Si algo me pasa, los quiero: El dolor de perder a alguien

El emotivo cortometraje de Netflix que habla sobre el duelo y toca un punto sensible de la sociedad estadounidense.

Escrito por Zahorí Balmaceda

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Todo ser humano tiene una forma diferente de vivir un duelo. Algunos superan la muerte de un ser querido con facilidad, pero para otros, vivir con el constante recuerdo de la pérdida se convierte en un martirio que tiene el poder de destruir todo alrededor.

Esto es parte de lo que Si algo me pasa, los quiero refleja en doce minutos llenos de emotividad y concientización.

Sinopsis

Una pareja atormentada por el dolor intenta convivir mientras lidian con los constantes recuerdos de peleas, momentos felices y, lo más importante, la memoria de la hija que han perdido.

Las sombras de «Papá» y «Mamá».

Una historia de sombras

En la vida real, las sombras son sinónimo de identidad, pero al romantizarlas es común encontrar en ellas un baúl de emociones y recuerdos vividos.

Este es el recurso que Si algo me pasa, los quiero usó inteligentemente para reflejar la mayoría de las emociones presentes en el cortometraje animado dirigido por Will McCormack y Michael Govier.

Póster de «Si algo me pasa, los quiero».

Durante los primeros minutos, el film nos presenta a una pareja de adultos que apenas puede mirarse a los ojos. Sus sombras están en constante riña al encontrarse muy cerca una de la otra y, cuando sus portadores se separan, estas los siguen e intentan consolarlos, pero nada en la vida de estas personas parece tener sentido.

Cuando incidentalmente se reúnen en el cuarto de la hija que ambos tenían en común, la sombra de la pequeña encuentra a las suyas y comienzan juntas un viaje de a través de memorias lejanas que recorren la vida de la niña. Su primer llanto al nacer, un viaje familiar, su primera anotación jugando soccer (con un inesperado accidente), su décimo cumpleaños, su primer beso a escondidas y, finalmente, el (probable) primer día de escuela que la aleja de sus padres para siempre.

El encanto en los colores

Desde el inicio se nos presenta esta pieza audiovisual en colores grises, casi en blanco y negro. Sin embargo, ciertos colores se destacan dentro de la historia, especialmente aquellos que marcaron los instantes más significativos o los códigos que ayudan al espectador a poner atención en determinados detalles.

El primer recuerdo.

Al ser una historia extremadamente emotiva, es natural que aquellos que la vean se dejen llevar por la narrativa, incluso pasando por alto los colores y su importancia dentro del relato.

Esto hace que Si algo me pasa, los quiero sea ideal para reproducir más de una vez. Una potente experiencia que vale la pena repetir, pese al dolor y la tristeza.

Una nación feliz

Dentro de la gama de emociones reflejadas en colores, la más importante de ellas es la felicidad.

Azul, rojo y blanco están especialmente presentes en un momento crucial del relato: en la bandera de los Estados Unidos de América ubicada sobre la puerta de acceso.

Bandera de los Estados Unidos en la escuela.

Esta bandera se puede encontrar en cada escuela pública elemental, intermedia o secundaria que actúe bajo el alero del Estado. Puede parecer un simple detalle, pero es más que eso, pues la realidad de escolar americana es jurar ante ella todos los días:

Prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.

Juramento a la bandera.

Por desgracia, el panorama real a veces se aleja de la idealización que le dio vida en un inicio…

El 20 de abril de 1999 es una fecha que la nación norteamericana jamás olvidará. Quince personas fallecieron durante la matanza de Columbine, llevada a cabo por dos estudiantes del recinto.

Esta fibra sensible duele cada vez que el evento, lamentablemente, se repite, y late con fuerza en la sien de cualquiera al ver piezas audiovisuales como esta, donde un lugar seguro como una escuela se convierte en una peligrosa trampa sin salida.

Dos chicas ayudan a una tercera a escapar de Columbine.

Si algo me pasa, los quiero no habla sobre los tiroteos, pero es inevitable detenerse a meditar sobre ello, en especial porque en un mundo donde la realidad supera a la ficción, todo es escalofriantemente posible, cercano y real.

Apreciación personal

Alguna vez escribí que “muerte” y “amor” son dos palabras que no deberían usarse juntas. Creí que esta frase solo tendría cabida en el momento en que decidí usarla, pero ha trascendido los límites y, gracias a Si algo me pasa, los quiero, me he dado cuenta de que es una de las leyes de la vida más mancilladas y por las razones más nobles.

Preparándose para su primer día de clases.

Hay un punto en que el tiempo no puede curar las heridas emocionales y solo el amor puede aliviar lo que la muerte produce en la vida de las personas, rellenando lentamente la grieta que se abre en el alma cuando algo importante es arrancado bruscamente.

Tráiler de «Si algo me pasa, los quiero».

Es increíble como vemos la vida de forma diferente cuando nos damos cuenta de que siempre ha sido gris, hasta que conocemos a quienes la llenan de color y este se prevalece incluso después de la partida de estos.