Reseña «Akira»: Una épica distopía al estilo cyberpunk

En el año 1988, el manga escrito por Katsuhiro Otomo, Akira, llegó a la pantalla grande para convertirse en una de las películas de animación más grandes.

Escrito por Felinesio

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Es muy complejo adaptar un manga al mundo de la animación, principalmente porque se suelen recortar demasiadas partes de la historia o se censura. Más difícil es cuando se trata de adaptar a la pantalla grande. Aún así, la adaptación de Akira logró superar con creces todos estos problemas.

Probablemente nos encontremos ante una de las mejores películas de ciencia ficción animadas de todos los tiempos. Y ello se debe en gran parte a que una de las cabezas del proyecto era el mismo escritor del manga. Pero ¿qué tiene de especial la adaptación de Akira?

Esta reseña contiene spoilers sobre la historia de Akira. 

Una trama sobre lo inexplicable 

Primeramente, me gustaría comentar que no he tenido la oportunidad de leer el extenso manga en el que se basa la película. Por ello, mi opinión estará limitada a lo que vi en el largometraje.

Estrenada en el año 1988, «Akira» parte en la ciudad de Neo-Tokyo, año 2019. Kaneda y su banda luchan contra una pandilla rival, hasta que uno de sus mejores amigos, Tetsuo, sufre un accidente cuando choca con un extraño niño. A partir de ahí, Tetsuo comenzará a desarrollar extraños poderes que le llevaran a perder la cabeza y arremeter contra la ciudad.

Una de las principales metas del antagonista será encontrar y enfrentar a «Akira», una especie de eminencia que provocó la tercera guerra mundial años atrás. Aquí es cuando nos topamos con una de las principales particularidades de esta historia, los espers.

Akira y la arrogante raza humana

Estos seres con la capacidad de usar diferentes habilidades telepáticas son los que mueven toda la historia. Aparentemente, todos ellos derivan de quien alguna vez fue Akira, pero realmente jamás nos llegan a explicar, al menos en la película, con claridad de dónde proviene Akira y sus poderes. A fin de cuentas, los seres humanos no somos capaces de comprender de dónde proviene todo, pero aun así tratamos de descubrirlo y apoderarnos de ello. Esto es lo mismo que pasa en la película, dónde constantemente experimentan con los restos de este extravagante ser, para algún día, tener el control sobre esa fuerza desconocida.

Sorpresa, estos intentos, gracias a la incansable arrogancia de los humanos, son los que llevan a que todo se salga de control. Y esa idea de mostrar el cómo es la raza humana persigue lo que no puede comprender, expresado en que jamás nos dicen el origen de todo, me parece un gran acierto.

Tampoco está demás mencionar cómo se desarrolla la amistad entre Kaneda y Tetsuo. Parte desde más bien una enemistad, que se hace más grande a medida que avanza el conflicto. Pero, finalmente, logran entenderse y Kaneda se da cuenta de que Tetsuo siempre le admiró, y solamente no quería ser el que siempre era protegido. Quizá es algo que ya está muy trillado de ver hoy en día, pero no olvidemos que esta es una historia de hace más de 30 años.

Pasando a hablar sobre apartados más técnicos. La estética cyberpunk que encontramos desde el primer minuto es sensacional. La ciudad de Neo-Tokyo brilla en desdén del crimen y una sociedad aún en transición luego de la guerra. No dudo que toda esta ambientación haya sido incluso más sensacional de ver en 1988. Y tampoco tengo dudas de que esta película es un gran referente para el próximo juego de CD Projekt, Cyberpunk 2077.

De todas formas, no todo son alabanzas para la animación. El diseño de personajes siento que está un poco descuidado, especialmente en la pandilla del protagonista. Esto debido a que cuesta un poco diferenciar a los personajes unos de otros, esto sin contar a Kaneda, el cuál destaca por su espectacular motocicleta roja y su traje del mismo color. En oposición a ese detalle, más tarde comenzamos a familiarizarnos con los personajes gracias a sus personalidades, mas no gracias a sus diseños.

 

Hay un pequeño detalle que es el único que puede llegar a desorientar al espectador en la trama. Y es que cuando Kaneda se enfrenta a Tetsuo, él llega con una especie de arma láser la cuál, si no me equivoco, no dan ninguna explicación de dónde ni porqué posee un arma que tiene más poder que todo un ejército. Quizá lo explican con más detalle en el manga, pero ese es un detalle que puede desorientar un poco el foco de la historia de la película.

Sea como sea, el final de la película nos deja con bastantes dudas, pero no por un vacío argumental, sino porque nos lo dejan a interpretación nuestra. ¿Dónde fue todo el poder y energía de Akira, Tetsuo y el resto de los espers? Quizá finalmente ellos lograron controlar su poder y dieron comienzo a un nuevo universo paralelo, ¿quién sabe?

Con ello finaliza una de las mejores y más extravagantes películas animadas de ciencia ficción que se hayan hecho jamás. Probablemente esto no hubiese sido posible si la adaptación no fuese dirigida por el mismo creador del manga, Katsuhiro Otomo. Sin dudas su dirección nos dio una película totalmente imprescindible para el mundo del cine y la animación.