Reseña Omega Men: La trágica visión de la realidad

Cuando Tom King se involucra con una historia salen cosas maravillosas. Omega Men, con Kyle Rayner como protagonista, es uno de esos casos.

Escrito por Esteban Beaumont

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Hace algunos años ya, Tom King se convirtió en la revelación de la industria de los comics. Su trabajo en The Vision, Mr. Milagro, Batman o Heroes in Crisis lo ha catapultado como uno de los guionistas más completos de la industria y hombre clave en el actual universo DC.

El estadounidense tiene un estilo muy ligado al trasfondo y motivaciones de los personajes. Un tono más serio, más adulto, en un género que aún conserva esos giros esperados, con tonos livianos de hombres con calzoncillos sobre el traje. Tom King da respuestas a este trasfondo y refuerza el amor que le tenemos a esos personajes. Porque a cierta edad ya no nos es suficiente ver a nuestro héroe pateando al villano de turno, queremos saber que siente. Omega Men es un viaje a la mente de uno de esos héroes, pero también es una respuesta que fortalece nuestra decisión de ser ñoños.

Omega Men es una odisea espacial maravillosa. Kyle Rayner es enviado por los Green Lanterns a destrabar un conflicto en el sistema Vega. Ahí se verá encerrado en una guerra política entre la Ciudadela y los Omega Men, un grupo terrorista que busca derrocar al Virrey. Desde esa base vemos una historia de guerra, política y dilemas morales, bañada en una Space Opera que no tiene nada que envidiarle a las grandes historias espaciales.

Antes de ser guionista, Tom King trabajó para la CIA, en el Centro Antiterrorista. Fue muy cercano a la guerra de Irak, y, si bien la mayor parte de su experiencia la plasmó en El Sheriff de Babilonia, dejó algo guardado para Omega Men. Durante la historia vemos dos lados sedientos de poder y ambición, que harán todo lo que esté en sus manos para destruir a sus enemigos.

En medio de esta disputa está Kyle Rayner, secuestrado por los Omega Men. Tratará de defender la idealizada moral de los héroes DC, pero se enfrentará a un mundo más cruel y despiadado. King toma la idea del bien y el mal, estrellándola de cara contra el suelo. Un héroe que ha enfrentado a los demonios y villanos más poderosos del universo descubre, en una guerra civil, que no hay blancos o negros; todo es gris, un gris que destruye sin piedad al otro gris. ¿Lo peor? Hay que defender a alguno.

La historia ocurre en un lugar poco visitado en la historia de DC. Por lo que King puede construir un mundo en torno al sistema Vega, resultando escaramuzas que se entretejen para crear un escenario político-cultural sumamente complejo. No hay detalle sin tocar; la religión, colonización y tensiones comerciales ocupan un par de páginas, pero son abordadas como si fueran el núcleo del conflicto.

Abordar el tema del cambio social por la vía violenta es algo que hemos visto mil veces. Con Alan Moore como mayor exponente, con sus obras V The Vendetta y Watchmen. Nos hemos cuestionado si es que está bien hacer daño si sabemos que la razón por la que luchamos es la correcta. Omega Men le da un enfoque distinto a esta problemática con Primus, el líder de los Omega Men; un pacifista que luchó toda su vida con protestas pacíficas, pero sin obtener resultados. Él se ve arrastrado a una guerra sanguinaria que al fin podría traer resultados.

En el dibujo está Barnaby Bagenda. El diseño de personajes, las secuencias de guerra y la épica espacial son sublimes. Es un dibujo dinámico y que acompaña de manera fantástica la narrativa tan compleja de King. Logra reflejar el corazón y alma que tiene esta historia. Cada capítulo termina con una frase del filósofo William James, representante del pragmatismo y el empirismo radical. Este último postula que cualquier visión del mundo esta errada si no explica sus consecuencias, viéndose solo desde el nivel físico.

Omega Men no es una historia para divertirse. Omega Men sirve como un ejercicio de reflexión, de análisis. Es sacarnos de la idea de héroes en trajes apretados y golpearnos con la realidad. El final de la historia es un claro ejemplo de que King no quiere una historia feliz llena de estereotipos. King quiere llevar un poco de realidad a la ficción, sabiendo que la realidad es dura y cruel.