Reseña de Cochrane vs. Cthulhu

En la novela de Gilberto Villarroel seremos testigos de cómo el héroe militar nacional, Lord Cochrane se enfrenta al terror Lovecraftiano, el Gran Cthulhu.

Escrito por Fer

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Pese a que suena como un chiste, existe un libro donde un héroe nacional, ni más ni menos que el capitán británico Thomas Alexander Cochrane, o Lord Cochrane, se ve obligado a unirse a sus enemigos franceses en contra de un enemigo en común, uno que lleva eones dormido en lo más profundo del océano, pero que parece estar a punto de despertar. Bueno, no lo es, es un libro real, fruto de la imaginación de Gilberto Villarroel y publicado por la editorial Penguin Random House.

De la vida real a las páginas de Villarroel

Lord Cochrane es un nombre fantasma: pese a que permanece en la memoria colectiva, carece de cuerpo. A menos que la historia naval de Chile te interese y te hayas dedicado a estudiarla, lo más probable es que nada te llame la atención de este marino escocés, mucho menos que sepas qué clase de actos heroicos cometió para ganarse una calle con su nombre en pleno centro de Santiago.

Ocurre que Villarroel sí sabía qué clase de héroe lunático era Cochrane. Cuando toda esperanza estaba perdida, los oficiales de marina llamaban al militar británico para que improvisara algo, cual McGyver. Estos planes de último minuto solían terminar con los barcos del enemigo en llamas. Por si eso no fuera poco, viajar hasta el otro lado del mundo para apoyar a un solo país no era suficiente para Cochrane, pues participó también en las guerras de Brasil y Perú, además de Grecia en su Europa natal.

Sabiendo que Lord Thomas Cochrane era un personaje histórico que más parecía un héroe sacado de una novela de capa y espada, y siendo Villarroel un fanático de H.P. Lovecraft, era cuestión de tiempo para que al guionista, periodista, productor, editor y escritor chileno radicado en Francia se le ocurriera mezclar estas dos pasiones suyas en un solo libro.

Francia, 1815

El capitán Loïc Eonet reposaba dentro de las murallas de Fort Boyard, la fortaleza mandada a construir por Napoleón para defender las costas de Francia ante un ataque foráneo, esperando la llegada de dos emisarios del emperador, cuando se entera de que el mítico marinero y enemigo del imperio, Lord Cochrane, ha sido capturado junto a algunos de sus hombres. Esta es la última buena noticia que recibirá el capitán durante todo lo que resta de la noche. Uno de sus sargentos morirá de la forma más cruel imaginable, será testigo de la existencia de monstruos sedientos de sangre y tendrá que trabajar junto a Lord Cochrane para poder salvar sus vidas.

Todo esto, es solo la primera parte de la novela. Rápidamente, las cosas escalan y parece que todo va de mal en peor. Eonet verá a su ejército disciplinado convertirse en hombres desesperados, luchando por sobrevivir y mantener su cordura. Los emisiarios resultarán ser investigadores, que no han sido capaces de desentrañar los misterios de Fort Boyard todavía. La estatua en el fuerte pasará de ser una molestia a un objeto que infunde terror.

Giro tras giro, página tras página, la trama se va enredando, cortando, volviendo a pegar, enredándose otra vez. ¿El ingenio y la valentía de Cochrane será suficiente para salvar a Eonet y los hombres del fuerte, donde, además, están prisioneros sus propios compañeros? ¿Pueden los franceses confiar en un inglés con fama de loco, quien dice tener un arma tan terrible que lo echaron del ejército por crearla?

Bueno, es eso o enfrentarse solos a las bestias grotescas que acechan la playa. Todavía les queda suficiente cordura como para elegir al inglés loco. Al menos, él es humano, y solo existen dos bandos en la guerra pronta a explotar en Fort Boyard: los humanos y los otros, los aberrantes seguidores del dios dormido, Cthulhu.

Opinión personal

Es imposible leer Cochrane vs. Cthulhu y no pensar automáticamente en títulos como Orgullo y Prejuicio y Zombies, o películas como Abraham Lincoln: cazador de vampiros. El fenómeno de introducir figuras históricas o clásicos literarios en un nuevo mundo, uno fantástico, ya podría ser considerado un mini género. Si este fuera el caso, la novela de Villarroel ocuparía un lugar de honor.

Cochrane vs. Cthulhu es una lectura liviana y de ritmo rápido, sin pretensiones de ser una obra maestra ni provocarle una crisis existencial al lector (para sorpresa de absolutamente nadie y el gusto de todos). Aunque las descripciones pueden volverse demasiado largas a ratos, esto recuerda a la manera de escribir que tenía H.P. Lovecraft. En su totalidad, las malaventuras de Lord Cochrane contra el Primigenio son un buen homenaje al maestro del terror.

La guinda del pastel es el trabajo de investigación que hay detrás del libro. A ratos, cuesta decir con exactitud qué es historia y qué es ficción, pues la tenacidad de Thomas Cochrane es tal, que lo más raro no es que exista un fanfic gigante en el que se enfrenta a Cthulhu, sino que no existan más novelas sobre él y las hazañas que realizó en la vida real.

Al final del día, Cochrane vs. Cthulhu no es un libro que le recomendaría a todo el mundo, pero que sabe satisfacer a su público objetivo: amantes de las historia freak, lo lovecraftiano y, tal vez, uno que otro marino curioso. Por cierto, el epílogo promete que Lord Cochrane volverá. La «secuela», Lord Cochrane y la hermandad de las catacumbas, salió a la venta el año 2018.