Spider-Man: en el multiverso de las interpretaciones (parte I)

El reestreno de Spider-Man: No Way Home (2021) nos invita a reflexionar sobre las distintas iteraciones del personaje arácnido.

Escrito por Pablo Castillo

Comiqueros.cl » Cine y televisión » Spider-Man: en el multiverso de las interpretaciones (parte I)

Este 15 de septiembre se estrena en cines chilenos la versión extendida de Spider-Man: No Way Home y, en vez de discutir si vale la pena o no el añadido adicional, la ocasión será utilizada para reflexionar sobre las distintas interpretaciones del héroe arácnido en la gran pantalla.

La película, originalmente estrenada el año pasado, sorprendió al público al juntar en una misma historia al Spider-Man de Tom Holland, Andrew Garfield y Tobey Maguire. Además de los villanos de sus correspondientes cintas, entre los que destacan los interpretados por Alfred Molina, William Dafoe y Jamie Foxx.

Sam Raimi, Marc Webb y Jon Watts fueron los encargados de dar cuerpo a las 8 películas del personaje. Sobre las fortalezas y debilidades de cada una se escribirá a continuación.

Andrew Garfield, Tom Holland y Tobey Maguire en el set de No Way Home.

Spider-Man (2002), Spider-Man 2 (2004) y Spider-Man 3 (2007)

En 2002 se estrena la primera parte de la trilogía del director norteamericano Sam Raimi (Evil Dead, Drag me to hell). En aquella época las películas de superhéroes no eran bien vistas por los estudios y la audiencia, debido a que no habían sido pocas las que fracasaron en taquilla y en crítica.

Sony se arriesgó dándole la dirección a un tipo cuyo origen estaba alejado de la opulencia hollywoodense, pues antes de sus aclamadas películas de horror, empezó como un joven cualquiera proveniente de Michigan que hacia cortos con sus amigos.

Sam Raimi y Tobey Maguire leyendo un cómic en 2002.

Sobre lo anterior, el actor Bruce Cambell comentó: «¿Por qué no tener al tipo que hizo Evil Dead con tan solo 350 mil US$ dirigiendo Spider-Man? Ese es el tipo al que quieres, el que está acostumbrado a hacer mucho con poco». Y lo demás es historia: la película fue un éxito de taquilla y crítica. Además, marcó un precedente en cuanto a cómo hacer una película basada en cómics.

La estructura de la historia es la de dos arcos paralelos, con Peter Parker y Norman Osborn sufriendo un accidente (mordida de araña y experimento fallido, respectivamente), para luego utilizar los poderes adquiridos para el bien personal (ganar dinero participando en lucha libre por el lado del héroe y asesinar a la junta directiva de Oscorp por el lado del villano). 

El punto que los separa es que el acto individualista de Peter resulta en la muerte de su figura paterna, el tío Ben. Aquello forja el carácter heroico del personaje y lo separa del antagonista, cuya personalidad y riqueza no le permitió tener a alguien por encima que actuase como brújula moral.

«First, we attack his heart».

Spider-Man es una película con voz autoral, con elementos del terror de Raimi (la escena del duende verde en el incendio) y personajes multidimensionales como Harry y su ligera envidia a Peter por el respeto que su padre le tiene, Mary Jane y su familia abusiva, May y su situación socioeconómica, entre otros.

Por otro lado, la secuela de 2004 es a las películas de superhéroes lo que “El Padrino II” es a las películas de la mafia. Como la primera, empuja los límites de lo posible en cuanto a efectos especiales. La trama deconstruye, cuestiona y refuerza lo que conocemos del protagonista, Alfred Molina nos da un villano tan o más interesante que Dafoe, y Raimi no se corta con seguir deleitándonos con toques de horror.

Tanto Spider-Man (2002) como Spider-Man 2 (2004) son largometrajes hechos con amor, donde la ubicación de la cámara y las tomas trasmiten espectacularidad y vértigo. Ambas probaron que se pueden contar historias valiosas con un personaje que usa mallas ajustadas y una araña en el pecho.

Lamentablemente, la producción de la tercera parte de la trilogía no tuvo la misma armonía que las primeras dos. Conocidas fueron las tensiones entre el equipo creativo y Sony durante el rodaje de Spider-Man 3 (2007).

La tercera parte mantiene la pulcritud técnica del aspecto audiovisual de las anteriores, pero flaquea en cuanto a guión. La trama es saturada, principalmente por el exceso de villanos, lo cual es responsabilidad directa del productor Avi Arad y su interés en la venta de juguetes (más personajes = más juguetes). Todo esto hizo que una cuarta parte no viera nunca la luz y se optara por un reinicio.

Peter Parker debe ser trágico y en estás cintas lo es: tiene deudas, no puede pagar la renta de su minúsculo departamento, se siente culpable de la muerte de su tío, el padre de su mejor amigo murió en sus manos y vio enloquecer al profesor que veía como figura paterna. Por si fuera poco, es torpe socialmente, lo cual Tobey Maguire sabe personificar con cómica maestría.

El punto más bajo es, con seguridad, Mary Jane. El interés amoroso del protagonista no ha envejecido bien al visionado moderno, pues su rol está reducido al de damisela en apuros. Es un personaje femenino caricaturesco, retratado desde un punto de vista exageradamente masculino y anticuado, donde la indecisión y la pasividad del personaje llegan a resultar molestos.

El reducido departamento del protagonista.

El Spider-Man de Sam Raimi no es solo un hito dentro del género al que pertenece, es historia del cine. La gran cantidad de películas de superhéroes que se estrenan al año (al punto de, para algunos, haber saturación) es herencia de esta trilogía. Estas películas fueron hechas por un fanático de los cómics, por ello se aprecia que hay un entendimiento del personaje y los elementos que le definen.