Voces subterráneas inundan tu cabeza al compás de una canción punk. Tus ganas de leer historias crudas, interesantes, poderosas y sobre todo, dignas de darle mil y un vueltas, se encuentran aquí, no busques más.
Probablemente, a todos nos gustan los cuentos, el motivo es simple, una buena historia que se narra rápidamente y con un ritmo vertiginoso, nos agrada tanto como un buen tema en la radio.
Este libro que, en realidad parece un vinilo con narraciones variopintas, es casi imposible clasificar en un solo género. Esto porque en sus 13 historias abarca; la ciencia ficción, el romance, el terror, el gore, entre otras formas narrativas.
Tocadas tocatasLa parte técnica del viaje
Editado por Santiago Ander – Editorial y perteneciente a la Colección del mural en 2019, Voces Subterráneas es un libro que apunta mayormente a un público joven (los viejos aquí también tenemos tela que cortar, por si acaso) y al lector que disfruta no solo con cuentos, sino también, a aquel que vive la música punk rock, en todas sus versiones.
Es que no hay dudas, el libro puede ser uno de los mejores regalos que se puedan hacer a ese hermano o hermana joven que busca su sitio en la música y aún no lo halla. El motivo es simple, este libro también funciona como un catálogo de artistas que exige al lector que busque y se sumerja en el mundo llamado “under”.
Consideremos lo siguiente, Voces subterráneas reúne en sus filas a músicos y escritores de múltiples géneros musicales, la lista es la siguiente:
Sr. Flavio de Los Fabulosos Cadillacs (Argentina) // Pogo de Los Peores de Chile (Chile) // Martín Roldán Ruiz (Perú) // Julián Hernández de Siniestro Total (España) // Naty Lane de Adelaida (Chile) // Valentina Artaud de Monocromática (Uruguay) // Daniel Hidalgo (Chile) // Ernesto Carlín (Perú) // Jacqui Casais de Querida Daria (Argentina) // Marcelo Aray de La Mosca Travesti (Chile) // Martín Servelli (Argentina) // Daniel Flores de Satélite Kingston (Argentina) y Andrés Valenzuela (Chile).
Pogo, de Chile al mundoUnos relatos… de la cabeza
Tal y como se adelantaba, este grupo de cuentos son diversos, tanto en extensión como en los contenidos que ofrecen; sociedades distópicas, feminismo, relaciones familiares, relaciones de pareja, fenómenos paranormales, entre otros, llenan las 126 páginas que lo componen.
La construcción de los cuentos es bastante interesante, los temas más abordados son la injusticia, el terror que significa la sumisión ante poderes incontrarrestables, el miedo que se siente al perder todo, la locura y obviamente, la muerte.
Orwell, sello de calidadLa pequeña crítica
No se puede decir que todos los cuentos tengan el mismo peso creativo y su plasmación sea exquisitamente detallada, hay unos que están maravillosamente hechos, con escenarios y personajes disfrutables y vivibles.
Por otra parte, hay algunas historias que pueden parecer desprolijas, poco desarrolladas, pero en sí, no quita que el libro siga esa línea punk que pregona. Claro, hay quienes pueden alegar contra el cómo evolucionó una historia y cómo el personaje no hizo lo que un héroe tradicional debería hacer. La pregunta que cabe hacerse es:
¿Acaso GG. Allin era un esteta?
Probablemente, los únicos que no puedan disfrutar con un libro como este son aquellos a quienes no les guste la movida under y punk. No se trata de discriminar, pero la gracia de estos cuentos es que son disfrutables, siempre y cuando, el lector se sumerja en el escrito, dejando sus limitaciones y lineamientos estéticos, e inclusive, lingüísticos, a un lado.
Se armó la jodaComentario final
Se destaca, sin temor a equivocaciones, que el libro diera un espacio gigante a quienes hemos visto mayormente como creadores musicales y no literarios.
Este grupo de cuentos es una oportunidad de ir más allá de la movida musical en la que estos autores y autoras se han hecho conocidos y gracias a esto, conocer a los escritores y sus pensamientos, que pueden ser perturbadores, pero sin dudas, muy interesantes y honestos.
En definitiva, Voces subterráneas se trata de un libro sencillo, pero de gran corazón y con historias que patean cráneos para dejarnos pensando y analizando nuestro mundo y su destino por un buen rato… ¿Es que no es eso el punk?
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Nos gusta lo crudo