3 de octubre del año 2002 y Japón vio por primera vez la adaptación de uno de los mangas que más llamaba la atención para ese entonces. Se trata de la historia de uno de los ninjas más conocidos en la cultura geek, la cual supo desmarcarse del resto a pesar de sus similitudes con obras del mismo género, como Dragon Ball Z. Pero eso no es todo, en su camino de encontrar su propia identidad, tanto el manga como la serie, se convirtieron en una de las mejores historias niponas de todos los tiempos.
A pesar de sus claras falencias, Masashi Kishimoto creó una historia que fue madurando con el tiempo y logró opacar sus deficiencias. Pero queda preguntarse, ¿qué es lo que hace que Naruto sea una de las mejores series de anime de la historia?
Los personajes secundarios y antagonistas son más importantes que nunca
Probablemente todos tengan alguna noción de la historia del joven ninja: Huérfano y odiado por su aldea debido al demonio de las 9 colas que habita en su interior (sí, muy melodramático todo). De esta forma, Naruto Uzumaki luchará por salir adelante y demostrarle a todos que es más que lo que piensan de él.
Curiosamente, la historia se encarga de recalcar la soledad del protagonista durante sus dos partes, pues recordemos que el anime se divide en «Naruto» y «Naruto Shippuden» (cuando en el manga siempre es «Naruto»). Pero realmente esta soledad casi no se ve en el «presente», pues desde el capítulo dos ya vemos a un Naruto más sociable y con gente que le rodea, por lo que sus momentos más tristes son los de flashbacks.
Con ello, la historia del joven Uzumaki a veces no es tan fuerte como para cargar con el peso de «uno de los mejores animes», entonces, ¿en qué reside una de las grandezas de la serie? En sus personajes secundarios.
Seamos francos, el joven Naruto es un buen personaje, pero Masashi Kishimoto construyó otros que muchas veces dejan de lado a nuestro protagonista: Kakashi, Shikamaru, Pain, Itachi, etc. Y es de aplaudir que las vidas de secundarios tengan la misma o más importancia que la del protagonista, son realmente muy pocos personajes que no tengan personalidades o relatos interesantes. Ante esto, aparecen los antagonistas, y permítanme sacarme el sombrero ante los que son, probablemente, el mejor conjunto o agrupación de enemigos del anime (y quizá superan al de muchas películas, cómics y series también).
La serie propone algunos «malos» interesantes y , como dije anteriormente, sus secundarios se llevan el protagonismo casi siempre. Pero no es hasta su segunda parte que los antagonistas se roban el espectáculo. Y es que el grupo de «Akatsuki» llama la atención de sobremanera, con enemigos que tenían historias muy bien construidas, con personalidades y pasados tan humanos que no los podíamos odiar, incluso no queríamos que fuesen derrotados a veces.
Cuando el anime supera al manga
De por sí, el manga era muy bueno, y la serie lo superó generando muchos elementos únicos. Ahora bien, nadie puede negar que la adaptación animada tenía muchas cosas molestas: el excesivo uso de los flashbacks (más que el manga), el dibujo que a ratos flaqueaba y, sobre todo, el inexplicable exceso inaudito de relleno. El relleno es tal, que ambas partes en conjunto, tienen más de 200 EPISODIOS DE RELLENO (sí, leyeron bien, más de 200).
Afortunadamente la dirección de la serie y su forma de adaptar la obra original son tan magistrales que se nos olvidan los errores que posee, y dentro de las muchas virtudes, destacan las excelentes batallas y una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos. Porque seamos francos, Naruto no es que tenga unos 3 o 6 temas buenos, es que prácticamente el 95% de sus temas son espectaculares. La música complementa y enriquece la historia de una forma incomparable frente a cualquier anime.
Tampoco podemos dejar de lado sus openings y endings, donde la gran mayoría son recordados por su increíble calidad y emoción encontrada en cada uno de ellos.
Esto último es muy importante, pues habla muy bien de que cómo adaptación está espectacularmente bien hecha. El resto ya depende meramente de la pluma y el ingenio del autor del manga para seguir guiando la trama por el buen camino.
Desde la inocencia y la maduración, hasta una leve decadencia
Quizá el mayor problema de sus últimas historias es que esas diferencias que supo crear frente a otros gigantes, cada vez se notaban menos. Especialmente en los combates, los cuales antaño se resolvían con ingenio y estrategias increíbles que nos volaban la cabeza, verdaderas batallas ninja. Luego, en sus últimos compases, todo se fue pareciendo mucho más a Dragon Ball Z, con un Naruto Uzumaki que había progresado tanto que ya no era un simple ninja, era prácticamente un Dios.
Con todo ello, las decisiones del escritor parecían mucho más burdas que antes: muertes menos emotivas, giros de trama no tan sorprendentes y exceso de explosiones desorbitadas. Y, quizá, lo que peor sabor de boca deja su último arco es su villana final, Kaguya, la cual de no haber aparecido, podríamos decir que su última saga está al nivel de las mejores.
Para la suerte de muchos fans, el duelo que pone fin a la rivalidad de Sasuke y Naruto está muy bien ejecutado, por lo que nos deja con buenos sentimientos a pesar de los errores pasados.
Aún así y con todo, Naruto supo ganarse un lugar muy importante dentro de los mejores animes a pesar de todas sus falencias. La historia del joven ninja de la aldea de Konoha que se transformaría en leyenda fue importantísima y tuvo una gran repercusión en el mundo de la animación japonesa. Es por ello y mucho más que merece ser llamada una de las mejores series de la historia del anime.
