Laura Gallego es una prolífica autora española de literatura fantástica orientada al público juvenil. En más de 20 años de carrera ha publicado cerca de 30 novelas, destacando las trilogías Memorias de Idhún y Guardianes de la Ciudadela. El libro que se reseñará en esta nota, El Libro de los Portales, es una historia autoconclusiva publicada originalmente en 2013 y republicada este año, ambas veces por Minotauro, del Grupo Planeta.
Quienes lean mis reseñas de literatura sabrán que trato de ser blando (a menos que leyeran la de Splatterpunk, ahí me fui de mambo). Siento que dado el esfuerzo que trae detrás escribir y luego exponer al mundo una historia, si bien hay que ser exigente, es mejor pecar de positivo que de negativo al reseñarla. Por eso, quiero dejar extremadamente claro esto: amé este libro, y todas las cosas positivas que comente de él no las digo de forma forzada. Sin más, pasemos a la reseña.
Logo que Laura Gallego usa en sus redes sociales. Tiene buen gusto.Trama
Hace cientos de años, en la nación de Darusia, nació el arte (o ciencia) de los Portales. Usando una pintura desarrollada con un mineral especial, y conociendo las coordenadas correctas, se pueden conectar dos puntos del espacio, sin importar que tan lejos estén. Los Maeses de la Academia de Portales, llamados «granates» por el pueblo por el color de sus vestimentas y de la pintura que utilizan, estudian por años para ganar el derecho de pintar portales. Su actividad está estrictamente controlada por la Academia, y quienes infringen las reglas son severamente castigados para evitar futuros transgresores.
La historia se centra en varios personajes, pero el principal es Tabit, un estudiante al cual se le encarga como proyecto de titulación dibujar un portal para Yunek, un pobre labriego que ha ahorrado por años para poder pagar el costo del mismo. Su idea es que, con el portal, su hermana pueda tener acceso a una mejor educación, y a una mejor vida.
Al mismo tiempo, Tesh, un minero de una de las minas que la Academia utiliza para extraer el mineral necesario para sus pinturas, descubre una veta extraña de este. A diferencia del normal, este es de color azul, no rojo.
La investigación de esta nueva coloración de la piedra se le asigna a Maeste Belban, el ídolo de Tabit, quien solicita un estudiante para que lo ayude como Asistente. Pero para su desilusión, y pese a sus esfuerzos y logros académicos, no es el elegido para la posición. Para peor, ese mismo día le notifican que su proyecto final ha sido cancelado.
La cancelación de portales ya aprobados, los usos del mineral azul e incluso el borrado de portales por un criminal legendario llamado «El Invisible», todo comienza a unirse en un único misterio, el cual Tabit tendrá que investigar con reluctancia, con la ayuda de nuevos amigos de diversos orígenes.
Personajes
Además de Tabit, la historia se narra desde el punto de vista de otros cuatro personajes, todos ellos diferentes, con diversos trasfondos y personalidades. Está Tash, el minero, presionado por su padre para ser algo que no es, y que tiene que aprender a aceptar que nunca podrá serlo. Yunek, el pobre granjero que quiere una vida mejor para su familia. Rodak, un Guardian de portales que habla poco pero entiende mucho. Y Caliandra, hija de una familia acomodada y compañera de Tabit en la academia.
Cada uno de estos personajes muestra, en mayor o menor medida, diferentes aspectos del mundo en que viven, y evidencian las dificultades o carencias de cada una. Además, todos tienen diferentes dinámicas entre ellos, lo que resulta en una buena variedad de interacciones. En realidad, todos los puntos de vista son interesantes, lo que hace que el libro mantenga un buen ritmo sin puntos bajos.
De las relaciones mostradas, la que más me interesó fue la de Rodak y Tash, que tomó un rumbo que no esperaba, y me hubiera gustado que se desarrollara más. La interacción entre Yunek y Tabit también es destacable. Aunque tensa, tiene un trasfondo de comentario social que no se ve con frecuencia.
Mundo y sistema de magia
Uno de los puntos más atractivos de El Libro de los Portales es lo definido de la ambientación. El mundo de esta historia es comparable al del temprano Renacimiento europeo, con tecnologías que mejoran las condiciones de vida del pueblo, aunque el poder económico y científico sigue en manos de unos pocos afortunados.
Es lo que se llama una ambientación de Baja Fantasía, es decir, una en la que los elementos fantásticos son reducidos a un mínimo, privilegiando el realismo. En este caso, el mundo de Darusia sería indistinguible de cualquier país europeo de la misma época, excepto por la existencia de los portales. Y eso es todo lo que hace falta para cambiarlo todo.
La existencia de los portales, de la habilidad para mover personas y objetos de un punto al otro ignorando la distancia, cambia todo. La economía es diferente, gracias a la facilidad de mover mercadería. La geografía es diferente, con grandes núcleos urbanos y amplias partes deshabitadas o con carencias dada su lejanía a portales. La guerra es diferente, ya que poder movilizar tropas de un extremo al otro del país de forma instantánea garantiza la seguridad de las fronteras. La política, tanto interna como externa, es diferente, ya que el monopolio del conocimiento del uso de portales garantiza que el poder quede en manos de la Academia.
La habilidad de teletransporte otorgada por los portales modifica toda la sociedad, y eso es parte del encanto del libro. Es una habilidad que en otras ambientaciones de fantasía es casi un cliché y se da por garantizada, mientras que Laura Gallego lo aborda de forma realista y desarrolla cada una de sus consecuencias lógicamente.
La Academia de Portales es interesante en sí misma, y puedo imaginar cada una de las materias que se mencionan a lo largo de la historia como una arista de la ciencia de ese mundo. Geografía de Portales. Restauración. Lenguaje Simbólico. Mineralogía. Todo perfectamente lógico y ordenado, desde los materiales usados hasta la necesidad de marcar las coordenadas de los portales. Esto es lo que se llama un Sistema de Magia Dura, en el que las reglas de la magia están perfectamente descritas y siguen un orden lógico, casi científico. Uno de los mayores exponentes de este tipo de sistema es Brandon Sanderson, quien también acuñó el termino.
Opinión final
Ya dije al inicio que amé este libro, y espero haber transmitido por qué a lo largo de la nota. Admito que gran parte se debe a que resuena mucho con mis gustos personales. Baja fantasía, sistema de magia duro y un personaje principal socialmente inepto pero académicamente entusiasta. I´M IN.
Pero más allá de eso, la calidad del libro es indudablemente alta. El mundo es interesante y realista, y los personajes están bien definidos y son entretenidos de leer, tanto solos como en relación entre sí.
Hay una única cosa que sentí forzada en el libro, y fue la relación romántica entre dos de los protagonistas. Es un pecado muy común, lamentablemente. No todas las historias necesitan terminar con dos personajes en una relación, pero es un cliché demasiado extendido para evitarlo a estas alturas.
Hacia el final del libro este tiene un giro hacia la ciencia ficción un poco extraño, pero no lo descarto. Las fronteras entre uno y otro género se han borrado con frecuencia en los últimos años, potenciándose entre sí. Quizás sea hora de abandonar la noción de que no pueden mezclarse.
Anteriormente reseñé Las Hijas de Tara, también de Laura Gallego, y se nota mucho el crecimiento que tuvo entre uno y otro libro. Las Hijas de Tara no es malo, pero se nota que la historia le fue entregada, y aunque logró presentar todos sus elementos de forma interesante, los clichés eran evidentes. El Libro de los Portales, por el contrario, toma un cliché y lo desarrolla al máximo, explotando todo su potencial.
Recomiendo con todo mi ser este libro, y lo único malo de haberlo leído es que ahora tengo otro autor al cual seguir y leer. Espero que mi billetera lo soporte.