Proyecto Sinvir: la cura y la enfermedad

Escrito por Sofía Ramos y publicado por Áurea Ediciones, Proyecto Sinvir nos muestra la lucha de una científica para curar a la humanidad

Escrito por Ktlean

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Debido a los acontecimientos del ajetreado año 2020, es normal que alguien se tense al escuchar palabras como «pandemia» o «virus». Es comprensible, claro. Todo está muy presente y cercano; lo más probable es que lo esté por un buen tiempo. Uno de los efectos de esto es el reflejo que ha tenido, y tendrá, todo lo sucedido en el arte, cual sea su formato.

Eso sí, el tema de las pandemias mundiales no es algo reciente en la ficción (tal como no son recientes ni nuevas las pandemias y enfermedades de contagios masivos en la historia de la humanidad). Ya sea desde un punto de vista más fantasioso (los virus que convierten a la gente en zombie) o con una base más científica; el cine y la literatura han sido pródigos en este tipo de relatos.

Teniendo en cuenta todo lo sucedido en el último año, no es descabellado anticipar la ola de películas, series, novelas y cómics que tratarán (y ya están tratando) este tema, con mayor o menor cercanía con la realidad.

En el catálogo de Áurea Ediciones tampoco es algo nuevo. A poco de desatarse la crisis mundial, publicaron Bis, de Roberto Sanhueza, que usaba el COVID-19 y sus sucesivas mutaciones como punto de partida para la trama. Otros libros de la editorial han hecho alusiones más pasajeras, pero es obvio que remiten a la presente situación.

A medio camino entre ambos encontramos Proyecto Sinvir, de la autora Sofía Ramos Wong. La historia, protagonizada por una científica que hace todo lo que está en su mano para detener los estragos causados por una enfermedad, es más que nunca contingente.

Disponible en el sitio web de Áurea Ediciones

La historia

Ginevra Calvados es una eminente científica empleada por el laboratorio farmacéutico Memphis-Organia-Salux, el más importante a nivel mundial. Su labor es ayudar a que sus empleadores sigan ganando dinero a partir de la salud de las personas, a partir de la creación de vacunas y medicamentos que sean capaces de curar o paliar los efectos de las enfermedades que ellos mismos crean.

La mayor muestra de esto último es el Virus SIAH, núcleo del proyecto SIMBVIRH. La enfermedad, creada por el científico Leonardo Greivyard (apellido interesante, sin duda), fue la solución para un desastre global que resultó de una Tercera Guerra Mundial; los sucesivos conflictos que se resolvían con armas biológicas y la paulatina, pero inevitable, involución humana.

Tal como se describe en las primeras páginas de la novela, esta involución se debió principalmente al uso indiscriminado de medicamentos, que hicieron al ser humano cada vez menos resistente a los virus y bacterias. La solución, al igual que el problema, vino de las farmacéuticas. El «remedio», además, derivaría de lo más impensado: el VIH, o SIDA. Alterando la genética humana para que dicha enfermedad pasara a ser aliado y no un enemigo, se logró encontrar una salida a la grave crisis de salud.

Ilustración de portada por Diego Frías

Pero esta salida no sería eterna. Más bien significaba un reloj en contra para todos. De esto se da cuenta la protagonista, Ginevra. Solo que lo que ella afirma no es lo que los inversores de la empresa para la que trabaja quieren escuchar.

Esto, sin embargo, no la detiene. Contra viento y marea, sabiéndose vigilada y posiblemente traicionada por sus cercanos, encuentra la forma de demostrar que tiene razón. No solo eso, sino que trabaja sin descanso para encontrar una verdadera solución, la forma para que el humano no tenga que depender más de una enfermedad, sino de su propio sistema inmunológico.

Desea lograrlo por la humanidad, por su reputación como científica, pero, sobre todo, por el hijo (o los hijos) que está por traer al mundo.

Las fortalezas

Si algo puede destacarse de Proyecto Sinvir es la cantidad de datos duros contenidos entre sus páginas. Más allá de que sea ciencia ficción, lo que hacen Ginevra Calvados y los otros científicos en la novela se siente real. Tanto los conceptos como los procedimientos, demuestran una considerable documentación. Es uno de los puntos fuertes de la historia.

El otro es la crítica (para nada velada) a la industria farmacéutica. No le quita relevancia ni demoniza su actuar; por algo la protagonista personifica la lucha desde la ciencia por impedir más muertes y darle un mejor futuro a la humanidad. Pero queda muy claro que la situación funciona casi como un círculo vicioso: nos venden los medicamentos para curarnos de las enfermedades que ellos mismos crean.

Porque una cosa es la labor de los científicos y otra son las garras de los capitalistas que solo quieren ganar dinero, aunque eso implica miles o incluso millones de muertes. Eso la novela lo deja muy claro.

Las posibles reflexiones en torno a esto, como también en torno a la ética dentro de los laboratorios, daría para un artículo propio. Queda a juicio de cada lector decidir si, en casos así, qué es mejor, si el remedio o la enfermedad.

Opinión personal

A medida que avanzaba en esta lectura no podía evitar pensar que muchas cosas sucedían demasiado rápido. Dicha sensación me acompañaba sobre todo en los momentos en que entraba en en escena algún personaje nuevo. Por la forma en que la novela los introduce (a veces a más de uno al mismo tiempo) parecen personajes que uno ya debería conocer. Pero al ser una novela unitaria, esto no debería ser así.

En general, eso no me permitió conectar del todo con la novela. A mi juicio, lo mejor respecto a Proyecto Sinvir es que permite conocer, a grandes rasgos, lo estresante y oscuro que puede llegar a ser el trabajo de personas que se dejan el cuerpo y la mente en busca de una vacuna para detener una enfermedad que puede causar estragos en la población mundial.

Si eso se extrapola a la situación vivida por todos en los últimos meses, adquiere un plus que puede llegar a hacerla más interesante.