Los Fantasmas de Scrooge: Un Clásico Navideño Animado a lo Grande

La película animada, dirigida por Robert Zemeckis; Los Fantasmas de Scrooge, trae nuevamente a la pantalla grande al viejo Ebenezer Scrooge

Escrito por Nathy V. Contreras

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Como es bien sabido, las tradiciones de Navidad no solo se limitan al armado de arbolito, las juntas familiares y el pan de pascua. Acompañando de fondo las luces multicolores, siempre están presentes en el hogar las películas Navideñas, esas de las que podemos recitar incluso hasta los diálogos de memoria.

Un cuento de Navidad (A Christmas Carol en su idioma original) escrito por Charles Dickens es uno de estos clásicos que muta con cada año que pasa. Una adaptación recreada infinidad de veces, pero que no cansa.  

En esta nota vamos a tomar una de esas adaptaciones estrenada el 2009, estamos hablando de: Los Fantasmas de Scrooge, como fue renombrada en hispano américa. Una película animada. Escrita y dirigida por Robert Zemeckis, que trae nuevamente a la pantalla grande al viejo y amargado Ebenezer Scrooge, quien necesita urgentemente la visita de tres fantasmas para salvarse de una terrible condena en el otro mundo.

 La Noche antes de Navidad

Nos desplazamos rápidamente en el Londres de 1843 por sus calles, pasillos y sobre los tejados, fisgoneando las ventanas, pasando entremedio de los mercaderes de castañas y coronas navideñas de la ciudad. El recurso de la animación se traslada sin problemas por los lugares más recónditos o las puntas más empinadas de las iglesias sin el menor esfuerzo, cosa que el film nos deja en claro durante todo el metraje.

Utilizando el método de captura de movimiento, en Los Fantasmas de Scrooge se aprovecha el potencial de la animación para contar la historia del viejo Ebenezer Scrooge (Interpretado por Jim Carrey) un prestamista con corazón de hielo. Quien recibe la espectral visita y advertencia de su antiguo socio Jacob Marley, fallecido hace siete años atrás. Ofreciéndole una oportunidad para cambiar su destino al ser visitado por tres fantasmas la noche antes de Navidad.

Las primeras escenas nos dejan dos cosas bien claras. La primera: el tipo de persona que es nuestro huraño protagonista y la segunda: Citando a John Hammond de Jurassic Park es que: ¡no repararon en gastos!, en lo que a animación se refiere. Ya que, si las escenas podían ser estimulantes, los son aún más bajo el conocido canon de acción hollywoodense y su obvia intención de ser vista en 3D.

La propuesta de esta adaptación si bien visualmente es avasalladora, es bastante más oscura de la que estábamos acostumbrados en otras interpretaciones animadas. Nos recuerda claramente que, si bien la historia es Navideña, son fantasmas los que nos visitan y más de un sobresalto nos llevamos durante la película, por ejemplo en la clásica escena de la aldaba que se transforma en la cara de su fallecido socio Jacob o en el inquietante final de uno de los Espíritus.

La persecución del más aterrador de los tres Espíritus es algo que se sale de la obra clásica, pero que aprovecha de utilizar, bambolear y llevar al límite el recurso animado, quizás incluso por demasiado tiempo. A esas alturas ya sentimos pena por las desventuras que Scrooge tiene que pasar para que su corazón cambie. Si esa era la intención, funciona.

Pero es eso mismo lo importante, en este y otros formatos de Un Cuento de Navidad. Sentimos empatía finalmente por este hombre que en principio encontramos frio, inflexible y sin corazón. Lo acompañamos a su pasado para entenderlo un poco más, a ese presente que desconoce por alejarse del mundo a su alrededor y a un futuro sombrío si no cambia su comportamiento actual.

Opinión personal

Los Fanstasmas de Scrooge mantienen mucho del original, pero lo expresan a lo gringo con bombos y platillos. Aun así, creo que se guardó mucho respeto por la obra. Curiosamente las caras de los personajes cuando más extrañas se ven es cuando sonríen o carcajean, pero fuera de eso es muy prolijo el trabajo que hay por detrás.

Nos recordaron que la historia trae fantasmas y por tanto nos asustan varias veces. En otras adaptaciones nos tienen menos acostumbrados. La oscuridad se palpa y eso ayuda a generar empatía incluso más rápido con el viejo Ebenezer.

Mi primer acercamiento a este clásico fue un tebeo llamado Canción de Navidad, ilustrado por Chiqui de la Fuente.  Desde ahí que si encuentro una adaptación dando vueltas tiene que quedarse ahí: contemporánea, antigua, incluso con Muppets.

Lo que hace tan atractiva la historia ha de ser el contraste: que sea una historia de Navidad, pero con fantasmas. El protagonista no es joven, bueno o desprotegido, sino todo lo contrario. Nos cae mal Scrooge en principio y no es solo él a quien se le vuelcan sus sentimientos al final, a nosotros como espectadores también. Del deseo que el viejo sea atormentado o pague por su frialdad, acabamos la historia esperando que tenga éxito en su cambio de corazón y se le otorgue la oportunidad de abrirse al mundo a pesar de sus años. Tenemos la esperanza de la redención.

Quizás algo ingenuo, pero creo que guardado secretamente en los deseos de varias personas. Si no, ¿por qué seguirían siendo efectivos los refritos de la misma historia con cada año que pasa desde su creación?