La industria cinematográfica suele sacar varios largometrajes al año con la misma temática: la vida de alguien importante o famoso. Sin embargo, son en contadas ocasiones cuando este juego realmente funciona y nos logran dar un buen film. El año 2014 fue donde apareció una de aquellas susodichas, una película que se desmarcó del resto.
El recorrido de Alan Turing, el padre de la IA, fue llevado al cine de una manera magistral y emotiva. Por ello, repasaremos lo mejor y lo peor de The Imitation Game.
Una historia simple, pero angustiante
Todo comienza con un joven Turing ingresando a un proyecto que tiene como fin descifrar los mensajes de «Enigma», máquina que utilizan los alemanes durante la segunda guerra mundial (por esto su título en español: El Código Enigma). De esta forma el protagonista tratará, con cierta aura de narcisismo, construir una máquina que no solo gane la guerra y derrote a Enigma, sino que también supere al hombre.
Seamos claros desde un comienzo con esto: la trama no es nada del otro mundo. En el sentido de que en sus pilares fundamentales no vemos algo muy típico: una meta, un par de complicaciones y el logro de la meta. Sin embargo, tiene varios detalles que demuestran que siguiendo un modelo simple de narrativa, se pueden lograr grandes cosas.
Uno de esos detalles son los constantes raccontos hacia la infancia de Alan. Estos se encuentran esparcidos a lo largo de la historia y nos hacen comprender mejor la personalidad del matemático. Si todo hubiese sido contado de manera lineal, el film sería lento y monótono.
Pero, lo que más te pone la piel de gallina durante toda la película, es el constante sufrimiento por el que tiene que pasar Alan Turing. Donde si bien en la mayoría de las ocasiones logra contenerse, en otras simplemente explota y nos hace sentir tristeza por él y querer darle un abrazo bien fuerte. Lo peor, es que este sentimiento se mantiene hasta el final, donde conocemos su trágico destino.
El leve trazo feminista y un espectacular Benedict Cumberbatch
Algo que llama bastante la atención y está muy acertado es el desarrollo del personaje de Joan Clarke, la cual trabajó codo a codo con Turing para descifrar Enigma. Y es que, en la sociedad de aquellos años, era inconcebible que una mujer siquiera pudiera presentarse en la misma sala que un matemático y comprenderle. Pero, tal como ocurrió en la vida real, ella fue una pieza fundamental para todo el proyecto.
En ese sentido, su paso de ser la joven resignada a vivir como quieren sus padres (siendo ama de casa), a ser la mujer que ya está harta de todo eso y no dejará que nadie la desvíe de su nuevo camino, es simplemente sensacional.
Por otro lado, creo necesario destacar de sobremanera a Benedict Cumberbatch, el cual se luce en su papel como Alan Turing. Sin dudas desde el primer minuto contemplamos su excelencia. Pero, es en los momentos emotivos donde más sobresale este actor, en especial en los planos cuando nuestro protagonista se quiebra y muestra su verdadero sufrimiento.
Técnicamente hablando es un largometraje correcto, con una banda sonora que está bastante lograda pero solo sobresale su tema principal: «The Imitation Game».
Sin lugar a dudas The Imitation Game es una de las películas biopic que, en la opinión de su humilde escritor, destaca por sobre la mayoría de su especie. Por nada del mundo deben quedarse sin ver esta carrera contra el tiempo, una carrera que solo Alan Turing podía ganar.