Tras su anuncio en el Disney Investor Day 2020, Star Wars: Visions generó tanto expectativas como escepticismo. Su tratamiento estilo anime prometía alejarse de los típicos formatos audiovisuales que había explorado Star Wars, produciendo que muchos fans mirarán de reojo el proyecto. Hoy, siendo una realidad, ya podemos hablar de los nueve episodios disponibles en Disney+.
Siete estudios se reparten la misión de crear Star Wars: Visions, entre los que destacan Science Saru, conocido por Ping-Pong The Animation, y Estudios Trigger, creadores de Kill la Kill. Con una producción tan variada, en equipos, estudios y recursos, Star Wars: Visions funciona como percepción íntima de cada casa animadora ante el vasto universo de posibilidades que significa adaptar Star Wars.
La serie sin duda lo que más aporta a esta galaxia muy, muy lejana es diversidad. Siendo una saga con una iconografía ya instaurada en la cultura popular y que trasciende generaciones, Star Wars: Visions se atreve a “refrescar” un poco este tradicionalismo. Lo que no es sinónimo necesariamente de que cada episodio de esta antología funcione.
Para el bien de la serie, no logra caer en los tropiezos clásicos del anime shonen (exceptuando quizás su último episodio), lo que era una preocupación para muchos. Por el contrario, logra beber bastante del formato en cuanto a ritmo y saber adaptar estructuras arquetípicas que funcionan. Siendo en la animación donde probablemente mejor se defiende Star Wars: Visions. Aprovechando su visión antológica y no canónica para mostrarnos un par de las hazañas más creativas vistas en Star Wars.
A lo largo de nueve episodios independientes conoceremos las historias de distintos Jedis tras la ejecución de la “Orden 66”, el solitario andar de un Rōnin con su mortal katana láser e incluso la ambición de una banda de rock formada por un ex padawan y un hutt mientras son cazados por el mismísimo Boba Fett. Siendo cada una un universo en sí mismo, encuentran distintas formas de inmiscuir su visión al amplio mundo de Star Wars.
La calidad de Visions en general es dispar. Los episodios ya mencionados son de sus puntos más altos. Y si bien algunos otros son un tanto más débiles dramáticamente hablando o parecen más un pitch o una especie de piloto de algo más grande que no termina de cuajar, en lo que todos se asemejan es en rendir tributo a la saga. Vemos las clásicas referencias que los más fanáticos reconocerán, como cameos y menciones de personajes y eventos relativamente importantes. Y por otro lado el respeto por el “génesis” de Star Wars.
La ficción nipona, en particular el cine de samuráis de Akira Kurosawa, es a Star Wars como el cristal kyber es al sable de luz. La fuente de origen, que dota de espíritu y carisma a toda la saga. Y más allá de la calidad de la serie, se logra sentir aquella vibra de manera ramificada para explorar estos nuevos territorios. Aunque alejándose un poco de la propuesta base de Star Wars, logra dar la vuelta y expulsar contenido y creatividad desde sus orígenes.
¿Quién iba a pensar que una espada láser se podría desenfundar? ¿O que Jabba the Hutt podría ser el sponsor de una banda intergaláctica? Esta ampliación a las convenciones pactadas detrás de Star Wars resultará ser una experiencia bastante interesante incluso para la fanaticada más apegada al canon.
Aunque Visions se encuentra lejos de ser la mejor producción animada de la galaxia, es bastante competente en concretar su objetivo antológico. Del cual seguramente podemos esperar una segunda temporada estando la saga más activa que nunca.
Kathleen Kennedy en el Disney Investor Day.Star Wars instauró un universo sólido. Capaz de contar historias fuera y dentro de la pantalla. Y Visions ocupa ese lugar, ese espacio de creatividad para construir sobre él. Así como cada fan fiction, como cada documental, como cada relato que tenga un vínculo con la saga. Desde la primera vez que algún fanático se maravilló con ella, hasta las precuelas. Star Wars es inmenso y nunca dejará de contarnos historias, y Visions es una más de aquellas.