Siempre quedan, y varios. Es por eso que para mí es tan terrible editar y corregir, se me hace tedioso, me marea, me pone de mal humor y de frentón lo encuentro lo más terrible que le puede pasar a un escritor (risas).

¿Y piensas que algo de tu vida se refleja en lo que escribes?

Creo que mentiría si dijera que no. Aún no he llegado al punto —y no sé si alguna vez lo haga— en el que puedo escribir historias totalmente desconectadas de mí o mi realidad. Además del romance entre Bunny y yo, en Cuervo de Cuarzo se ve reflejada una gran disparidad social, discriminación y corrupción; viviendo en Chile, esos temas son pan de cada día, y me hacía sentido incorporar esos elementos a mi historia. Para mí es importante darle cierta credibilidad a la historia, por muy fantástica que sea, y en lo personal siento que los elementos mencionados anteriormente podrían ser encontrados fácilmente en cualquier contexto en el que los humanos tengamos demasiado poder entre nuestras manos.

Siempre me he sentido muy impotente frente a estas y otras injusticias, muy inútil, por lo que pensé que hablar sobre estos temas en mis novelas podía ayudar en algo, por ejemplo, poniéndolos sobre la mesa para que lectores jóvenes y con más —y mejores— ideas que yo los contemplen.

No estoy diciendo que vengo a enseñarle a la gente sobre la vida ni nada parecido, pero yo me replanteé muchas cosas gracias a los libros que leí y todavía lo sigo haciendo, así que quién sabe, quizás mis historias sean de utilidad en ese sentido para alguien.

Desde esa perspectiva, ¿qué es lo que crees que te define como autora?

Pucha, en un mundo donde estamos tan acostumbrados a criticarnos a nosotros mismos y donde se nos ha enseñado a nunca estar contentos con lo que hacemos, diría que algo que me define es que no me dejo llevar mucho por ese tipo de cosas. Cuando era chique era super autodesctructive, odiaba todo lo que producía, lo pasaba pésimo.

En los últimos años he aprendido a disfrutar y ver el valor en lo que hago, aceptar que nunca será perfecto, pero que es mío y vale lo mismo que el trabajo de otros. Siento que soy muy buena para disfrutar de mis propias historias, no sólo releyéndolas sino al escribirlas. Las hago para mí, porque yo quiero leerlas, porque yo quiero a esos personajes, porque yo quiero esas aventuras. Sé que hoy en día hay mucha presión por gustar a otros y mucha necesidad de aprobación. Personalmente eso no me pasa, y en realidad estoy súper agradecida de que no sea tema para mí.

Obviamente me importa si a las personas les gusta mi libro o no, pero no escribo pesando en eso, sino solamente en mí, y siento que eso hace que el proceso creativo fluya mucho y que todo el proceso se vuelva más entretenido e íntimo. Lo paso muy bien haciendo lo que hago.

Hay muchos tipos de autores, ¿tú te consideras de los que son cercanos a sus lectores?

Sí. Me gusta mucho hablar con mis lectores, conversar de las historias, escuchar sus teorías, y en general compartir. Agradezco igual en ese sentido ser une autore minuscule en el sentido de audiencia, porque puedo compartir todos los fanarts, hilos, o tweets que los lectores hagan al respecto. Compartimos memes, canciones, y varias cosas que hacen que todo el proceso sea más interactivo. Honestamente, compartir con los lectores es de las cosas que me ponen más feliz, y de las que más me divierten.

Siendo tan cercanos, apuesto que les interesaría saber sobre lo que se viene. ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

Tengo varios, tanto novelas como relatos y antologías, pero por ahora puedo hablar —casi— libremente de Parcialmente Nublado una novela coming-of-age LGBT+ donde el romance es un foco importante, pero no lo es todo, así que por eso no la tacharía de novela romántica. Parcialmente Nublado sigue la vida de dos mejores amigos, Sunny y Violeta, en un pequeño pueblo costero llamado Primor. Este pueblo ha ganado popularidad últimamente como destino turístico, es por eso que el padre de Blas —el tercer protagonista—, planea edificar un centro comercial allí. Al ver que tiene una oportunidad de comenzar de cero, Blas pretende enterrar todo su pasado, incluyendo su verdadera personalidad, para crearse una nueva identidad en Primor. Una que ponga orgullosos a sus padres.

En este libro exploro temas como la asexualidad, la vivencia trans, la homofobia, los atados con el propio cuerpo, la adicción al alcohol y a las drogas y los problemas de autoestima e identidad que a muchos de nosotros nos agobian en los años de adolescencia. Por el momento se puede leer en Inkspired por capítulos, aunque es una versión sin editar o corregir. Eso lo dejo para después, para cuando —ojalá— salga como libro físico.

¿Crees que Parcialmente Nublado también se inspira un poco en tu historia de amor? ¿Qué la hace diferente a Cuervo de Cuarzo?

Parcialmente Nublado no se inspira en absoluto en mi historia de amor, ni en cómo se desarrollan las cosas ni en la personalidad de sus protagonistas. Para esta historia me enfoqué mucho más en la representación que me habría gustado leer cuando más joven, especialmente en los temas problemáticos en los que me habría gustado pensar más. Por eso mismo, basé muchas de las situaciones del libro en cosas que me pasaron a mí misme cuando joven: el no estar conforme con el sexo biológico, el querer encajar a toda costa, el necesitar ser aceptado, el forzarme a ser positve de forma tóxica, etc…

En ese sentido es diferente de Cuervo de Cuarzo, ya que Parcialmente Nublado  está basado más en vivencias y problemas por los que yo o personas conocidas pasamos hace algunos años, en cambio Cuervo de Cuarzo está más basado en personalidades con las que he estado en contacto.

Al final lo que tienen en común es que para ambos proyectos he estado sacando inspiración de la vida real y lo que me rodea.